i m p a c t o

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XX. Impacto

Cuando la gris y triste carretera estaba a casi nada de desembocar en su tan esperado destino sentí algo muy raro, una sensación extraña que me llenó de cuestionamientos, sentía un repicoteo en la nuca y por todo el cuello como si miles de hormiga...

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Cuando la gris y triste carretera estaba a casi nada de desembocar en su tan esperado destino sentí algo muy raro, una sensación extraña que me llenó de cuestionamientos, sentía un repicoteo en la nuca y por todo el cuello como si miles de hormigas estuvieran caminando por mi espalda y permaneciendo ahí.

La carretera estaba muy resbalosa, estaba casi inundada y había partes en las cuales las grietas y baches que de por sí, así solos eran bastante peligrosos, entonces mojados serían el triple de malos para viajar a gran velocidad, un sentimiento horrible llenó mi cuerpo y me hizo sentir muy nerviosa, mi estómago estaba vacío y sentía un eco en este, el corazón estaba que me explotaba de la presión y me dolía mucho el pecho.

La lluvia estaba aumentaba cada vez más y el ruido de las gotas golpeando la camioneta traspasaba el volumen de mis auriculares; me asustaba bastante y mucho más cuando los rayos y truenos más fuertes se hicieron visibles y más sonoros, el miedo y la ansiedad se apoderaba de a poco sobre mi cuerpo.

Entonces una chica de mi clase de la cual no recordé su nombre en ese momento de confusión; me tomó por el hombro y lo que pude leer de sus labios carnudos y rosados — ¿estás bien? — y mientras aún reflexionaba mi respuesta, asentí con una sonrisa bastante forzada y aun pensándolo para una respuesta propia. ¿Estaba bien realmente? Tal vez, pero en ese caso ¿Por qué sentía esa ansiedad? ¿Por qué tan de repente mi corazón se sentía así, plastificado y mi garganta así de cerrada? Es que me costaba respirar y me dolía el pecho.

La realidad de todo me impactó demasiado, como si un camión de carga se hubiera salido de control y me golpeara directamente la van en la que íbamos todos y que el golpe fuera tan fuerte que me ensordeciera y me dejara con sabor a sangre en la boca. . . Porque eso fue lo que pasó.


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