Lazos Estrechos, Peligros Cercanos.

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    Medio año transcurrió aproximadamente desde que se desataron los primeros sucesos, dando así comienzo a la extraña profecía.
    Por lo tanto, nuestros héroes ya habrían o estarían atravesando el desarrollo de ésta, sin embargo, no era así.
    Fueron precisamente seis meses tomados por los Destinados para asimilarse tal cual estaba escrito: un equipo.
    Para ellos y el legítimo Rey de Egipto fue una pérdida total de tiempo, para Thot, bueno, él lo disfrutó a más no poder, pues, en realidad él fue quien los obligó incansablemente al notar la exagerada abstinencia en Dark y Amunet.
    Conociéndolo no cabía la menor duda en que se salió con la suya.
    En cuanto a verdaderos problemas curiosamente no hubo movimiento enemigo más allá de chacales, semejante a dedicar un cierto tiempo a alguna cuestión sin interrupciones mayores tal parecía que esos seis meses fueron predestinados a forjar la relación de ambos. Y debido a eso no había mucho por hacer, conllevándolos a esa única opción obligatoria de conocerse mejor para disminuir el tiempo hasta la aparición de nuevos estragos, pero, tanto los dioses de Egipto como de Grecia nunca bajaron la guardia.

    —Estoy tan exhausta de no poder hacer nada— La chica apreciaba el brillar de su espada una y otra vez estando recargada sobre uno de los tantos pilares de la habitación.
    —Qué raro verte cansada de no hacer nada si antes era lo único que hacías— A pesar de su indiferente manera de hablar no evitó reflejar una pizca de burla en su comentario.
    —Mira quien lo dice— Amunet rió.
    —El que llegó a Egipto y enseguida lo encerraron por una tontería.
    Ella jadeó sorprendida.
    —No había escuchado esa historia antes, ¿es buena?
    Dark ligeramente sonrió por su sarcasmo.
    —Rayos, el calor me está matando— Agregó Pit dejándose caer sobre la cama rendido.
    —No pienso quedarme a morir de calor aquí— Dark miró perdidamente el bello panorama de mediodía. —Si encuentro chacales aniquilaré unos cuantos.
    Dijo y devolvió su vista a Amunet.
    — ¿Vienes?
    —Ya deberías saber la respuesta. Enfundó su espada dirigiéndose a él.
    — ¿Pit... ?
    Al mirar al mencionado éste ya estaba profundamente dormido.
    —A veces me pregunto si no estará cansado de dormir.
    —Mejor pregúntatelo cuando lo esté.
    Amunet adoraba implantar a las personas sus preguntas contradictorias con el fin de hacerlos reflexionar o tener la razón, y Dark no se salvaba de ellas, sabiendo el capricho de Amunet con su orgullo le seguía el juego.
    El tiempo, como dicen, lo puede todo.
    Después de tanto expresar su odio el uno al otro concluyeron con una simpática amistad repleta de burlas, sarcasmos,
ironías, molestar a Thot con cuestionamientos a su sabiduría, entre unas variadas similitudes descubiertas mediante su estancia juntos la mayor parte del tiempo.
    Aunque tampoco debemos descartar lo importante en una amistad en su situación, acá, ellos se volvieron leales a las palabras, desiciones y posturas del otro, las condiciones no acaparan su intención de ayudar a su compañero.
    Confían plenamente en su persona, siendo también solidarios cuando es requerido, sin embargo, el par al hacer  todo lo anterior con seriedad rompía el paradigma común de una amistad. Tiene todo lo positivo a pesar de lo imposible que solía parecer.
    Por supuesto, hubo peleas absurdas llevadas a enfrentamientos cuerpo a cuerpo, disculpas forzadas, difíciles inicios a conversaciones, silencios incómodos y peticiones complicadas.
    Sí, fue costoso, no obstante, el esfuerzo valió realmente la pena a fin de cuentas.
    Sobre todas las cosas cuya aparición fue inesperada el desarrollo breve de una preocupación por lo que le llegara a ocurrir al otro irremediablemente sacó a la luz cierto afecto creciente entre ambos. Lo sabían bien, sin duda, pero les era preocupante hasta cierto punto.
    El motivo no era dudar o identificar con dificultad el sentimiento, más bien era la inquietud de si podrían ser capaces de sentirlo realmente.
    — ¿Ves algún portal?
    Al escucharlo, instantáneamente la diosa utilizó la potente vista de sus ojos enfocándola a la superficie, sin obtener señales de las entradas al reinado de Seth.
    —Ni rastro de uno solo.
    —Volvamos.
    Sin saber con exactitud la razón Amunet sacó el papiro de su bolso, abriéndolo presurosa miraba el escribir misterioso de palabras. En cuanto terminó la secuencia ella soltó un jadeo de sorpresa.
    Dark enfocó su atención en ella tan pronto la escuchó quejarse.
    — ¿Qué te sucede?
    —Tanto tiempo a pasado desde las últimas  palabras escritas en el papiro, lo revisábamos constantemente pero nada, y ahora...
    — ¿Aja... ?
    —"La pérdida del tesoro más valioso de todo Egipto implicaría la caída de un reinado próspero".
    Al leerlo Amunet en voz alta ambos abrieron sus ojos de golpe mirándose.
    —Horus— Dijeron al unísono.

The Mysterious Prophecy of the Gods.  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora