Camino Hacia el Altar

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Lo observó con incredulidad ¿Libertad? ¿Del príncipe? Ese sin duda había sido un sueño tan anhelado por él desde el primer día que se le llamó al castillo; pero sabía que se quedaría en eso, en un sueño.

–Tú no lo entiendes– musitó el zorrito.

–Eso es seguro– respondió Sonic con una sonrisa –Hay muchas preguntas que tengo respecto a él, y sé que el único que puede contestármelas eres tú.

–Si esperas que yo hable sobre...

–¿Esto es lo que quieres para ti?– interrumpió el erizo azul –¿Estar a su sombra hasta que algo te mate? ¿Este es tu concepto de felicidad?

–¡Tú no sabes nada de mí!– exclamó molesto.

–Sé que tuviste el coraje de enfrentarte a un asesino cruel sin temor a perder tu vida y que desobedeciste a tu príncipe apropósito– sonrió complacido –Eso significa que como yo, tú también puedes cambiar– dijo con gentileza para estirar su mano hacia el zorro que yacía sentado sobre la nieve –¿Qué me dices?

Tails vio aquellos ojos serenos y tranquilos, sin duda alguna él ya no era el mercenario que una vez acechó su aldea, pero él en cambio se había vuelto uno.

–No merezco el perdón de nadie– musitó el zorro –He hecho mucho daño...

–Ya veo porque intentaste quitarte la vida, si yo hubiera pensado lo mismo que tú hace mucho tiempo atrás que hubiera muerto– dijo Sonic divertido –Pero si algo me enseñó la vida es que todos tenemos segundas oportunidades, incluso alguien como tú– sonrió confiado.

Tails vio de nuevo aquella mano extendida para ver una vez más a los ojos de aquel erizo y de nuevo las palabras de aquella equidna vinieron a su mente: "... debes de perdonar al que inició todo". Eso era lo que el espíritu de la luz le había dicho el día que fue a verla al templo por una guía. ¿A eso se refería?, ¿Perdonarlo a él? Tails dio un suspiro casi imperceptible y con una mano temblorosa acercó lentamente a la que el erizo le ofrecía, y así, verlo una vez más, quien le sonrió amenamente. Tomó la mano de quien con esa misma le había quitado a su único pariente con vida y así éste, le ayudó a ponerse en pie y por primera vez en su vida sentía que había hecho algo bien desde que había conocido a Scourge.

–Hay algo que debo de decirte– susurró el zorro con un dejo de culpabilidad en su voz.

–¿Uh? ¿Qué?

–El Príncipe Scourge no es lo que parece– murmuró a penas audible.

–Eso ya lo sé– apoyó –No sé cómo hizo para llamar a esa niña del demonio, pero...

–Yo sí– respondió cabizbaja.

–¿Cómo?– inquirió Sonic arqueando una ceja.

–Sonic... él es el nuevo gran hechicero y Percival está en gran peligro al igual que Amelia.

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Caminó por los estrechos pasadizos siguiendo a la equidna quien mantenía en su mano una pequeña vela para iluminar los pasillos, pero parecía dirigirse a algún lugar en vez de recorrerlos como él esperaba que pasaría.

–¿Tú sabes dónde está ella?– preguntó con intriga el erizo plateado.

–No– negó sutilmente con la cabeza –Sólo sigo mis instintos, algo me guía y ahí voy.

–¿El espíritu de la luz te dice a dónde ir?

–Es posible, pero al igual que la Princesa Amelia, ahora se me dificulta poder escucharla correctamente.

A Cursed RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora