Gabriel, dependo de ti.

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“Hola amor, ayer te fuí a ver a la Academia, y es terrible, verte así, con tus ojos cerrados, tus pestañas rosando la parte superior de tus mejillas, y verte sin color, verte pálido, y ver tus labios, cerrados alrededor de un tubo, y máquinas conectadas a tí. Es terrible. Pero quiero decirte que sigues siendo guapo, hermoso para mí, jamás dejarás de ser esa persona que me saca la sonrisa, que ilumina mis ojos, y que sé que me ama, de una manera u otra. Y yo quiero que sepas que te amo. Y quiero que sepas que siempre, siempre te voy a amar. Fuimos una pareja imperfecta, tu, fumador, yo anoréxica, pero aún así juntos éramos hermosos. Uno para el otro. Éramos un desastre, un imperfecto par de enfermos. Gabriel, quiero que sepas que en este mundo hay decisiones difíciles, también  quiero que sepas que tengo la esperanza de que algún día leas esta carta, estés donde estés. Quiero que tengas en cuenta que por muy difíciles que fueron estos 7 interminables meses, jamás, jamás te dejé de amar. No  hubo un día que no pensara en ti, no hubo un día que no viniera a verte, no hubo un día en el que no rezara para que despertaras, y vieras lo que hay dentro de mí, y me refiero al niño. A nuestro hijo. Gabriel te amo. No es mi culpa, yo no tome esta decisión, yo no soy responsable de lo que van a hacerte y no creo que sea lo más justo. Quiero que siempre sepas que te amo. Que te amé cada día de nuestros momentos juntos, odio el hecho de que tenga que decirte adiós, y no volver a escuchar tu voz, ni ver tus ojos, ni ver esa sonrisa tuya que me ilumina el día, pero tengo seguro que me cuidas, y que me cuidarás siempre, Gabriel, te amo. Amor, prometo estar siempre a tu lado, prometo que cada noche veré la luna que tanto nos gusta y pensare en tí, porque sé que estarás ahí. Perdóname Gabriel. No quiero decir adiós, no me quiero dar por vencida, pero no puedo hacer nada ahora, esto es todo, amor. No me olvides. Eres mi luna y mi sol. Sé que es tu hora de partir, y espero, que cuando llegue la mía, nos veremos de nuevo.

Gabriel, dependo de tí.

Rafaela”

-Señorita, es todo. Es hora.

Y con un movimiento de cabeza se acabaron sus días y sus noches, sus risas y frases, sus amores y desamores, sus ilusiones se desvanecieron y dio su último suspiro.

Corazón, depende de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora