El día en que escribí la ecuación Connor, por la tarde, le insistí tanto a ese chico para que me dejara salir de la cama y socializar con alguien más que con el idiota de Connor, es decir Hayley. La noté extraña, como si estuviera con el humor por el suelo.
Lo que más me preocupa con respecto a Hayley es que se negó a comer la cena que le preparó su hermano, porque claro el muy terco no me dejó cocinar a mí. A pesar de que Connor y yo le rogamos a Hayley que comiera un poco, ella se resistió diciendo que no se sentía muy bien y que quizá se había agarrado el mismo virus que yo.
En un principio le creí a Hayley. Tenía sentido. Hasta Connor se creyó eso porque dejó de insistirle a su hermana y dejó que se fuera a descansar, pero ya no estoy tan segura de que haya dicho la verdad ese día.
Han pasado dos días desde eso y Hayley no ha mejorado. Come muy poco y no es la misma chica feliz y carismática que me recibió hace ya varios días atrás. Estoy preocupada. Incluso, en la cena de hoy solo comió un par de vegetales y nada más.
Si las cosas siguen así, llamaré a su madre. No dejaré que Hayley recaiga
Me visto con mi pijama y me preparo para dormir. Me digo a mí misma que Hayley va a estar mejor mañana, que comerá todo su desayuno y hará un comentario gracioso para hacer reír a Connor que va a estar desayunando con nosotras.
Escucho como tocan la puerta y me levanto de un salto de la cama. Abro la puerta esperando, más bien rogando, que sea Hayley quien viene a hablarme y contarme qué es lo que ha estado pasando en su vida para que su animo haya decaído tanto, pero me decepciono al ver que es solo Connor con su típica mirada de superioridad y aire despreocupado. Ruedo los ojos y pienso seriamente en la opción de cerrarle la puerta en la cara mientras le grito que se largue de aquí, pero no puedo ser tan desagradecida tomando en cuenta que me cuidó todo el tiempo que estuve enferma.
Mamá, ¿por qué me criaste tan bien? ¡En estos momentos me gustaría ser una mala persona!
Pero claro, no soy una mala persona. Me hago a un lado para que Connor entre a mi habitación. Me voy a sentar a mi cama y ahí es cuando me doy cuenta que él ha cerrado la puerta de la habitación. ¿Por qué mantener la puerta cerrada? ¿Acaso me va a contar un super secreto o algo parecido?
-¿A qué se debe tu agradable visita, Walk?- pregunto.
Connor no me contesta de inmediato. Lo que si hace es sentarse en la cama, demasiado cerca de mí para mi gusto.
-Hayley- responde cortante.
Genial, volvió a ser el chico que habla poco. Connor tiende a comportarse como no debería según la situación. Cuando solo quiere molestarme es capaz de hablar por horas de cuan estúpida cree que soy, pero ahora que debemos hablar de la salud de su hermana se comporta de manera cortante
Por favor, Connor. Sé consecuente.
-Si a mí también me tiene preocupada tu hermana- comento y él asiente haciendo que me dé cuenta que él ha notado mi interés por la salud de su hermana- He intentado hablar con ella, pero no funciona. Está comiendo poco, pero no está vomitando eso que come. Me he asegurado de ello. Pensaba en llamar a Claire...
-No llames a Claire- me interrumpe Connor moviendo la cabeza de forma negativa- Yo ya sé que es lo que le pasa a mi hermana
-Pues cuéntame, genio, porque yo no tengo idea y ya se me están acabando las opciones sobre como manejar esta situación.
Mi computadora está sobre mi cama porque iba a revisar mis correos antes de dormir. Me doy cuenta que no la moví porque Connor la toma en sus manos y la prende.
ESTÁS LEYENDO
La Ecuación de mi Vida
ChickLitThalia Blair es una chica de dieciocho años que vive en el campo, tímida y no muy sociable, pero es muy buena en un aspecto... las matemáticas y ve cada problema como si fuera una ecuación que debe resolver. Un verano acepta un trabajo al otro lado...