Una perfecta jornada

1.5K 146 16
                                    


El Oscuro se arrastraba por los callejones de Storybrooke como una fiera en una jaula. Había sido el Cocodrilo, temido por todos durante siglos, en cada orilla de cada reino, pero este mundo era diferente. Ya no se creía en la magia, y aquellos que aún lo hacían, ya no la temían. Ya no se hacían tratos-o muy pocos- con las fuerzas ocultas, prefiriéndose acudir a la ciencia o a la tecnología que todos podían, más o menos, comprender de manera tangible. Aunque invisible a los ojos del mundo, Storybrooke formaba parte ahora de ese mundo.

Cierto, la nostalgia del Bosque Encantado perduraba, pero ya no era una búsqueda incesante para sus habitantes. "Quitar la maldición" era imperativo para él si quería reconquistar el poder sobre todos ellos, pero el pueblo no solo había sucumbido al Perdón, sino que se apresuraba también a defender a su Reina Malvada y la pareja que formaba con la Salvadora.

Muchos perdieron la vida delante de él, y sin embargo, continuaron enfrentándosele cada día, tanto los plebeyos como los nobles.

Había intentado el último lazo que le unía aún a Belle-secuestrándola para llevarlo a cabo-para conseguir traspasar la frontera. Pero un hombre lobo se había lanzado contra él antes de alcanzar la línea amarilla, antes de que su mujer encontrara definitivamente refugio al lado de Ruby.

Había manipulado a Regina y a todos sus súbditos, así como la a descendencia del Reino Blanco durante más de medio siglo y ahora allí estaba ella, disfrutando del perfecto amor, en su perfecta mansión, en su perfecta familia, y dotada de una magia perfecta para aguantarle la partida.

Gritó de rabia quemando una vez más el manzano que estaba delante del ayuntamiento, que al día siguiente cargaría otra vez sus frutos, ya que su rival lo había protegido tras el episodio con la cortadora.

Blanca había invitado a toda la familia a una barbacoa al borde del mar.

«¡Solo es una encerrona planeada por tu madre!» se ofuscó la legitima alcaldesa, como había hecho los tres días precedentes.

«Solo es una comida en familia, mamá» intentó calmarla Henry

«¡A otra con esas! Todo Storybrooke estará ahí»

«Venga, mi amor, no vas a estar siempre sistemáticamente rechazando las invitaciones de...la suegra» se atrevió a decir la sheriff, lista para echar a correr según la reacción dado su cambiante humor.

«Para con eso, te recuerdo que no nos hemos casado» precisó la ex Reina Malvada, ante la ligera sonrisa de su compañera y su hijo.

«¿Querrías?» preguntó Emma con despreocupación

«Miss Swan, a veces dudo de verdad de su linaje» replicó Regina revirando los ojos

«Vamos, querida, no hay nadie más encantador que yo» respondió Emma con voz melosa

«¡Eso lo dudo mucho!»

«¡Henry!» se indignó la rubia

«No es nada contra ti, Ma, pero sabemos que el más encantador de todos soy yo»

Se echaron a reír, sus dos madres lo besaron, cada una en una mejilla, para vergüenza del adolescente.

Emma cogió la nevera que contenía el pic-nic que Regina se empeñó en preparar y dadas de la mano llegaron a la playa donde las esperaban David, Blanca y el pequeño Neal, así como un buen número de ciudadanos.

Los enanitos habían organizado una inmensa barbacoa en la que David impedía a cada momento que Leroy echara su cerveza sobre la carne.

«¿Estás segura?» preguntó Emma por tercera vez, consciente de que si su compañera había estado reticente en acompañarlos era porque no se sentía cómoda con su cuerpo que cambiaba casi cada día, desde las primeras intervenciones que habían empezado para el proceso de reconstrucción.

Salve ReginaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora