Capítulo 5

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Luego de un par de horas de búsqueda, llegué a la ultima habitación/cuarto porno del sexo delirante como solía decirle de novato. Golpeé un par de veces y al no tener respuesta, sólo entré.

Allí dentro, todo aquello era rosa, habían peluches de ponys sobre un escritorio al igual que varitas mágicas. Me reí. Seguí curioseando la habitación con la vista y encontré una cama rosa con un cobertor de Peppa Pig, que decoración mas extraña. Allí dentro no había nada mas, por lo que la habitación me pareció extremadamente pequeña para mi gusto.

Mi vista se fue directamente a una carpeta  sobre la cama, me senté allí y la tomé entre mis manos, en la esquina estaba aquel maldito y bello nombre.

“Kim SeokJin”.

La puerta de la que entré se abrió, dando paso al cuerpo del castaño desnudo y húmedo con lo que parecía ser agua. Me tapé la cara con la carpeta y hablé.

—Y-yo lo siento, n-no quería est-estar aquí, solo vine a buscar e-esta carp...

—Tal y como la primera vez. —Me relaje por el tono burlón que usó. —Estoy pensando que lo que tú quieres es conocerme a fondo y grabarme ahí en lo profundo de tu mente.

Grabar es lo que yo siempre había echo. Me encantaba grabar y capturar cosas hermosas.

Quité el fichero de entre mis manos, sin cerrar los ojos, me acerqué a la puerta, no sin antes haber notado el delicioso olor a jabón que desprendía SeokJin.

Toqué el pomo con mis dedos y escuché la madera golpearse.

—¡SeokJin!.

Abrí los ojos, lo observé y envidie su mirada relajada. Aquella voz que escuchaba no era un buen indicio, para nada.

Lo vi acercarse y acto seguido me tomó de la cintura para pegarme fuerte a su cuerpo desnudo, me tiró a la cama y yo me dejé. Las gotitas caían en mi cara y su pulgar estaba sobre mis labios. Mis manos se posaban en su cadera, muy, muy cerquita de su culo. Me sentía tentado en todo mi límite.

—No hables, si el señor Chang me ve a mí y a ti juntos, nos va a ir mal a los dos.

—¿C-como...?

—Shh... —Me apretó con mas fuerza los labios, yo me removí inquieto contra Peppa Pig.

Los ruidos cesaron, un suspiro se escuchó del otro lado de la puerta y unos pasos se alejaron. Suspire tratando de quitarme aquel tentador cuerpo de encima.

—Muevete, SeokJin.

—Umm... ¿Como prefieres que me mueva?. —Sus caderas se mecieron, mis uñas arañaron la piel de su cadera, me dolía la erección y no podía hacer nada. —Lento... Brusco...

De pronto, los movimientos cesaron lo observé atento, completamente encantado de todas sus facciones.

—Umm... Olvidaba que a ti te gusta otra posición.

Me abrió de piernas y empujó, su miembro se tocó con el mío y yo podía sentirlo todo. Su intensa mirada sobre mis labios me provocaron escalofríos. Yo ahora le sostenía el cuello mientras él empujaba, él me sostenía las piernas hacia arriba. Dios, tenia una perfecta visión de mí y yo en cambio no veía nada.

Se inclinó hasta que su nariz rozó con la mía, su boca expiraba un olor a menta increíblemente erótico, sólo quería que él me besara, me hiciera suyo, empujase contra mí y yo disfrutar de él.

Su suave y húmeda lengua entro en mi boca, todo sin una unión de labios, aquello me encantó porque jamás lo había probado antes. Luego, bajó por mi mentón, lo acarició y lo contorneó como quiso. Bajó por mi mandíbula hasta mi cuello, allí también devoró la piel con su lengua y sus dedos me acariciaban el abdomen bajo.

—Estas tan caliente... —Susurró. —Bendita la hora en que apareciste cuando recién terminaba mi ducha.

Su mano se internó en mis pantalones, él acarició mi miembro con la mano húmeda, permitiéndole resbalarse sobre aquella zona a su gusto. Yo gemía, apretaba las sábanas tratando de contenerme porque tener a un SeokJin, encima de ti, haciéndote todo tipo de cosas es muy requete contra erótico.

Mis pantalones fueron bajados bruscamente, yo jadee con el simple tacto de la helada brisa encima de mis... Bueno, ya saben. El se inclinó, sus dos manos se cerraron encima de mi miembro, primero me acariciaron de arriba a abajo con lentitud y luego su cabeza me besó la punta.

Demonios, aquello había sido extremo.

Su boca se cerró sobre mi pene, chupó y lamió como ningún hombre jamás me lo había echo, nisiquiera mi novio. Pensarán que quizá el pensamiento de Jimin me detendría, pues no, el apoya el porno y apoya que yo recurra a este tipo de actos cuando esté necesitado.

SeokJin se incorporó, pero siguió haciendo el trabajo con sus manos quizá para llenar el vacío que dejó su boca. Su mano se abrió paso en donde nuestros cuerpo se unían y pronto sentí un calor intento junto al mio de una piel dura. Bajé la mirada y noté a nuestros miembros calbalgandose juntos, aquello me encantaba, pero yo sólo quería que me follara.

—S-seokJi-Jin.

—Dime Jin, lindura. —Él nisiquiera se veía agitado y en cambio yo estaba disfrutando el infierno.

—Entra y-ya porfavor...

—Me encantaría, pero no tengo lubricante aquí bebé, el mio lo dejé en el set de grabación.

Apreté los ojos con fuerza, disfrutando de el caliente roce que había allí abajo. De pronto él me dio la vuelta, yo traté se zafarme del brusco movimiento pero sólo obtuve que él restregara su miembro por mi trasero, se sentía tan bien.

—Tienes u-un lindo tr-trasero, Jung.

—Callate.

Siguió moviéndose sobre mí, aveces rozando mi entrada y yo deshaciéndome entre escalofríos. Quería mas, mucho mas. Sentí algo liquido caer en mi trasero y después un dedo internándose dentro de mí. Apreté las sabanas entre mis manos con mucha fuerza, gemi.

—¿Q-que aras?.

—Lo que me has estado pidiendo a gritos, bebé.

Un segundo dedo entró en mi, lo sorprendente era que a estas alturas sólo sentía un calor delicioso en mi parte baja porque SeokJin sabia como moverlos, como doblarlos y qué tocar para hacerme delirar.

Yo nisiquiera los sentía, pero ahora estaba seguro de que ahi abajo habían mas de 3 dedos. Yo gemía alto, tratando de contenerme pero no podía, aquello simplemente era demasiado intenso.

—Ah, me encanta como lo haces. —Jadee.

—Soy todo un experto.

—P-por algo eres actor porno. —Me burlé.

—Y bien que te encanta grabarme haciendo todo tipo de cosas, gimiendo y obedeciendo a mis amos.

Y casi me corro. Aquello ya era demasiado, casi no soportaba la humedad en mi espalda a pesar de la ropa, como él seguía restregandome su erección contra el trasero mientras sus dedos hacian el trabajo.

Hasta que de pronto, tocaron la puerta nuevamente, esta vez con las euforia.

—¡Jin!. —Era la voz del señor Chang, toda mi excitación se fue al demonio. —¡Se que estás ahí, abre porfavor!.

Escuché a Jin susurrar un “Demonios” y luego me tiró al piso. La puerta se abrió, dejando pasar al señor Chang y me escondí debajo de la cama.

CameramanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora