Capítulo 8

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Capítulo 8.

Gabriel está desesperado, mientras ve llegar a la gente a su casa busca a Rafaela para arreglar lo que no se pudo anoche. Ve llegar a Carlos, quien corre a saludarlo. 

-¿Qué hubo wey? - Le abraza dándole una palmada en la espalda y Gabriel apenas y le presta atención. Rápidamente le pregunta si viene con Alejandro. -Sí, Alejandro está estacionándose, ahorita viene su hermana y su novia.

Eso es todo. Viene su hermana, Rafaela. Mientras más personas se amontonan en la entrada, el espera en la cocina. Le mandó un texto diciendo que esperaba verla ahí. Ella contestó con un frío “OK”. Eso le bastó a Gabriel para sonreír. No lo ignoró. Ella caminó con los enormes tacones que llevaba hacia la cocina. En donde lo vió por primera vez fumando. Rafaela incómoda se recargó sobre la mesa. Gabriel la ve y tira el cigarro al piso. Se acerca dulcemente a ella. Le sonríe. La mira. Sigue acercándose a ella. Rafaela se aleja de él discretamente, por el olor del cigarro. Odia ese aroma. 

-Ven, vamos al jardín.- Él la toma del delicado brazo. Caminan los dos juntos hacia el inmenso jardín. Hay gente en todas partes, muchachas vestidas con apenas un mini top y una falda que parece cinturón, hombres con jeans y una camisa de marca, tacones, cigarros, botellas, droga. Al llegar a la explanada, Gabriel se sienta en una banquita y le indica con palmaditas sobre la banca que se siente junto a él. Se sienta un poco alejada, pero Gabriel rápidamente la acerca a él. 

-Toma.- el estira un poco la mano y le entrega la carta doblada. Ella comienza a desdoblarla, pero Gabriel la detiene.- No la leas. Hasta que estés muy muy tranquila y sola. ¿Me lo prometes?- Rafaela sin voltearlo a ver asiente con la cabeza.-Sigues molesta por lo de ayer... Perdón.

-No, no me debes pedir perdón, es sólo que... yo no puedo quererte, no en este momento.

-¿Y si hago que me quieras? ¿Crees que vas a llegar a quererme algún día?

-No lo sé. No sé si te querré mañana o si nunca te querré.

- ¿Crees que me puedas llegar a querer mañana?

-Gabriel...

-Lo siento...- Se aleja de ella después de darle un beso en la mejilla. Rafaela se queda un momento sentada en la banca. Pero después de unos cuantos segundos, corre para alcanzar el brazo del muchacho. Lo hace voltear. El la abraza, pegando su cabeza al pecho. Ella escucha su corazón, como palpita, y como él respira. La tranquilidad invade su cuerpo. Como si estuvieran hechos para estar juntos. Reciben y dan cariño. Los dos saben que se quieren. Pero sólo uno de ellos lo ha dicho. Sólo Gabriel lo confesó. Él la toma de la mano. Y caminan de nuevo por la casa, entre la gente, entre el ruido. Muchos los miran extrañados, pero no le dan importancia, muchos ya sabían que había algo entre ellos. Muchos lo sospechaban. Pero nadie, nadie sabía cuánto se querían. Ni ellos lo sabían. Subieron las escaleras de la mano, Gabriel la llevó hasta su cuarto. Abrieron la puerta, pero había una pareja de novios besándose. Gabriel rápidamente cerró la puerta de la habitación y un poco sonrojado llevó a Rafaela hasta el cuarto de su padre. Abrió la puerta lentamente. Revisó que no hubiera nadie. Una vez que lo hizo, entró de la mano con Rafaela .Él se sentó en el borde de la cama, y ella se quedó parada mirándolo. Él la tomó por la cintura. Por su pequeñísima cintura. La hizo sentarse. Gabriel se paró. Besó la frente de Rafaela, y le susurró al oído.

"Te amo, pequeña" 

Rafaela sonrió y le dijo en voz alta. 

-Yo te quiero.- 

Gabriel la besó de nuevo, comenzó besando su frente, prosiguió con su nariz, después besó sus labios. Se acostó sobre ella sin lastimarla, besó sus labios con ternura. Ella lo dejó besarla. Dejó que sus manos se entrelazaran en las de él, pasó su otra mano por su cabello, sedoso, suave como sus labios. Mientras una de las manos del muchacho acariciaba el rostro blanco de ella, la otra jugueteaba con los dedos de sus manos. Después de un rato, el sólo la abrazó. Se quedaron tumbados en la cama. Ella estaba acostada en el pecho de Gabriel, dormida. Él la veía dormir. Lo hacía sentir tranquilo, amado y querido, con sólo estar ahí. Cada vez que ella suspiraba dormida, el sonreía, pensando en que ella tal vez, soñaría con él. Ya eran alrededor de la 1:00 y subió corriendo Alejandro a la habitación. Y vió a su hermana dormida. Pero no vió a Gabriel. De pronto "Iker" como le llamaban, sale del baño, abotonándose la camiseta. Alejandro, hirviendo de rabia se le abalanza a su amigo golpeándole la nariz, pensando en que él y su hermana habían dormido juntos.

Corazón, depende de ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora