Historias de Guerra

663 77 23
                                    


Amelia lo observó incrédula ante sus duras palabras ¿Un mercenario? Los caballeros negros habían sido mercenarios, pero por un propósito, independientemente si éste fuera noble o no; pero lo que Silver estaba diciendo, era que Sonic había sido un asesino por interés propio, o pero aún, por diversión.

–¿Mercenario?– repitió casi inaudible.

–¿Realmente quiere que continúe?– preguntó Silver con una mirada fría.

–Sí– respondió Amelia con cierta inseguridad –Quiero saber.

–De ser así, debe de hacerme una promesa.

–¿Una promesa?

–No lo tratará diferente por lo que le contaré– pidió Silver deteniendo su marcha –Debe prometerlo– dijo casi en orden –Él le ha tomado mucho aprecio, y no pienso ser la manzana de la discordia en la relación que ustedes han creado.

–Bien– respondió Amelia para asentir con la cabeza –Lo prometo.

–Bien...– dijo en un suspiro para continuar su marcha. –Yo yacía en mi villa, había trabajado muy duro para convertirme en un caballero de su majestad, sin embargo, jamás logre el título por la guerra que llegó al reino– empezó –Después de haber asesinado a la familia real y a gran parte de los caballeros del castillo, la anarquía y el caos reinó en lo que alguna vez fue una de las villas más armoniosas y pacificas jamás vista– recordó con pesar –Al salir a las calles uno podía encontrarse con gente que gritaba y corría de un lado a otro mientras hombres en caballos y espadas cortaban a quien se atravesará en su camino. El palacio empezó a ser saqueado por los ladrones y bandoleros, llevándose los tesoros reales de siglos de antigüedad. No podía permitirlo– recordó con tristeza –Ahí fue cuando lo conocí– indicó para voltearla a ver –Yo estaba peleando con uno de los ladrones con mi espada, lo cual fue fácil, pues no estaban a mi nivel; quería proteger la corona del príncipe que ahora yacía muerto, pensé que al menos debería de haber un legado de la gran familia que alguna vez hubo.

–¿El príncipe era muy cercano a ti?

–Gracias a él había logrado entrar al castillo para poder aprender lo necesario y así convertirme en su caballero.

–Claro, entiendo tu fidelidad hacia él– expresó Amelia con una sonrisa, la cual él le devolvió con tristeza.

–Quería llevarme la corona y guardarla en un lugar seguro, lejos de ellos– explicó –Y cuando pude acercarme a ésta una espada fue insertada en medio de la misma evitándome moverla. Enfrente de mi yacía un erizo con unos tan fríos que para ser sincero me dio escalofríos... Era Sonic– aclaró – No me dejaría salirme con la mía y yo no permitiría que se llevará el último tesoro de la familia real; así empezamos a combatir, pero a diferencia de los otros que había vencido antes, Sonic era demasiado diestro con la espada, era... algo impresionante; tan bueno como un caballero y a la vez tan astuto como un ladrón de buena paga– recordó –Fui derrotado al poco tiempo, y su espada apunto justo a mi cuello. Aún recuerdo sus palabras frías, las que pensé serían las últimas que escucharía.

–¿Qué fue lo que te dijo?– preguntó Amelia curiosa.

–Él dijo: "Eres tan patético por intentar salvaguardar algo que únicamente te ha maldecido. Todos en la realeza deberían de morir de la manera en que lo hicieron."– citó.

–Eso...– interrumpió Amelia –Eso es horrible ¿Cómo pudo decir algo como eso?

–Sonic jamás ha sentido agrado por aquellos de sangre real, como se habrá dado cuenta desde que venimos.

A Cursed RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora