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IX.- Bien.

Creí que sabía bien cómo era que funcionaban las cosas en este mundo, creí que todo era específico y que todo poseía un mecanismo propio; cada vez que algo subía debía bajar, todo lo que tenía vida en algún momento iba a morir, todo estaba bien cu...

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Creí que sabía bien cómo era que funcionaban las cosas en este mundo, creí que todo era específico y que todo poseía un mecanismo propio; cada vez que algo subía debía bajar, todo lo que tenía vida en algún momento iba a morir, todo estaba bien cuando pensaba así, todo estuvo perfecto hasta que te conocí.

Todo estaba bien, porque de cierto modo tenía una vida envidiable, la vida que cualquier joven universitario de clase media desearía tener en esta época, una casa lo suficientemente grande para estar cómodo, un auto que a pesar de ser considerado "chatarra" funcionaba perfectamente, facilidades en el estudio estas incluyendo un buen promedio, una novia rubia que estaba buena y además ricachona. Todo era bueno en aquella época en la cual creía que todas mis necesidades se basaban en la simpleza de mis estudios y complacer mis deseos carnales; luego apareciste tú, con esa estúpida sonrisilla que hacías de lado y tu maldito cabello oscuro que solía enmarañarse por las mañanas.

Me iba bien, en serio que me iba muy bien antes de conocer tus sentimientos tan empedernidos por mí, tus brazos llenos de lunares y tu voz suave como la lluvia que cae en una mañana de otoño. Mi vida estaba de alguna forma bien, llena de buenas calificaciones, una carrera que se me acomodaba perfectamente a mis horario y mis gustos, chicas lindas de todo tipo que querían revolcarse conmigo y no buscaban seriedad alguna y un millón de cosas más que en una vida podrían considerarse buenas .
Pero ninguna me llenaba, ninguna era lo suficientemente buena tras haber realizado aquel roce entre tus labios y los míos, después de haberte besado con tanta euforia; tras haber conocido todo tu ser aquella vez que fuimos a cenar al restaurante que me habías recomendado días antes.

Es que estaba bien, bien sin ti aquí, sin una presencia tan inestable que de un segundo a otro podía cambiar de ser tan feliz a comenzar a llorar de la nada, sin tu presencia que le quitaba la calma a mis días y no me dejaba conciliar el sueño por la noche porque intentaba descifrarte y a todas las actitudes que tomabas durante esos días y el porqué de estas; me quitabas las ganas de comer porque no sabía que me sucedía.

Pero si es que estaba bien sin ti, ¿Entonces por qué te quise tener ahí, conmigo? No me lo explico ¿Por qué me decidí a entregarme a ti sin tanta meditación? Todo iba bien, pero te vi con esa hermosa sonrisa tuya al natural, ese cuerpo delgado que me enloquece, ese cabello tan precioso que solo es digno de ti y esos labios, maldita sea. . . La primera vez que vi tus labios de cerca, me dieron ganas de pegarme a ellos y nunca separarme de estos.

Todo estuvo bien hasta que conocí lo que de verdad era vivir, vivir no es solo estar bien, mi percepción del vivir cambió radicalmente al conocerte a ti, al sentir tu piel contra la mía, al besar tus labios y sentir adrenalina por razones que antes no había sentido, vivir es sobrevivir al mal y disfrutar del bien; pero el bien no necesariamente debe ser "la vida perfecta" como la mayoría la conoce, no es tener dinero, ni una novia rubia ricachona, ni una casa, ni un auto chatarra; sino que es tener una vida plena, llena de lo que amas.

Y tú eres lo que yo amo.

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