"El Niño en el Iceberg; Parte Dos"

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KATARA

Al desvanecerse la luz, el silencio inundó el aire. Katara aguardo, estupefacta. Entonces lo miro. Un pequeño niño de pie en lo alto del cráter humeante en el que se había convertido el iceberg.

Cuando Katara lo miro tambalearse inestable, se puso en pie rápidamente. Extendió los brazos a tiempo para capturarlo.

Parecía tan pequeño y frágil en sus brazos. Debía de tener solo doce años, dos menos que ella. Llevaba la cabeza afeitada que permitían ver un tatuaje azul pálido en forma de flecha. Nunca había visto una cosa como esa. Su piel estaba pálida y su respiración era lenta. Katara temió que pudiera estar muriendo. La chica lo acuno con suavidad, intentando darle calor.

Los párpados del niño se abrieron, revelando un par de orbes cansados, de un color gris brillante. Resultaban extrañamente tranquilizantes.

—Está vivo—dijo aliviada. Sokka de pie a su lado, tocó la cabeza del chico con la punta plana de su espada.

—Que chico extraño...

—Déjalo en paz—Katara lo apartó con molestia. Ayudó al chico a sentarse. Él parecía confundido, sus ojos la miraban con curiosidad.

—Mmmm—balbuceo—. ¿Donde estoy...?

Antes de que nadie pudiera responder, un gruñido lleno el aire, como si un animal enorme estuviera a su alrededor.

—¡Appa!—gritó con alegría el chico.

Su rostro se iluminó con una sonrisa. De pronto pareció recuperar la fuerza. Se puso en pie y comenzó a escalar hasta la cima del cráter.

—¿Que demonios fue eso?—preguntó Sokka, diciendo en voz alta lo mismo que Katara pensaba.

Ambos hermanos intercambiaron una mirada, antes de ponerse de pie y rodar el cráter en busca del chico. Su sorpresa fue encontrar un monstruo gigante en su interior, cubierto de pelo blanquecino. El par de cuernos en su cabeza eran dos veces más grande que Katara y su enorme boca podía engullir su canoa de un mordisco.

Sokka soltó un chillido y fue a ocultarse detrás de Katara. Sin ninguna duda, era el guerrero más valiente de la tribu.

—¡¿Que es esa cosa?!—gimoteo su hermano, temblando como una foca tigre bebé—. ¡Comete a mi hermana! ¡Soy demasiado joven y guapo para morir!

Por su parte, el chico congelado había logrado subir a la cabeza de la bestia y lo abrazaba como si fuera un indefenso pato tortuga. Katara se dio cuenta que al igual que el chico, el gigantesco animal llevaba una flecha en su cabeza.

Fue como si alguien golpeara su cerebro.

—Eres un monje...—logró decir, como si su lengua fuera un trapo—. ¡Eres un nómada aire!

El chico descendió dando piruetas, impulsado por ráfagas de viento. Aterrizó frente a ella con delicadeza. Su sonrisa era radiante.

—Mi nombre es Aang—se presentó el chico con amabilidad—. Y él e Appa, mi bisonte volador.

Cobardemente, Sokka salió de detrás de su hermana menor. Tenía el ceño fruncido. Algo muy normal en él.

LIBRO UNO: AGUA [Avatar La leyenda de Aang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora