El Acertijo del Papiro.

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    Neftis, además de haber cuidado del primer faraón de Egipto desde su tierna infancia, también era su mano derecha. Desde entonces, se le ha dado un cargo crucial para el futuro del reino; proteger al faraón desde su nacimiento hasta su llegada al más allá.
    Al igual que su padre, ella procuró y crió a Amunet, convirtiéndose en su confidente, todo se lo contaba a Neftis, no hay nada que ella no sepa de la vivaz joven.

    Ya lejos de la sala para reuniones, Neftis comenzó a hacer contacto con Amunet mediante telepatía.
    — ¿Amunet?, ¿dónde estás?
    — ¿Neftis?, ¿qué ocurre?
    —Thot nos reunió en el palacio para discutir un asunto de suma importancia.
    — ¿Tan grave es?
    —Sí. Tu padre solicitó que Dark y tú se presentaran ya mismo.
    —Entendido.
    —Por cierto, ¿cuál es la habitación de Dark?
    —No será necesario decírtelo.
    — ¿Por qué?
    —Él... está conmigo- Mencionó apenada.
    —Ahhh... - Después de eso Neftis rió.. —Con que esas tenemos...
    — ¡No es lo que crees! La única cosa existente entre nosotros es un desagrado bien correspondido. ¡No te hagas ideas con respecto a una relación a futuro! Simplemente no lo soporto.
    —Si dices eso el que lo hayas sacado de su prisión me dice lo contrario.
    —Lo puse a prueba. El primer resultado sería: si lo sacaba, él al tener su libertad la aprovecharía para escapar. El segundo resultado, aún más factible sería: él al haber obtenido su libertad no la aprovecharía para escapar por sospechar de mí algún plan para acabar con él a raíz de su libertad o peor, que mi padre lo estuviese esperando a donde sea fuera su ruta de escape.
En conclusión el segundo resultado es el mejor.
    —Ay Amunet...
    —Escucha, el punto era conseguir información, saber de dónde es y cuál es su objetivo al estar aquí, nada más.
    —Si tú lo dices, está bien.

    Presurosa, la chica de grandes alas volvió a la gran estatua de Ra, confiada del todavía presente Dark ahí.
    Él al verla salió de su extraño ahogo en la preocupación, atento a su explicación se rehusó a presentarse ante los dioses, pero evidentemente esta sería una forma para poner en juego su libertad.

    Carente de comentarios, emprendieron vuelo de vuelta al palacio donde Neftis les recibió para enseguida escoltarlos a la sala.

    — ¿Por qué tardaron tanto? — El rey de Egipto repasó severo con su mirada a Amunet y Dark.
    —Estaban...
    Amunet irrumpió a la bella diosa de dorados cabellos.
    —Porque nos arreglamos. No esperabas presentar a tu hija mal vestida, ¿o sí? — Abrazó de lado a su padre. —Tanto tú y yo como los demás dioses aquí presentes sabemos que lo más importante en una reunión es la presentación. Más vale la impuntualidad que no lucir bien ante nuestros invitados o anfitriones, desde luego eso sería una falta de respeto a la moral de cada uno.
    Los dioses riendo ante la pizca de comicidad puesta en el tono de voz de Amunet asintieron estando de acuerdo con su argumento.
    —Tienes razón— También consiguió una leve risa junto con el desorden de su cabello por parte de Horus. —En fin. Antes de continuar, les presento al misterioso mortal llamado Dark— 
    Apartándose permitió a los dioses contemplar al mencionado.
    Los invitados susurraban o daban leves jadeos en señal de impresión.
    —Thot.
    Éste al ser visto por Horus empezó a hablar.
    —Si los hemos citado urgentemente es por una razón, de la cual su destino depende. Ahora escuchen con atención:
    La luz necesita oscuridad para un mayor control, la oscuridad necesita luz para una mayor observación, sin embargo, ¿quién domina a quién?
    —Ahg, no Thot— Al quejarse, Amunet bajó rendida su mirada colocando su mano sobre su frente.
    — ¿En serio? — Dark se cruzó de brazos inclinando aún más sus cejas. — ¿De un triste acertijo depende nuestro destino? — Reclamó.
    —Ya veo, ¿eres como esos ignorantes mortales o simplemente temes no acertar la respuesta?
    Oír aquello impulsó definitivamente a Dark para responder el acertijo, tomándolo como un reto se dio media vuelta para razonarlo mejor.
    Thot estando frente Amunet abrió levemente la boca para hablar pero ella interponiendo su mano frente a él lo impidió.
    —Así me gusta— Dijo victorioso yéndose a tomar asiento.
    No pasó mucho para que uno de los dos rompiera el silencio.
    —No es posible.
    Thot instantáneamente se acomodó sobre su asiento sin despegar su mirada de ella.
    —Te escucho.
    Amunet soltó un desesperado suspiro.
    —La respuesta es simple, no es posible, porque tanto el bien como el mal siempre estarán presentes, surgiendo así una de la otra.
    El nacimiento de uno es la perdición del otro o viceversa, dependiendo también la perspectiva y el uso de estos...
    —Ninguno, porque realmente no habría un equilibrio total.
    Si ambas partes se usaran en un mismo bien todo saldría mal y ese equilibrio no perduraría más. Como poner seis rocas en el plato izquierdo de una balanza...
    —Y dejar el plato derecho vacío ¿qué ocurriría entonces?, pues toda la balanza caería por el excesivo peso.
     Finalmente el control no puede competir contra la observación, cuya relación es que...
    —Una depende de la otra.
    Los dos, casualmente, al unísono acabaron de complementarse siendo contemplados por los sorprendidos dioses.
    —Impresionante, no obstante...
    Un click proveniente del papiro en sus manos lo hizo guardar silencio provocando el jadeo sorprendido de los dioses.
    — ¿Lo lograron? — Horus ansiaba mirar el objeto.
    —Si esto responde a tu pregunta— Thot le mostró el papiro sin el sello.
    —Hablando de acertijos, ¿recuerdas cuando resolviste el acertijo de la esfinge en la pirámide de Seth?
    El dios orgulloso retomó una postura igual a su característico punto débil.
    —Cómo olvidarlo.
    —Pero después de cuatro intentos lograste "salvarnos" de una cruel muerte y mira, ellos siendo tan jóvenes en el primer intento lo lograron.
    Por el comentario de Horus todos rieron, incluso Dark, poco, pero lo hizo.
    —Hm, suerte de principiantes— Thot obviamente estaba preparado para el bombardeo a su ego.
    Sin darle más importancia al asunto procedió a entregar el papiro a Amunet.

The Mysterious Prophecy of the Gods.  (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora