Capítulo 7

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No he visto a Clarke desde nuestra cita y estoy algo preocupada. Raven me ha dicho que no se encuentra muy bien y que la de un poco de tiempo.

Ella y O lo están intentando y parece que las va muy bien, se ven felices juntas. Anya le pidió perdón a Raven por lo ocurrido en la fiesta y han firmado una tregua.

Clarke no ha acudido a la fiesta de los Frikis, tenía la esperanza de verla hoy. Incluso cambie mi turno en la protectora para poder venir y encontrármela.

Hace un mes que no la veo y estoy seriamente preocupada. No me la he topado ni una vez en todo este tiempo. Dejo mi bebida abandonada en una de las mesas y abandono la fiesta no sin antes despedirme de mis amigas.

-Me voy –las digo acercándome a ellas que están muy entretenidas viendo el combate de pokemon.

-¿Tan pronto? -O me mira arqueando una ceja- no hace ni una hora que hemos llegado.

-No estoy de humor –me encojo de hombros.

-¿Qué ocurre? -pregunta Raven percatándose de mi presencia.

-Me voy –repito- ¿Está en casa?

-Lexa es mejor que la des su espacio –me dice la latina con voz calmada.

-La he dado un mes Raven, me he cansado de esperar.

Me voy de allí antes de decir algo que no quiero. Subo las escaleras de dos en dos hasta mi piso. Me paro frente a la puerta de Clarke decidida a llamar y cuando estoy a punto de hacerlo la puerta de abre y una persona me tira al suelo.

-Perdón -susurra esa voz que llevo deseando oír desde hace un mes.

-No pasa nada –Clarke se aleja de mi al percatarse de quien soy y corre escaleras a bajo- ¡Clarke! -la llamo pero ella no me hace caso.

-Déjala -oigo una voz a mis espaldas y me giro para vez a Niylah mirándome con gesto duro- Necesita estar sola.

No me molesto en contestarla entro en mi piso cojo el abrigo, le pongo la correa a Oreo y vuelvo a salir por la puerta. Por suerte Niylah ya no está allí. Cojo a mi pequeño trasto en brazos y bajo las escaleras corriendo.

Una vez en la calle lo dejo en el suelo y camino hacia el parque. No me puedo quitar la imagen de Clarke de la cabeza. Solo puede verla por unos segundos, pero la vi rota y destrozada. Parecía que había perdido ese brillo tan característico en sus ojos.

Camino sin rumbo por el parque mientras Oreo hace sus necesidades. Miro a un lado y a otro esperando encontrarme a la rubia en uno de los bancos. Pero no tengo tanta suerte.

Me siento en uno de los bancos que hay alrededor de la fuente y me dedico a mirar al infinito. Oreo corre de un lado a otro trayéndome palos para que se los tire, pero no estoy de humor para jugar con él. Parece que al poco rato lo entiende porque deja de traerlos y se dedica a correr de un lado a otro.

...-.-.....

-Perdone señorita pero tiene que irse, vamos a cerrar el parque –un hombre me toca el hombro sobresaltándome.

-¿Perdone? -pregunto algo asustada.

-Tiene que irse señorita vamos a cerrar el parque –me informa de nuevo y se va.

Miro mi reloj y me doy cuenta de que son casi las nueve de la noche. Llevo aquí sentada cerca de dos horas.

-¡Oreo! -llamo a mi trastito pero este no aparece- ¡Oreo! -grito de nuevo pero nada. Camino un poco por los alrededores mientras el funcionario me mira bastante mal desde la puerta de entrada- ¡Oreo! -acompaño mi grito de un fuerte silbido y esta vez si oigo los ladridos de mi perro- ¡Oreo! -grito y lo veo salir corriendo de detrás de una caseta- ¡Oreo ven! -mi trastito me mira y corre alejándose de mi para volver al darse cuenta de que no le estoy siguiendo- ¡Oreo no estoy para juegos! -le sigo y cuando doy la vuelta a la caseta me le encuentro acurrucado al lado de mi vecina- ¡Clarke! -corro hacia ella y veo que abre los ojos lentamente- ¡Dios mío Clarke estas helada!

¿A dónde me he mudado? (CLEXA AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora