Capitulo 1.

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Capítulo 1   

3:20 de la tarde. Hay un sol caliente quemando sus hombros, su cabello negro azabache cubre apenas un poco de los mismos, dejando que parte de su pálida piel se enrojezca por los rayos. Toma su teléfono y marca a casa sin obtener respuesta alguna. 

Refunfuña y sentándose a regañadientes sigue esperando a su madre.  

Aparte de ella, hay otra persona a unos 4 metros de ella, y nadie más.  Este es un chico, alto, con mejillas regordetas, labios un tanto delgados, dientes rectos y cabello castaño. Voltea a verla y sonríe, por alguna razón ambos se sonrojan, ninguno de los dos encaja con la timidez del otro. Nunca antes habían cruzado palabra, pero al parecer, este podría ser el momento indicado. 

Con un simple "Hola" inician la conversación. La chica de pelo negro vuelve a sonreír y con esa sonrisa el joven comienza a tintar sus mejillas de rosado.

 -¿Ya vienen por ti?- Pregunta él intentando continuar una conversación sin meta alguna. 

-Creo que en realidad tendré que ir caminando. 

-Si quieres puedo acompañarte.

Sin siquiera aceptar, el joven se apresuró,  

Cada paso que dan es un tema diferente, una sonrisa nueva, una broma, una mirada, un sentimiento diferente. Patean la ciudad en un dos por tres, las calles pasan por sus pies. Suena el teléfono, acabando con la romántica ruta de los jóvenes.

-¿Hola?

-Rafaela, ¿Dónde estás? – Chilla una voz del otro lado del teléfono

-Te he marcado antes para preguntarte dónde estabas tú, y no has contestado, así que voy caminando a la casa.- Contesta de manera irritada.

-Soy tu madre, no me hables así, nos vemos en la casa.

Cuelgan. Y de esa misma manera terminan las conversaciones entre Carlos y Rafaela, y queda en el aire sólo ese silencio que suele ser llamado incómodo, pero éste no lo es. Es un silencio un poco necesario, tierno, donde solo se comparten respiraciones que van  y vienen.

Una casa blanca con puerta marrón.

-Gracias por acompañarme, no debías hacerlo.- Y de nuevo esa sonrisa juguetona bailando en su rostro.

-Es un placer hacerte compañía, y debido a que yo te he hecho un favor, necesito que tú me hagas uno.

-Vale, ¿Cuál es ese favor?- Y de nuevo ese lindo silencio se apodera de la atmósfera. Se acerca poco a poco a su rostro, y siguen compartiendo sus respiraciones, aún más cerca cada vez.  La abraza por su delicada y huesuda cintura, mientras ella lo rodea por los hombros.

Y sucede, abre los ojos y regresa a la imperfecta realidad. Porque todo era un sueño por supuesto.

Creo que deberíamos aclarar la situación.

Rafaela Faria, la deprimente joven anoréxica de primer año, con un sólo amigo en su vida: Manuel, otro triste joven de primer año que debería ir en segundo. 

Carlos, el popular chico de último año, con su perfecto peinado, su sonrisa radiante y ese aro dorado que rodea su cara cada vez que se ríe.  Obviamente, este chico tiene una novia, y más amigos; Erick Hills, el súper sexy muchacho de intercambio con familia adinerada, Alejandro Faria, lógicamente hermano de Rafaela, pero con diferente estatus social, y por último, el joven buscapleitos con cabello sedoso negro, nariz imperfecta, ojos grises eléctricos y esa mirada que hace que escalofríos recorran tu cuerpo entero, Gabriel Iker.  

Volviendo a la realidad, 10:30 horas,  Rafaela está sentada en la primera fila de clases, con su hermoso cabello negro atado con una cinta roja como diadema, quedándose dormida a mitad de clase y fantaseando acerca de uno de los mejores amigos de su hermano. A su lado, su siempre dulce amigo Manuel, quien también fantasea en clase, y piensa en todo menos en álgebra: en sus ojos, en sus labios, en su voz y en la manera en la que dice su nombre, muere por ella, muere por Rafaela.

Y por fin, después de una complicada clase de matemáticas es hora del receso. Manuel y Rafaela tienen su propia mesa marginada en la cafetería de la escuela, pero antes de ir a sentarse, tienen que comprar la comida. En la interminable fila de alumnos Rafaela se coloca al  último, sólo para comprar una enorme botella de agua y acompañar a su mejor amigo a comprar comida para él, ya que por mucho que insista la gente, Rafaela no comerá. 

-Rafaela, ¿verdad? la hermana de Alejandro...- Una voz grave, deliciosa hace que la chica voltee a ver quién está en sus espaldas.

-Sí...

-Te tengo una pregunta...- Rafaela asiente sonrojada y expectante -¿Por qué te formas en la fila, si no comes?, digo, es que estorbas un poco.

Y de la misma manera, se voltea con la cara roja, el calor ardiendo en sus mejillas y el coraje llenando sus ojos de lágrimas, mientras los demás detrás de Carlos se ríen.

- Déjalos, son unos idiotas, no tienen idea de lo que te sucede.- Manuel la toma del codo y camina con ella hasta la mesa, no soporta la idea de que alguien lastime a su pequeña muñeca. Y menos que ese alguien sea alguien tan idiota como Carlos y que sea su "amor platónico"

-¿Me permites? Iré al baño, ahora regreso.

Y sale de la cafetería con los ojos aún inundados, y con paso rápido y agitado corre hacia el baño antiguo de la escuela, al fondo de todos los salones, al final del corredor. Se detiene delante de la puerta y siente un pequeño empujón hacia adentro. En un cerrar de ojos, la tienen abrazada de la cintura, besándole los labios, su primer beso. Aunque un poco sorprendida la chica se deja llevar, sin oponerse, solo cierra los ojos y deja que la besen.

Después de algunos segundos, abre los ojos, y ve otros ojos posados sobre ella, esos eléctricos ojos grises que mencionamos anteriormente, recorren su rostro, y antes de que pueda pensarlo, sale de aquél baño solitario y camina hasta donde está su casillero. Bruscamente la toman del codo, jalándola con fuerza.

-Hey, no besas mal chiquilla...- Gabriel se muerde el labio inferior, mientras que Rafaela tira de su brazo tratando de apartarse.

-Eres un imbécil

-El sábado hay una fiesta en mi casa, ¿te espero ahí?- deposita otro beso en sus labios y sale triunfante de esa escena. Llena de coraje Rafaela golpea su casillero con el puño cerrado e inmediatamente después hace una chistosa mueca y soba su mano. Maldición.

Por otro lado, el triunfante joven pasa sus dedos por sus labios, por fin ha besado a la dulce chica de sus sueños, y ha sido exactamente como en sus sueños.

Corazón, depende de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora