"El Templo Aire del Sur; Parte Dos"

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KATARA

Ella estaba algo más que nerviosa. Con forme más se acercaban al Templo, ella más creía que debían alejarse. Aang parecía feliz, emocionado... No habían tenido tiempo para poder decirle lo que los Maestros Fuego le habían hecho a su gente.

Hace cien años, el Señor del Fuego Sozin había ordenado un ataque sorpresa a los cuatro Templos Aire en busca de acabar con la vida del Avatar. El Templo Norte, el Templo Aire del Sur, el Templo del Oeste y del Este... Todos habían sido atacados.

Los Nómadas fueron masacrados sin piedad. No habían tenido la oportunidad de defenderse. Aquellos pocos que lograron escapar fueron emboscados y cazados ahí donde los encontrarán.

No se había vuelto a ver a un Nómada Aire después del genocidio... No hasta que encontraron a Aang en el hielo, cien años después.

Ella intentó decirle. Le explicó que los templos habían sido atacados, pero antes de llegar a la parte de los asesinatos, Aang la interrumpió.

—Katara, no temas—el muchacho intentó tranquilizarla—. Los Nómadas somos la Nación más pequeña, no tan grande como el Reino Tierra o la Nación del Fuego, incluso más pequeña que las Tribus Agua... pero somos fuertes e inteligentes. Nuestros templos están muy bien escondidos entre las montañas. Únicamente se puede llegar a ellos volando y dudo que los Maestros Fuego sepan hacerlo. No pudieron haber encontrado todo los templos.

Katara intercambio una mirada de preocupación con Sokka. ¿Que es lo que encontrarían al llegar al templo?

ZUKO

El muchacho estaba furioso. Su nave estaba destrozada, el Avatar había escapado y no sabia donde se encontraba.

Había subestimado a ese niño. Un error que no cometería de nuevo.

Llegaron al puerto de una pequeña isla ocupada por la Nación del Fuego. Repararían su nave antes de que la noticia del regreso del Avatar se esparciera.

—Deberíamos beber un poco de té para calmarnos—su tío Iroh era un hombre inoportuno, siempre escogiendo los peores momentos para hablar sobre ese tonto jugo de hierbas.

—No hay tiempo para eso, tío—le recordó Zuko, mirando con desconfianza a su alrededor—. Debemos partir lo más pronto posible, antes de que todos se enteren...

—¿Enterarse de que, Príncipe Zuko?—dijo una voz firme a su espalda.

Al girarse, frente a él encontró al General Zhao. Zuko inevitablemente se sonrojó. Un dolor fantasma recorrió el lado izquierdo de su rostro, ahí donde estaba su cicatriz.

—Su nave a sufrido graves daños ¿Que fue lo que ocurrió?—el hombre lo vio a los ojos directamente. Zuko conocía esos ojos fríos, le recordaban a los de su padre. No era un hombre con quien se pudiera jugar.

El General Zhao había estado ahí, el día que el príncipe recibió su cicatriz...

—Chocamos—mintió el chico. Sabía que si decía la verdad, aquel hombre se interesaría en capturar al Avatar. No podía permitirlo—, con una nave del Reino Tierra.

—Pero que interesante...—ronroneo el Maestro Fuego, acariciando su barba—. Me gustaría escuchar los detalles de ese encuentro. ¿Gustaría acompañarme a mi tienda para hablar de ello, príncipe Zuko?

LIBRO UNO: AGUA [Avatar La leyenda de Aang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora