Capítulo 5.

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Capítulo 5.

Rafaela mira a Gabriel, él le pone la mano sobre su rodilla. Ella siente la calidez de su piel. Él se inclina sobre ella, no evita nada, permite que él se le acerque más y más. Sienten la respiración del otro. Gabriel abre los ojos, y mueve la cabeza de lado a lado mientras se aleja del rostro de ella. Rafaela se queda con los ojos cerrados, suspira dejando caer su cabeza en la pared en la que estaba recargada, recibiendo un fuerte golpe en la cabeza. Él la detiene por la nuca, ella hace un gesto de dolor cerrando sus ojos muy fuertemente y arrugando sus labios, Gabriel sonríe al ver la cómica expresión de Rafaela. Ella abre los ojos, ve que él la sigue sosteniendo por detrás de su cabeza. Esboza una sonrisa, y él la suelta lentamente. Los dos bajan la mirada en un silencio incómodo. Suena el timbre de cambio de clases, y se escucha el tumulto de gente fuera del baño, voces, risas, gritos, susurros, secretos. Gabriel se levanta rápidamente del suelo y se mete a un cubículo.

- ¿Qué haces?- Pregunta ella curiosa y divertida. -¿Acaso no quieres que nos vean juntos?

- No, no es eso... es el baño de damas. Y si alguien me ve me podrían reportar.

-Ya, como si nunca lo hubieran hecho...

-Pero si me vuelven a reportar, me expulsan.

Rafaela se queda pensando. Tiene razón, mejor que se esconda, a que lo expulsen.

Entra alguien corriendo, es Josefina, la misma muchacha del móvil con la foto.

-¡RAFAELA! ¡QUÉ BUENO QUE ESTAS AQUÍ!- dice la chica jadeante, mientras respira continua diciendo.- Es Manuel. ¡Lo han golpeado, le han destrozado el rostro!-

-¡Dios mío!- Exclama Rafaela mientras sale del baño

-¡ESTÁ ATRÁS DE LA CAFETERÍA!- grita la chica mientras Rafaela se aleja.

Rafaela se hecha a correr en los pasillos, llegando a su destino ve a un chico sentado con la cabeza entre las piernas. Se acerca lentamente a él. Manuel levanta la mirada, por sus mejillas escurren unas pequeñas lágrimas. Baja de nuevo la mirada, Rafaela se acerca a él, caminando rápidamente, hasta que se le avienta encima abrazándolo, él exclama un gemido de dolor, tiene su cara morada por los golpes. Y comienzan a brotarle más y más lágrimas, él también la recibe con sus brazos abiertos. Se abrazan ahí, la extrañaba, lo extrañaba, se quieren, la ama demasiado, lo quiere como hermano, lo ama como hermano, lo abraza como hermano, la abraza como si la vida se la hubiera arrebatado. Ella besa su frente, ella lo sigue abrazando. 

-Rafaela, te pediré por favor, que aunque yo te ame y seas mi razón de ser, no me hables, ni me mires, tus ojos hermosos no merecen verme.-

- Manuel, no me pidas lo imposible.-

-Rafaela, ¿alguna vez pensaste en ser mi novia? ¿alguna vez nos viste como algo más que sólo lo que somos?-

-Si, por supuesto que sí. Pero que pasaría si no sirve, perdería mi apoyo, perdería mi mejor amigo, perdería mi vida, porque tú eres mi vida. 

- No tiene por qué ser así. -

-Prefiero no arriesgarte.

-Rafaela, ¿me amas?

-Sí.- Dice Rafaela mientras lo ve a sus ojos hinchados de dolor. -Te amo-

Manuel la abraza muy fuertemente, hasta le causa un poco de dolor a los dos, pero no les importa, se aman. Pero no estarán juntos nunca.

-Estaremos juntos alguna vez.- Le dice Manuel esbozando una sonrisilla débil 

-Tal vez-

-Te amo Rafa.

-Yo a ti Manu.

Se abrazan los dos, con el corazón en la mano. Llega Gabriel jadeante, y al ver la escena, sonríe. Le guiña un ojo a Manuel que al verlo le suelta una risita. 

-Manuel, ¿quién te golpeo?

-No te diré.

-Dímelo, es un maldito cobarde. ¿Quién fue?- Dice Gabriel enfadado.

Y llega alguien más, Bernardo, que hace un gesto de ternura falsa al verlos abrazados. Gabriel al notar su expresión, se abalanza sobre el golpeándole en el estómago. Bernardo con dificultad se levanta del piso. Gabriel se sacude la tierra de sus vaqueros nuevos, se soba los nudillos de las manos, y continúa hablando.

-A ver... estúpido imberbe, lo único que sabes hacer es golpear ¿verdad?, porque tu cerebro es una bazofia, inclusive, no puedes comprender las palabras que estoy ocupando porque te quedaste en la mitad de la evolución. Así que, mi estimado deleznable... Si tú o tus amiguitos se atreven a ponerle una mano encima a Manuel, el que va a estar con la cara destrozada y en silla de ruedas eres tú, maldito cobarde. 

Sin nada más que decir Gabriel se da la vuelta dándole la espalda. Y aquel muchacho sale caminando de ahí, un poco indignado y con el orgullo lastimado. 

Rafaela abraza fuertemente a Manuel, Gabriel se queda recargado junto a ellos, escuchando los suspiros de Rafaela, y los susurros de Manuel, que le está cantando una canción en el oído. Rafaela llora, mientras esboza sonrisas cuando escucha la canción. Gabriel en cambio se queda pensando en que de verdad desea una mujer como ella, una amiga, una hermana, una compañera, una novia, un amor como ella. Sonríe un segundo, y comienza a alejarse del lugar, Rafaela lo nota, y antes de que se vaya, lo alcanza y le susurra al oído que se espera verlo en el parque del día anterior a las 6 de la tarde. Gabriel acepta con una sonrisa, y finalmente se va.

Toca la campana de fin del día, los dos amigos toman sus mochilas y cada quien va a la salida por su lado, sólo una pequeña miradita y un adiós.     

 

Corazón, depende de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora