Capítulo 8

144 11 2
                                    

Salí de mis clases y cuando estoy en las afueras de la universidad, escuché que habían mencionado mi nombre, así que en ese mismo instante me giré a ver y vi que era Miguel, el me hacía una seña con su mano.

—Hola Miguel.

—Hola Adelé ¿lista para salir?— dijo con una leve sonrisa en el rostro.

Yo había olvidado que acepté salir a comer algo con el.

—Ehmm...si— Asentí con la cabeza.

—¿Y a donde quieres ir Adelé?— preguntó mientras ponía una mano en su nuca.

—No tengo idea— le dije en seco mientras me encogía de hombros.

—Ya se a donde iremos— dijo mientras chasqueó los dedos.

—Está bien.

—Iremos a una cafetería que hay cerca, venden unas empanadas de queso bien sabrosas

—¡Wow! Empanadas— sentí como se me hizo la boca agua cuando lo dijo.

Fuimos al lugar que Miguel me había dicho, que de hecho no quedaba muy lejos de la universidad.

—Y ahí esta el Lugar— dijo señalandolo.

—Admito que hace tiempo, no venía a esta cafetería, es mas ni recordaba que aun existía.

—¿Estás diciendo que no has frecuentado este lugar? pero si apenas con el olor te da deseo de comer aquí.

—Mira Miguel, no soy una chica que le guste o tenga mucho tiempo para salir.

—Ah, entiendo, disculpame.

—Está bien— dije en seco.

—Bueno y... ¿de que quieres tu empanada?— preguntó.

—Hmm, las de queso siempre han sido mis favoritas— le dije mientras yo ponía dos dedos en mi mentón cono si estuviera pensando.

—Está bien pediré traer dos de queso.

Miguel me invitó a tomar asiento y cuando yo leía el menú en ese momento llegó una chica rubia, de ojos negros a pedir nuestra orden.

—¿Que desean?— preguntó ella.

—Trae dos empanadas de queso —dijo Miguel— ¿Adelé vas a querer algo de tomar?

—Si, ehmm...un jugo de naranja por favor.

—Traeras dos empanadas de Queso y dos jugos de naraja.

—Enseguida los traigo— asintió la mujer.

Miguel y yo nos quedamos sentados esperando la orden, admito que me gustó mucha esta forma de disculpa por el pequeño incidente de esta mañana, de ser así tropesaría todos los días con el para que me compre el almuerzo. No pude evitar soltar una risita por lo que estaba pensando y Miguel me miró con una cara extraña.

—¿Qué te causó risa?

—No, no es nada... solo recordé algo— mentí negando con la cabeza.

Llego la chica rubia con la orden y desde que vi esas empanadas sentí como se me abrió el apetito.

—Buen provecho— dijo la mesera.

—Gracias— asentimos Miguel y yo.

Empezamos a comer las empanadas y desde que le di el primer bocado me di cuenta de que en realidad si estan bien sabrosas.

—¿Y de donde eres? que nunca te habia visto en la universidad— preguntó Miguel.

—¿Cómo que nunca me habias visto? yo tengo tres años en la universidad.

—¡Wow! con razón, yo estudiaba en la ciudad capital, osea en Lima.

—¿Y cómo llegaste a parar aquí? osea ¿Cuanto tienes estudiando en este pueblo?

—Solo un par de meses, como dos o tres mas o menos.

Asentí mientras le daba otra mordida a mi empanada.

—¿Y tu donde vives?— Preguntó el.

—Vivo como a 10 Km. De aquí.

—Ah, ya.

Terminamos de comer, tomé mi jugo de naraja y antes de irnos Miguel pagó la cuenta.

Tiburones Asesinos [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora