22. Mordidas acalladoras de ideas.

552 130 5
                                    

Toma un par de monedas de su bolsillo. Ha tenido suerte esta vez al traerlas consigo, como si al de salir de casa hubiese tenido el presagio de que las necesitaría esta tarde. Confirma que efectivamente, en la mayoría de los casos, es mejor seguir a tu instinto. Aquella vocecilla interior que en ocasiones puede resultar tediosa, pero en el fondo, es sumamente sabia. Deja que las monedas se vayan por la rendija y aplasta los botones que le corresponden a cada bebida, pero no sin antes tomarse una fracción de tiempo para elegir. ¿Cuál le gustará a Youngjae? Manzana.. limón.. naranja.. uva. Hace una mueca extraña y decide no perder más el tiempo, eligiendo dos sabores al azar y, por supuesto, excluyendo el de uva. ¿Quién en su sano juicio tomaría una de esas espantosas bebidas de uva? Bueno, debe de haber al menos una persona que lo beba, porque de no ser así ¿por qué las producirían? Uh... Quien quiera que fuese esa persona debe ser rica para costear la producción entera de las bebidas de uva de aquella fábrica. Rica, y con un pésimo gusto en su paladar.

Llega frente a donde está sentado Youngjae, olvidando a aquel tipo rico con malos gustos y extendiéndole la bebida a la altura de su rostro.

—Gracias.

La toma entre sus manos pero no hace lo mínimo por abrirla. Tan solo permanece con la mirada perdida en el suelo, como lo lleva haciendo desde hace un rato.

—Vamos, anímate —Daehyun toma asiento a su lado y da un sorbo a su bebida—. Odio verte así.

—¿Animarme? Estamos en el ojo del huracán Daehyun —juguetea con el envase de la bebida sin animarse a abrirla todavía.

—Hey, no nos fue tan mal.

—¿No? Nos cancelaron las promociones, nos restringieron las salidas de manera más estricta que cuando habíamos debutado, y dijeron que en la vía pública más nos valía estar a tres metros de distancia el uno del otro.

—¿No me digas que lo estabas anotando todo?

Su intento de mejorar el ambiente pesado ha fracasado épicamente, dejándolos sumidos en un frustrante silencio. Daehyun le hecha un ojo a su reloj de muñequera, notando que el manager está tardando mucho en venir a recogerlos. Aunque, no lo culpa. Es más, se compadece un poco. Pues desde que las filmaciones iniciaron el que ha tenido la agenda más apretada ha sido él, yendo y viniendo de aquí para allá, recorriendo a toda prisa la ciudad.

—¿Por qué no llega? Me quiero ir ya —abre finalmente la bebida y da los primeros sorbos tratando así de apaciguar la desesperante espera.

—Hoy le tocaba filmar a Junhong. De seguro está atareado con él.

Un lamento interno lo apremia al recordar que ambos tienen autos, sin embargo, lo de autonomía en cuanto a transporte es algo que deben sumar a la lista de cosas de las que se deben olvidar por ahora. Solo hasta que las aguas se calmen. O algo así creyó haberle escuchado a los directivos en la reunión que acaban de tener con ellos. La verdad, no prestó mucha atención que digamos. No pudo concentrarse, no con el semblante de angustia y culpa que ha venido reflejando el rostro de Youngjae desde que el escándalo explotó.

—¡Chicos! Siento la demora, pero el tráfico está horrendo. Vámonos.

Salen de la empresa, Youngjae tomando la mayor distancia posible de Daehyun, y se encaminan al auto. Una vez dentro se acomodan en los asientos, uno a un lado del otro. Gozando de la privacidad que les proporcionan los vidrios oscurecidos.

—Jae, quieres dejar la paranoia. No es el fin del mundo, bebé.

—Pero por poco lo es.. Daehyun, nuestra relación es un secreto a voces. Era justamente ésto lo que no quería que pasara.

Luces. Cámara. ¡Acción! [DaeJae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora