Capítulo 6:Compartir sentimientos.

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Después de casi dos días sin haber podido conseguir algo de ayuda para encontrar a Jonathan, se dio la tarea de descubrir algunas cosas que la ayudarían en su estancia en el mundo. Alec e Isabelle se ofrecieron a ayudará casi de inmediato, para ambos hermanos les era asombroso poder hablar con un ángel de verdad, así ellos también podían hacerle preguntas sobre el cielo o quizás sobre Dios.

Ya les había explicado todo sobre su misión y logró hablar con Clary en dos ocasiones sobre su hermano, pero no le sirvió de nada. En cambio descubrió algunas cosas como que los nefilim también eran conocidos como cazadores de sombras y cazaban demonios, sus tatuajes se llamaban runas y que sus cuchillos se iluminaban al llamarlos por su nombre.

—Bien, esa es una estela. —Alina apuntó el objeto que sostenía Alec en sus manos. Isabelle asintió con la cabeza y le dedicó una mirada para que continuara.— Y sirve para grabar runas en el cuerpo.

—Exacto. —Isabelle aplaudió con emoción.— Aprendes rápido.

—Gracias. —suspiró inquieta.— Aún me falta mucho por aprender. Nunca pensé que los humanos tuvieran tantos secretos como ustedes.

Alec esbozó una sonrisa ladeada y se sentó en el sofá juntó a Alina. Miró a la pelinegra con suma atención y la analizó nuevamente. Se le hacía demasiado hermosa. Aún para ser un ángel. Nunca había visto a ninguno en toda su vida y aún no podía creer que se encontraba frente a ella.

—¿Qué nos puedes decir de Dios?

Alina frunció sus labios con confusión. Se cruzó de brazos y suspiró pesadamente. La verdad era que nunca había visto a Dios. No cualquier ángel podía verlo. Y ella era uno de esos cualquiera. Pero tenía fe en él. Sabía que era real y también sabía lo que podía hacer. Dios era su creador y aunque no había tenido la oportunidad de conocerlo en persona se sentía tan afortunada de ser lo que Dios había querido.

—Dios es todo, Alec. —logró decir sin sonar incómoda.— Nuestro creador. ¿Qué te puedo decir?

—¿En serio es real? —cuestionó bastante curioso. Alec se sabía el cuento de Dios, pero descubrir que realmente era real le traída muchas dudas y curiosidades.

Todos en el Instituto tenían dudas sobre Alina, el cielo y sobre todo Dios. Jace dejó de preguntar desde que tuvieron aquella charla en la que aceptó ser el recipiente del arcángel Gabriel, Clary sólo la veía con incertidumbre, mientras que Alec e Isabelle eran los que cuestionaban cada que podían.  Apenas había pasado un día y Alina se sorprendía el grado de curiosidad de los hermanos Lightwood.

—Claro que sí. —respondió ofendida.— Nunca debes dudar de eso, Alexander. Tú tampoco, Isabelle. Ningún ser vivo en este lugar debería hacerlo.

Ambos hermanos se quedaron sin palabras ante la respuesta de Alina o quizás ante el tono de su voz. Pero era verdad lo que ella decía. Dios existía y ellos no creían en él. Era algo irónico, ya que Dios se empeñaba en amarlos de una manera incondicional, e inclusive ordenó a los ángeles que hicieran los mismos y no tenían otra opción al menos que quisieran ser exiliados tal y como le sucedió a Lucifer. Lo que Alina seguía sin entender era; ¿Por qué Dios los amaba? ¿qué tenían de especial?

—Isabelle. —chilló Clary al entrar a la biblioteca.— ¿Adivina quién vino a verte?

La tensión que se había creado desapareció en ese mismo instantes, Isabelle sonrió alegremente y se acercó a la puerta, encontrándose a la pelirroja junto a un joven castaño de piel pálida. Alec lanzó una mirada hacia la entrada del lugar, pero pareció desinteresado que volvió toda su atención hacia la muchacha ángel.

—¿Quién es él? —le preguntó ella. El pelinegro frunció sus labios y le lanzó una mirada al castaño. Alina no averiguó si se trataba de una mirada de odio o aprecio, puesto que Alec no parecía ser muy expresivo.

—Su nombre es Simon. —respondió sin interés en hablar de él.— Es un vampiro y también es el novio de mi hermana.

—Oh... —musitó frunciendo el ceño sin entender del todo.— ¿Novio? ¿qué es eso?

El muchacho la miró con expresión divertida para después soltar una pequeña risita burlona.

—¿En serio no lo sabes? —Alec se acomodó en el sofá. Se aclaró la garganta e intentó explicarle.— Un novio o novia es un término para dar referencia a la persona con la cuál estás saliendo y aparentemente quieres.

—No entiendo. —lo miró con total confusión.

—Por ejemplo.... —se acarició la barbilla un momento para pensar en algo que no fuera difícil de entender, pero no se le ocurrió nada.— Jace y Clary. Ellos están juntos. Son novios.

—¿Hablas de compartir sentimientos?

—Sí. —le sonrió ampliamente.— Mas bien, un solo sentimiento, es llamado amor.

—Sé lo qué es el amor. Nunca lo he sentido por alguien más que no sea Dios, pero he oído hablar de él.—agregó Alina.— ¿Tú tienes novia? —le preguntó con autentica curiosidad.

—No. —contestó muy serio. Su voz sonó incómoda. Alina descifró que quizás Alec no quería hablar sobre eso, así que dejó la charla.

Se puso de pie y miró hacia donde estaban los otros cazadores de sombras. Le lazó una mirada fugaz al muchacho que seguía sentado y se alejó lentamente. Su mirada viajó por toda la biblioteca en los pocos segundos. Alina había quedado sorprendida ante lo hermoso e increíble que era el lugar. Cuando se acercó lo suficiente como para llamar la atención Isabelle la volteó a ver con una sonrisa cariñosa, algo que Alina no le devolvió y en cambió miró al chico llamado Simon. De cerca se veía mas pálido, tenía los ojos cafés oscuros, los labios ligeramente rosados y un mechón de cabello cubría su frente por un lado. Atractivo, pero vampiro.

—Hola. —habló Simon con un tono divertido. Alina entrecerró sus ojos con mucha duda.— ¿Cómo estás?

—¿Qué? —lo miró con el ceño muy fruncido, sin entenderle ni una palabra.

Simon se arrepintió de lo que dijo. Quizás esa no era la forma correcta de saludar a un ángel. ¿Cómo se saludaba a un ángel? Simon no lo sabía y nadie le había explicado como hacerlo. Isabelle le había contado sobre Alina, Clary también lo hizo y es por eso que recién llegaba al Instituto. Simplemente quería averiguar como era un ángel. Esperaba y Alina no se molestara por eso o porque él era un vampiro.

Bravery [Alec Lightwood].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora