Caminó con lentitud por el corredor, como si fuese directo a una ejecución. Arrastraba sus pasos al igual que su vestido, y su corazón latía a mil por hora; la ansiedad provocada le generaba deseos de vomitar, mientras su cuerpo caminaba casi como un muerto viviente y su cabeza le gritaba que debía de regresar. Amelia paró al ver la luz que entraba de los vitrales de aquel vestíbulo iluminando el lúgubre pasillo del cual ella venía, y por primera vez realmente no quería ver la luz. Amelia fijó su vista ante aquel anillo de compromiso que yacía en su mano izquierda y suspiró con pesadez.
–Debo de decirle...– musitó para sí misma.
Amelia caminó nuevamente para distinguir con rapidez al príncipe, quien yacía al pie de las escaleras y de nuevo el miedo la recorrió, hasta que una voz familiar desapareció aquel sentimiento al resonar por el salón –Está listo– escuchó decir a Sonic de mala gana. Sus ojos parecieron iluminarse al verlo terminar de apilar unas telas en el vestíbulo y una pequeña sonrisa se formó tan rápido que no se percató de su existencia. Su cuerpo que antes caminaba forzado corrió a su encuentro y bajó con rapidez aquellas gradas de piedra. Los tacones parecieron alertar al erizo verde, quien la volteó a ver con desdén.
–Te llame hace más de cinco minutos ¿dónde estabas?– preguntó Scourge con una expresión lúgubre y una mirada intensa.
–¿Eh?– exclamó Amelia para voltearlo a ver, casi había olvidado porque es que había ido ahí –Como tu solicitaste, terminaba de arreglarme– respondió para desviar la mirada; después de todo la había dejado sola para que ella ocultara el hematoma en su mentón.
–También solicite que fuese rápido– respondió molesto.
–Eso...
–Me iré ahora– interrumpió Sonic. Amelia prestó su atención al erizo azul, quien no se dignó a dirigirle la mirada si quiera –Dejaré a la feliz pareja a solas– habló Sonic sarcástico para dar media vuelta –Dile a tu mozo que me busque en los jardines si requiere de alguna otra cosa– habló para empezar a caminar.
–¡No te vayas!– exclamó la princesa.
Las palabras brotaron de su boca sin poderlo evitar. Sonic la vio de reojo con una expresión clara de asombro ante su petición, pues sin duda no había sonado como una orden, más bien como una suplica desesperada. Amelia sintió la mirada fulminante de su prometido y se aterró de siquiera voltearlo a ver. Necesitaba decírselo, necesitaba decirle que el compromiso se anulaba antes de Sonic se fuera, o él volvería a lastimarla.
–Lo siento– musitó la eriza para con una mano temblorosa tocar aquel anillo de diamante que parecía aprisionarla como cadenas en un calabozo –Pero yo...
–¡Su alteza!– escuchó un gritó interrumpiendo. Los tres erizos voltearon a ver al pasillo de donde había provenido aquel sonido para ver a Lancelot correr hacia ellos junto con Cream, quien tomaba de su mano y a penas si podía seguirle el paso –¡Faker, saca a la princesa de aquí ahora!– ordenó.
–¿Uh?– exclamó confundido por la orden tan poco usual –¿Pero de qué rayos estás hablando?– preguntó Sonic extrañado para ver algo perseguir al caballero negro.
El castillo empezó a estremecerse y de pronto la temperatura descendió drásticamente; un gruñir cual animal hambriento resonó por el vestíbulo y pareció provenir de lo que perseguía al caballero y la doncella de la princesa como un animal salvaje acechando a su presa. Se asombró al ver que lo que le pisaba los talones a ese erizo engreído era una avalancha de nieve y pronto comprendió el porqué de la orden. Sonic volteó a ver a la eriza, quien se miraba impactada por lo que sus ojos miraban mientras un temblor se sintió por la fuerza de la avalancha próxima. Sin dudarlo un minuto más, Sonic corrió hacia ella para tomar su mano y obligarla a correr a la salida junto con él. Abrió la puerta de golpe y salió junto con ella para escuchar un grito a sus espaldas y sentir la nieve fría golpearlo, y así, con un fuerte abrazo proteger a Amelia.
ESTÁS LEYENDO
A Cursed Rose
FanficUna maldición aqueja el castillo de lo que alguna vez fue una de las más poderosas familias reales, y un ente maligno ha decidido iniciar con su ronda de juegos sádicos y macabros a los miembros del mismo. La visita de dos burdos bandoleros es la úl...