—Sería mejor volar.
—Desgraciadamente no se puede porque el papiro indica la ubicación del supuesto "peligro" en tierra.
Los dos caminaban rodeados de interminables dunas de ardiente arena.
—Dark, en serio no quiero discutir ahora. Es suficiente lidiar con esto de ser los "elegidos" para salvar al mundo.
—La amenaza es lo de menos.
— ¿En serio?, eso suena... ¡woah!
Inesperadamente cayó dentro de un hoyo. Dark por inercia se lanzó al suelo consiguiendo sostenerla de la mano.—Lo encontramos, ¿ahora qué?
Ella atónita repasaba sinfín de veces la aparente infinidad del espacio oscuro en busca de respuestas.
—Suéltame.
—Este no es momento para complacencias suicidas.
—Si no exploramos su interior nunca sabremos por qué es un peligro ni tampoco sabremos cómo acabarlo.
Callado obedeció desenlazando su mano. Como si la gravedad no existiese en esa área negra el descenso de Amunet era lento.
—Definitivamente no puede estar equivocado el papiro.
Dijo en un murmuro convencido mientras una brillante flecha púrpura disparada caía de picada a su lado.Aquello la hizo mirar con recelo a Dark.
— ¡¿Ya intentas traicionarme bas... ?!
Éste tranquilo sólo señaló al fondo del hoyo y Amunet siguiendo su dedo divisó un rocoso suelo lleno de escombros junto a huesos humanos gracias al resplandecer del objeto ya estampado contra el suelo.
Al principio no comprendía, sino hasta después de poner sus pies en el suelo e indagar el panorama entró en razón.Al estar en el exterior en espera de novedades, Dark experimentaba una familiar sensación, no la de ayer, ésta era tan inconfundible como el desagradable optimismo de Pit, pero imposible de describir.
Razonándolo mejor, ése sentir no estaba anteriormente, o, mejor dicho, desde el día en que llegó a Egipto.
Recordando, Dark se percató de algo imposible lo cual le costó admitir.
Por eso Pit fue lo primero en llegar a su mente al reconocer la sensación, porque al estar con él se hacía presente aquel raro calor en su interior, como percibir el vivir de alguien.
— ¡DARK!
Regresó a la realidad de pronto, si no fuera por el grito alarmado de Amunet seguiría divagado en sus pensares.
— ¡No les permitas salir!
Amunet combatía contra una manada de chacales, por lo que en un dos por tres Dark se adentró en el agujero.
Tomando la altura junto a la anti gravedad como ventaja disparaba una flecha tras otra acertando exitosamente en la cabeza de sus enemigos.
En cuanto llegó a tierra firme cubrió la espalda de Amunet e, imitándola, los atacaba con toda clase de movimientos.
—No sólo eres contestaciones furiosas y miradas de odio puro después de todo. Añadió la diosa sonriente.
—Ahórrate tus intentos para molestarme Amunet— Dijo. —No es el momento.
—Entonces sé lindo y dime si el agujero comienza a cerrarse.
— ¡Tú no me das órdenes!
— ¡Cállate y hazlo!
Sin intención de seguir discutiendo Dark dirigió su vista hacia arriba confirmando lo dicho por Amunet, esa entrada se cerraba, llevándolo así a rodear la cintura de la joven con su brazo emprendió dificultosamente vuelo mientras eran perseguidos por los chacales de una forma nunca antes vista por ambos.
—Carajo...
— ¿Qué?, ¿qué ocurre?
—Sólo no me hagas caso— Despojó a la mano de Dark su respectivo arco de plata. —Cree en la livianez del plano espiritual, como algo posible en el plano físico.
Le dijo ella suavemente viendo saltar de un muro oscuro a otro a los híbridos con el objetivo de alcanzarles.
Sin desperdiciar ni un minuto más, Amunet disparaba obteniendo gruñidos acompañados de quedos alaridos de dolor emanados por los chacales, cuya meta se vio frustrada al contemplar su salida.
Amunet y Dark cayeron precipitadamente sobre la arena. El ángel sin más se levantó sacudiendo por delante y detrás su exomis hasta ser interrumpida su acción.
Sintiendo una mirada volteó.
— ¿Hay algún problema? — Dark se dirigió con una ceja enarcada a Amunet, quien, estaba sentada sobre la arena mostrando una muy bien marcada mueca de confusión e incredulidad al repasarlo con sus ojos.
— ¿Cómo... ?, ¿por qué tú... ?, ah, olvídalo— Amunet prefirió retractarse sin imaginarse las ganas de Dark por enterarse.
—No puedo creer que esté por decirlo, pero si vamos a trabajar juntos sincerarnos sería la mejor forma de iniciar esto. No voy a permitirle a la traición entrar donde no corresponde por medio de secretos.
Dark tras decir eso ofreció su ayuda a Amunet extendiéndole su mano.
—Ya somos dos.
Amunet sonrió de lado, tomándose de la mano de Dark se incorporó de pie.
—Debemos notificárselo a los dioses ya mismo. Corremos gran riesgo, pues no es una simple anomalía de la superficie, sino un portal directo al reino de Seth.
—Antes aclárame una cosa.
— ¿Cuál?
Amunet esperaba que Dark ya hubiese olvidado el asunto de las preguntas de hace unos momentos. Para su desgracia Dark no lo olvidó, pero lo dejaría a un lado por ahora, pues él prefería escoger un momento alejado del compromiso para inquirir severamente y conseguir resultados excelentes.
— ¿Cómo supiste lo del portal?
—En realidad nunca había visto a los chacales venir a la superficie. Es muy inusual gracias a lo complicado de regresar a su mundo.
Deduje entonces esto: cuando vienen aquí el portal no se cierra ya que ellos lo mantienen abierto estando fuera de él, sin importar cuánto tiempo tarden, como lo mencioné antes, no hay manera de volver allá abajo mas que por donde salieron, sin embargo no serían tan idiotas como para dejar esa entrada sin vigilancia. Y si los reteníamos adentro el portal se cerraría instantáneamente.
Lo único preocupante es cómo lograron crear y controlar portales.
En fin, vamos, el tiempo es oro.Por consiguiente dieron comienzo a su vuelo directo a la capital, envueltos en un silencio sumamente tenso por no ser todo esto un sueño.
Efectivamente acababan de descubrir un riesgo disfrazado de portal predicho por un trozo de papiro mágico resguardado por más de catorce años en la inmensidad que tiene por biblioteca el dios más vanidoso que hayan conocido.
A pesar de honrarse con tal privilegio todavía les costaba asumir la carga que llevarían. Miles de vidas en juego con cada movimiento hecho por ambos, un paso en falso y posiblemente una cuarta parte de la población disminuiría.
Pero entonces, ¿sostener la espada para defenderlos o soltarla para protegerlos?
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The Mysterious Prophecy of the Gods. (Editando)
Hayran KurguEn Grecia, no sólo hay humanos, hay dioses benévolos y generosos, dioses miserables y crueles, demonios, y, ángeles. Entre todos esos seres mitológicos hay un ángel poco convencional, curioso de hecho. Él es Dark Pit, un soldado celestial, encargad...