"El Regreso del Avatar; Parte Uno"

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KATARA

La tribu los recibió con la boca abierta. Ninguno esperaba ver a la enorme bestia que los acompañaba.

Durante el viaje de regreso, había tenido tiempo para meditarlo todo. Estaba segura que Aang había pasado cien años congelado. El mismo tiempo que el Avatar había estado desaparecido.

Un fuerte presentimiento latía en su pecho. Aang debía saber que había ocurrido con el Maestro de los cuatro elementos.

Al llegar a la Tribu, Katara descubrió que el chico se había quedado dormido. Ella no lo culpaba. Junto con Sokka, lo llevó a una choza para que pudiera descansar. Katara mando a su hermano a hablar con Gran Gran Abuela, la líder de la Tribu en ausencia de su padre. Decidió que lo mejor era que ella se quedara con Aang cuando despertara.

Le llevó un par de horas.

Aang parecía un buen chico, con esa sonrisa constante y los ojos alegres. Katara se preguntaba si sabia el destino que habían corrido los Nómadas Aire ¿Había terminado en el hielo intentando escapar de ello? Tal vez simplemente lo ignoraba.

Le partía el alma pensar en que el chico estaba completamente solo.

Hace años, su madre había muerto a manos de soldados de la Nación del Fuego. Era un dolor constante, una herida que nunca sanaba. En parte, se culpaba por ello.

—¿Quieres algo de té?—ofreció la chica cuando su invitado despertó. Creía que algo caliente le caería bien. Él aceptó.

Mientras lo bebía, Katara miro detenidamente sus tatuajes. Eran flechas, de un color azul pálido. La más notoria cubría su cabeza, terminando en la frente. Llevaba otro par en los brazos que recorrían hasta las manos.

—Gracias—dijo Aang al terminar, regresándola al presente. Sus mejillas ardieron al darse cuenta que lo había estado viendo tan atentamente.

—Aang, quería hacerte una pregunta—empezó, algo nerviosa. La verdad es que tenía mucha curiosidad—. Eres un Maestro Aire, igual que yo soy una Maestra Agua—la noticia lo hizo sonreír—. Me preguntaba si tú, ya entiendes... Sabes lo que ocurrió con el Avatar.

La sonrisa se esfumó del rostro del chico. Incluso parecía nervioso. Apartó la mirada.

—¿Por que lo preguntas? ¿Como podría yo saberlo?—cuestión Aang. Regreso la vista al frente, confundido. Katara se sintió apenada.

—El Avatar reencarna siguiendo un patrón—aquello lo sabía todo el mundo—. Agua, tierra, fuego y aire. El último Avatar nació en la Nación del Fuego. Tras su muerte, debió renacer entre los Nómadas Aire... Creí que como tú eres un Maestro Aire, lo pudiste conocer...

—Nunca lo conocí—la firmeza en su voz tomó por sorpresa a Katara—. Conocí a personas que si lo hicieron... Pero yo nunca supe de él. Lo siento mucho, Katara.

—Oh, no importa—ella fingió que no le entristecía su respuesta—. De cualquier forma, yo sé que el Avatar volverá y regresará la paz al mundo.

—¿Como puedes saberlo?—Aang no parecía muy seguro.

La chica se llevó una mano al cuello. Sus dedos tocaron el collar que antes había sido de su madre. Era lo único que le quedaba de ella.

LIBRO UNO: AGUA [Avatar La leyenda de Aang]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora