Meeting

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Se vio en el espejo sobre su marquesa y notó que rápidamente aquel golpe una vez rojizo empezaba a tornarse de color purpura. Tomó un cepillo e intentó ocultar aquel hematoma con los mechones que yacían a un lado de su rostro, sin embargo, éste era demasiado corto y no cubrían ni parcialmente el golpe. Amelia buscó entre las gavetas algo que su madre le había insistido usar durante prácticamente toda su adolescencia, pero ella se había rehusado, pues no quería parecer una muñequita de porcelana; era común que la realeza usara maquillaje con el fin de verse más perfecta, pero a ella jamás le pareció la idea, hasta ese entonces. Encontró el tarro de maquillaje de un tono de piel más claro que el de ella y con sumo cuidado lo aplicó en su rostro, pareciéndose aún más a las muñecas de porcelana que tanto odiaba, pero al menos cubría a la perfección el hematoma en su mentón.

–Listo– suspiró Amelia con pesadez –Esto... esto deberá de bastar.

Emm... ¿princesa?– escuchó del otro lado de la puerta, sobresaltándose.

–¡Lady Cream!– exclamó Amelia para guardar con rapidez el frasco de maquillaje.

¿Puedo pasar?

–Eh, sí, pasa adelante– respondió Amelia con nerviosismo –¿Qué se te ofrece?– preguntó al verla entrar con cuidado a su recámara.

–El Príncipe Scourge solicita su presencia en el vestíbulo– respondió

–Amm... este...– dudó por un momento –Yo iré en un segundo– respondió sin ánimos.

–De acuerdo alteza– asintió Cream para despedirse con una reverencia.

–Lady Cream– llamó antes de que la coneja saliera.

–¿Sí su majestad?

–¿Sabes dónde está Percival?– preguntó en susurro. Amelia estaba aterrada de volver a bajar sola, si en algún momento había deseado la presencia de su escolta era ese.

–Está con Sir Silver, entrenándolo como usted solicitó.

–Oh...– exclamó con pesadez –Emm... hay... es decir...– murmuró pensativa.

–¿Sucede algo?– preguntó preocupada.

–¿Estará Sonic...– silenció después de pronunciar su nombre. No podía pedirle que buscara a Sonic para que trabajara como su escolta en lo que Percival terminaba su inducción a Sir Silver, con lo molesto que estaría seguramente rechazaría la tarea –Olvídalo.

–Princesa, estoy muy preocupada por usted– confesó Cream –No la miro...

–Estoy bien– mintió con una sonrisa forzada –Avísale a Percival que requiero su presencia conmigo tan pronto como le sea posible.

–Sí, pero...

–Es una orden– insistió molesta.

–¡Sí!– asintió con rapidez –Lo lamento– dijo para retirarse a prisa.

Amelia suspiró pesadamente y de nuevo vio su reflejo en aquel espejo en donde su rostro de porcelana encubría la verdad de sus sentimientos. Las lágrimas empezaron a acumularse y rodar por sus mejillas para dejar los rastros de su dolor marcados en maquillaje. Deseaba tanto poder verlo... aunque fuese tan sólo una vez, aunque no cruzaran palabra alguna, deseaba sentirse segura nuevamente.

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No había podido terminar de arreglar los tapices y cortinas cuando el príncipe lo había vuelto a llamar para darles aún más tareas. Si bien la doncella de la princesa podría encargarse de los aspectos como cristalería y decoración, a él le tocaban los trabajos más pesados. Tails suspiró con cansancio y empezó por terminar de acomodar lo que había dejado inconcluso en aquel gigantesco vestíbulo.

A Cursed RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora