Luces. Cámara. ¡Acción! [DaeJae]

10. Boda DaeJae.

El fuerte viento pega directo en la cara de Daehyun, revolviendo su cabello sin cesar y con esto haciendo que el trabajo para sus estilistas sea aún más dificil. Con los pies descalzos tirita levemente de frío, pero al observar el paisaje cree que todo esto vale la pena. Y es que el productor se ha pasado en decidir el lugar de la escena. Un hermoso acantilado donde se puede observar el naciente sol en el horizonte, así como el imponente mar chocando contra las rocas una y otra vez, dejando tras cada impacto un hermoso sonido hipnotizador. Sí. Es un lugar perfecto. Tanto, que si algún día se llegara a casar de verdad, le encantaría que fuese en un lugar como éste.

Alza la mirada y ve a Youngjae acercarse a él. Nota que están vestidos de manera muy similar. Ambos descalzos, con una camisa suelta blanca y unos pantalones holgados del mismo color. Ve además que lo que difiere levemente a ambas camisas es el respectivo diseño del bordado.

—¡Oye, Youngjae! ¿Y tu vestido de novia?

—No usaré vestido idiota.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¿¡Por qué no lo usas tú!? —Youngjae lo mira desafiante.

Daehyun se acerca a Youngjae para así poder susurrarle al oído.

—Porque es más que obvio que yo soy el papá aquí.

Al acortar la distancia Daehyun ha notado que Youngjae está tiritando de frío. Y antes de que éste lo golpee como respuesta por su comentario, rápidamente en un impulso lo tiene rodeado entre sus brazos.

—¿Qué haces?

—Dándote mi calor.

—O te alejas o te empujaré tan fuete que caerás por el acantilado.

Daehyun obedece de inmediato.

—Oh, buen chico. Buen chico —dice palmeando la cabeza de Daehyun con una fuerza un tanto innecesaria.

—Auch. Te dejó de mal humor la resaca.

—Tú y estas escenas me pones de mal humor. Por cierto idiota, Himchan me dijo que llegué perfectamente vestido en la madrugada. ¿Qué rayos me hiciste?

—Te hice el favor.

—¡Qué!

—El favor de quitarte ese incómodo pantalón para que duermas plácidamente.

Youngjae lo mira desafiante mientras que Daehyun se alza de hombros.

—De nada.

—Me las pagarás.

Detienen su conversación cuando ven al director llegar.

—Bien señores, vamos a iniciar. ¿Todos listos? Luces. Cámara. ¡Acción!

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—¿Falta mucho para llegar?

—No seas impaciente.

—Es que eres pésimo guiando, ¿sabes?

—Lo siento. Ya falta poco.

Caminan juntos, al mismo ritmo. O al menos lo intentan. Por mucho que Daehyun quiera ser romántico, no ha podido evitar que Youngjae tropiece con una que otra piedra en el camino que recorren hacia su altar. Un altar alejado de viejas y un tanto hipócritas tradiciones. Un altar que crearon ellos, para ellos. Para su amor. Sin necesidad de terceros. Sin necesidad de que alguien más los bendiga, porque sienten que la vida ya se han encargado de ello.