Capítulo 9

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Capítulo 9.

Se acerca tanto a su rostro que siente la calidez de su piel. Rafaela se ruboriza, siente el calor de sus mejillas ardiendo en rosa carmín, Gabriel roza sus labios con los suyos, un beso tan dulce y suave que les roba el aliento. Se quedan así un segundo, juntos, quitándose el aire el uno al otro, con dulces miradas de cariño.

- También te amo Rafaela.- Esbozan una sonrisa, y ambos se retiran. Gabriel continúa manejando. Unos metros más, dobla a la derecha y aparca el carro en la calle vacía. Sale del auto y corre hacia la puerta de Rafaela, la abre y le extiende la mano para ayudarla a ponerse en pie, ella sale del auto de un brinquito y sonríe. Gabriel la toma de la cintura y la acerca lo más posible a él. La lleva a un enorme edificio de cristal que esta frente a ellos. Saca de su bolsillo una llave y abre una de las inmensas puertas de vidrio explicando que es el edificio de su padre y que esta noche es sólo de ellos. Toma a la muchacha de la mano y la lleva hasta las escaleras de emergencia al fondo del pasillo. Suben juntos los 5 pisos, Rafaela llega agotada al techo, donde Gabriel la lleva hasta un pequeño sillón viejo en la esquina del lugar.

-La noche es nuestra- dice Gabriel emocionado. -¿Te gustaría bailar?

Rafaela ríe, Gabriel es mucho más tierno de lo que muchos se imaginan. Se ponen de pie y él la abraza por la cintura y ella rodea su cuello por detrás. El muchacho coge su teléfono y pone una canción de su ídolo James Blunt llamada “Sun on Sunday”.

-Gabriel...- susurra Rafaela

-Dime, princesa- responde tranquilamente 

- ¿Qué soy... para tí?

-¿Por qué lo preguntas? Eres mi reina, mi princesa, mi novia.

Rafaela se ruboriza como nunca lo había hecho. Sonríe, se derrite por dentro. Gabriel sonríe al ver la reacción de la joven. Siguen bailando un rato hasta que Rafaela comienza a cansarse. 

-¿Quieres dormir? - le pregunta Gabriel abrazándola y apoyando su barbilla en la cabeza de la joven. 

- Sólo si es contigo- Responde viéndolo a sus grisáceos ojos profundos. El sonríe y la carga hasta donde está el sillón y le recuesta. El se sienta en el piso. Ella se levanta del sillón y le hace un espacio al joven para que se siente, da palmaditas en el lugar que le ha dejado y él se levanta del piso y toma asiento en donde ella se lo indica. Gabriel le da un beso en los labios y seguida esta acción ella acuesta su cabeza en las piernas de él. Gabriel le acaricia el rostro y le da besos en la nariz y en los labios. Ella empieza a dormirse. A él le gusta verla dormir. Le gusta verla respirar. Le gusta pensar que posiblemente sueñe con él. Y le gusta hacerse la idea de que a ella también le gusta él. Ella duerme tranquila y él hace dibujos con los dedos alrededor de su rostro. Toca sus labios con la yema de los dedos y Rafaela, aún dormida se estremece. La noche avanza. Ahora Gabriel también duerme. Juntos, en la noche, y no les importa si hay viento o si está lloviendo ni siquiera les preocupa el frío, porque no pasan por nada de eso mientras están ellos dos abrazados. Si por ellos fuera, apagarían el mundo en ese momento, se quedarían ahí, toda una eternidad. Ya comienza a salir el sol, Rafaela se despierta exaltada, revisa la hora en su teléfono; son apenas las 5 de la mañana. Mira a su alrededor y ve a Gabriel dormido junto a ella, le inspira tanta ternura que se acerca a sus labios lentamente y respira su aire. Lo besa y él despierta. Le responde al beso con emoción, le acaricia el rostro y ella juega con su cabello, pasa sus delgados dedos por el cabello castaño y sedoso del muchacho. La toma por la cintura, la acerca a él y la sigue besando, no hay nadie más en el mundo, nadie que sienta lo mismo, ambos sonríen sin despegarse. 

- Ya es muy tarde amor - susurra Rafaela.

-No me hagas llevarte a casa- Gabriel hace un puchero - Quédate conmigo y dile a tu madre que has salido. 

Corazón, depende de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora