Prisionero.

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    —Créeme que te acostumbras a su mal carácter e indiferencia, a menos que nunca te deje de ver con odio.
    Dark dándose media vuelta conoció a Bek, quien traía en manos su arco.
    —Si tanto deseas encararle te recomiendo ahorrarte tu furia para dentro de cien años o más— Le extendió el arma dándose cuenta de las injurias que dedicaba su rostro a la chica de tan largo cabello que salía de allí libremente.
    Bek la miró para después reírse frente al de ojos profundos.
    —No me refería a ella pero es exactamente lo mismo y es como suelen decir, tal palo tal astilla.
    —Una diosa y princesa… ¿ella? — Exclamó con su común expresión.
    —Amunet es hija única de Horus. Es una cuestión distinta del lugar de donde vienes por lo que veo, pronto entenderás.
    —Sólo esto me faltaba.
    —Y no es cualquier diosa, por eso te recomiendo ir con cuidado.
    — ¿Hay algo de lo que deba enterarme para temerle realmente?
    —Sí, pero eso depende de ti, mejor tenerla de amiga que enemiga.
    No era que le gustase comportarse como suele hacerlo Pit con todo el mundo, siendo amistoso con ese rostro tan amigable, a él no le va, pero esta vez fue equitativo, respétame y te respetaré fue aquella llave para iniciar bien por lo menos con una sola persona.

    Se sentó a pensar rendido sabiendo lo vano el intentar e intentar salir o inclusive romper la barrera, perdida total de energía ya que tiempo sobraba, lo peor para él en esos momentos era el infernal calor siendo aumentado por sus alas.

    Se sentó a pensar rendido sabiendo lo vano el intentar e intentar salir o inclusive romper la barrera, perdida total de energía ya que tiempo sobraba, lo peor para él en esos momentos era el infernal calor siendo aumentado por sus alas

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    Hora tras hora daba vueltas en círculos, se sentaba, acostaba o volaba sinfín de veces, creyendo matar el tiempo que avanzaba cual tortuga.
    Sin más remedio, dormido cayó.

    La barrera por en medio de los sueños y la realidad no era impedimento para su oído el percibir pasos acompañados de voces. Abriendo sus ojos de golpe, saltó de la cama esperando cuando menos salir de su habitación, siendo así, siguió las voces llegando a la biblioteca del lugar. Asomándose discretamente, encontró a Horus, Amunet, Bek y Thot sentados alrededor de una elegante mesa negruzca con detalles dorados.
    —Ahora mismo relataré cómo crearon el universo.
    Amunet alzó la mano.
    — ¿Cómo dices haberlo visto si nada había sido creado? — Enarcó una ceja en el acto.
    Bek sonrió levemente.
    —Mi querida Amunet, si te explicara no entenderías, tu cerebro se diluiría y luego saldría por tus oídos.
    —El problema es, siempre que te hago preguntas sumamente irónicas te atreves a responder lo mismo, ¡me impides aprender!
    El orgulloso dios sonrió.
    —Precisamente, utilizo ese método para poner a prueba tu curiosidad, mientras más preguntas hagas tu sabiduría se convertirá en el arma más poderosa de todas, no obstante, deseo tu búsqueda independiente de otras respuestas más. Ya estás muy cerca a un futuro brillante.
    Amunet esbozó una sonrisa de oreja a oreja.
    —Oh, joven, no permanezca allí tal cual acosador haría, es libre de nutrir su mente.
    Dark al haber sido invitado por Thot se sobresaltó, entrando acompañado por un silencio.
    —Bien, les decía...
    —Mejor cuéntanos la historia del Señor del Aire salvando Egipto de Seth— Irrumpió Bek sacado de formalidad.
    —Concuerdo con Bek pero lo mejor sería que mi padre la relate con sus propias palabras— La chica miró al mencionado.
    —Me parece perfecto— Dijo lanzándole a Dark una orgullosa mirada. —Fue hace catorce años aproximadamente cuando apenas recibía la corona de Egipto, Osiris, mi padre, eligió aquel día para entregarme de las posesiones más valiosas para él, sin embargo, lo escrito en mis papiros decía lo contrario, antes dé debía pasar una prueba digna del rey de Egipto, donde debía demostrar mi fuerza y agilidad. La prueba parecía ser sencilla, a no ser por una cosa: Seth.
    Instantáneamente el ajeno al sitio abrió sus ojos de golpe teniendo de nuevo un rápido ataque de difusos recuerdos.
    — ¿Dark?, ¿te encuentras bien? — Bek no dejaba de verse preocupado.
    —No es nada— Respondió vagamente.
    —Él fue quien asesinó a mi padre cortándolo en muchos pedazos...
    El muchacho griego se quedó ahí durante toda la historia sin poder sacarse ese nombre de su mente, sabiendo en el fondo alguna vez haberlo escuchado antes.

The Mysterious Prophecy of the Gods.  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora