No mucho a pasado desde la derrota de Hades y su inútil ejército, apenas tengo dos míseros meses de estar al mando del ejército de Viridi, y ya me harté.
Solamente comando estúpidos seres apenas conscientes, lo peor de todo es el poco requerimiento de tanto entrenamiento, porque, a estas alturas es tan poco probable una nueva invasión como mi agrado por los dioses.
Estoy harto de la misma rutina. Lo único que hago es entrenar, cumplir el maldito veredicto de tan irritante diosa, ayudar en misiones absurdas y pudrirme en el aburrimiento gracias a tanta tranquilidad y conocer Grecia.
Me da igual que Pit sea el héroe, que haya salvado al mundo, no voy a tener esa ambición. Algo mucho más interesante sería largarme de aquí, conocer nuevos sitios, aprender cosas nuevas, encontrar misiones peligrosas y complicadas, ser mucho más fuerte, hacerme de mi propia reputación con la cual seré respetado y reconocido sin tener que servir a ningún dios. Encontrar mi propósito y mi propio destino.
Me importa un carajo si los dioses o la vida misma me tengan rencor, pero es una vil tontería hacérmelo saber con mi existencia, el que haya venido a este mundo solamente para ser un peón más en sus peleas infantiles, o para ser el que haga todo lo que no quieren hacer.
Maldito sea el día en que salí de aquel espejo.
— ¡¡Dark!! — Un grito casi cantarín pero ansioso perturbó su mar de pensamientos, hasta olvidó que se encontraba volando.
— ¿Ahora qué Pit? — Dijo poco exaltado y enojado.— ¿Me estás poniendo atención?
No, la verdad era que no. Quién sabe de qué rayos podría estar hablando ya que, todo tema que aborda es aburrido, por ello Dark evita prestarle atención.
— ¿Qué decías? — Agregó vagamente.
— ¿Has oído por casualidad a los dioses hablar sobre una tierra más allá de ésta? — Le dijo el alegre ángel.
—El Inframundo es único tema durante sus aburridas reuniones.
—No es el Inframundo. Ellos lo describen como la cuna de los dioses a quienes les corre oro por sus venas en lugar de sangre, un paraíso lleno de fertilidad y riquezas que comparten con su creación: los hombres— Explicó Pit energético.
Por primera vez el clon tenía información interesante, si dice hay dioses entonces habrá todo un mundo por explorar y enemigos nuevos por derrotar. ¡Sí! Por fin se largaría de aquí.
—Suena bastante alentador para investigar un poco.
—Pero nos han dicho que no debemos alejarnos de Grecia.
—No me interesa lo que digan tus dioses, no estoy para seguir sus órdenes.
Dicho esto, Dark se alejó de su contraparte desapareciendo entre las nubes, y éste, preocupado, se inmutó en seguirlo por su rapidez, así que decidió regresar a su hogar para notificárselo a la diosa de la luz.Dark volaba en dirección lineal sin preocuparse por su cansancio, pasando las horas en compañía del silencio la noche lo alcanzó junto con una desesperación que lo sacaría de quicio en seguida, sin embargo, no tardó mucho en lograr visualizar una ciudad bajo sus pies justamente cuando su cuerpo requería una pausa.
Pensándolo un poco, descendió sobre una gigantesca estatua de oro para conseguir una mejor visión del lugar donde las personas eran carentes.
Él consideró esto una verdadera oportunidad para inspeccionar de cerca a estos individuos, tal vez se trata de aquella ciudad de la que Pit le habló pero, ¿cómo saber si los dichosos dioses rigen todos estos nuevos alrededores?
Tocó tierra firme con cautela mirando el sitio detenidamente, tratando de permanecer como un fantasma con cada paciente paso que daba.
Efectivamente ya no estaba en Grecia; la arquitectura difería bastante.
No fue hasta dos metros adelante donde, se encontraría con su primer causa de alerta, que, al verle, entró en cubierto ocultándose detrás de una carreta. Apreció con las tenues antorchas la forma del ser con grandes alas doradas, hermosas como el brillo del alba, no obstante, emprendió vuelo.
Instantáneamente Dark le siguió el paso a las afueras de la ciudad estando consciente del peligro que pudiera ser, así que estaría preparado.
En cuanto descendieron, cada uno tomó diferente postura: el joven icario oscuro retomó la anterior detrás de unas rocas observando al otro individuo que sacaba un arco justamente cuando extrañas criaturas surgían de la arena.
Una docena rodeó al encapuchado, impulsándolo a salir para auxiliarlo, aunque no fue necesario pues la destreza del desconocido era impresionante.
Con ese arco disparaba flechas rápidamente sin fallar, aquello desconcertó a Dark, ya que él sabía lo difícil que era acertar con una velocidad tan acelerada.
Entonces, al ocultarse de nuevo, notó que una de esas criaturas estaba a punto de atacarlo, no fue así. Al entrelazar su huesuda mano con la pantorrilla de Dark éste tuvo un ataque de recuerdos difusos provocando su pronto desmayo.
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The Mysterious Prophecy of the Gods. (Editando)
FanfictionEn Grecia, no sólo hay humanos, hay dioses benévolos y generosos, dioses miserables y crueles, demonios, y, ángeles. Entre todos esos seres mitológicos hay un ángel poco convencional, curioso de hecho. Él es Dark Pit, un soldado celestial, encargad...