11.- Cicatrices

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Los días han estado realmente calurosos. Está bien, estamos en pleno verano y es normal que haga un poco de calor, pero cada vez que salgo de la casa, y muchas veces cuando estoy dentro también, siento que me estoy asando viva. Estoy segura que si existiera un diablo, él está jugando con nosotros en este mismo momento y somos su próximo alimento y lo quiere muy bien cocinado. He intentado todo para evitar el calor, pero se me están acabando las ideas. Todo lo que me queda por hacer y que he estado evitando es tener que ir a nadar al lago.

¿Por qué evitar el lago? Pues porque para eso tendría que ponerme traje de baño lo que significaría mostrar más piel de la que me gustaría. No se confundan, no soy una de esas chicas que asisten a los internados religiosos que se asustan al usar una mini falda. No es esa la razón por la que no me gusta usar traje de baño. 

Cuando estaba pasando por un muy mal momento en mi vida porque papá había muerto, yo me estaba comportando como una chica mala y rebelde y además mamá no me dejaba verme con mi novio que cada día estaba más dentro del mundo de las drogas y el alcohol y sentía que lo estaba perdiendo... Tomé muy malas decisiones cuando eso ocurrió. Una de ellas fue que comencé a hacerme daño con una hoja de afeitar que estaban entre las cosas de papá que logré robarme. No lo hacía en las muñecas porque mi propósito jamás fue matarme, lo hacía en lugares menos visibles como en la parte más arriba de la pierna y un poco en el estómago. La parte de la clavícula también salió afectada un par de veces pero no dejó marca. Las peores cicatrices están en mis piernas y en el estómago. Puede que con un short no se vean, o tal vez con un short muy corto si, pero cuando uso traje de baño es inevitable que se vean claramente. Nadie sabe de esas cicatrices. He sabido esconderlas muy bien. 

Era una chica estúpida cometiendo los mayores errores de mi vida y ahora cada vez que me doy un baño en la ducha o me cambio de ropa tengo que ver las consecuencias que dejaron esas malas decisiones... y no me gustan. Representan a una chica que yo dejé de ser hace mucho tiempo atrás. Nunca volveré a ser esa Thalia. Nunca. Pero tendré que vivir con esas cicatrices para toda mi vida que me recuerdan que existió y que es parte de mi pasado.

Me siento en mi cama mirando hacia el lago por la ventana. Hay un par de niños jugando y creo que hasta puedo ver a Adam nadando por allí con uno de sus hermanos o primos, no estoy muy segura. Pienso en que me gustaría ir a refrescarme un poco, pero es mala idea. Todos me mirarían mal y creerían que soy peligrosa o que deberían llevarme a un psiquiatra. 

Aunque, si me bañara con una playera y shorts...

-¡Thalia!- me saluda Hayley mientras entra en mi habitación.

No tardo en notar que Hayley va vestida con un bikini azul con flores celestes. Es bastante pequeño, pero como mi querida amiga también lo es, le queda perfecto. 

Evito mirarla mucho porque no puedo evitar notar lo delgada que es. Connor me ha contado que ella está mucho mejor ahora y que ha ganado bastante peso... no quiero ni imaginar como era cuando estaba en el peor punto de su enfermedad.

-Déjame adivinar- le digo con una sonrisa- Quieres ir a refrescarte al lago

-Eres toda una bruja, Thalia- comenta Hayley con ironía y yo le sonrío- Vamos, ponte tu traje de baño y vamos a nadar.

-No creo que sea una buena idea que yo vaya, Hayl...

-¡Por favor!- me ruega- Solo un par de horas

Hayley hace un puchero con sus labios y junta sus manos rogándome. Lo único que puedo pensar es que es muy difícil decirle que no a esta chica. Creo que tiene un don o algo por el estilo.

-Esta bien- digo cediendo- Déjame cambiarme, en unos minutos estaré afuera.

-Eres la mejor amiga del mundo- dice Hayley besándome sonoramente la mejilla.

La Ecuación de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora