Capítulo 9:Desmemoriado.

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—¿Qué pasa? —preguntó Alec a la brevedad.— ¿Quién es ese tal Mitchell? No es un ángel o ¿sí? ¿y el bebé que trías en brazos? ¿por qué te fuiste tan deprisa?

Alina se rascó el entrecejo, sintiéndose confundida tras las preguntas del Lightwood. Se despejó la mente y pensó con claridad. Realmente no sabía si había sido buena idea traer a Metatron con ella, pero no tenía opciones. Castiel se lo había aconsejado aunque no le dijo si debía decirle la verdad sobre él mismo. Y decírselo todo sería un riesgo que tendría que tomar.

—Él es Metatron. —afirmó con seguridad. Alec y Jace pusieron una cara totalmente confundida, mientras que Clary e Isabelle se sorprendieron. Simon no le halló nada de sentido.— Fue exiliado hace como quince años o más.

—¿Estás hablando del ángel Metatron? —preguntó Jace.— ¿De un ángel?

—¿En serio es el ángel Metatron? —preguntó Isabelle con emoción espontánea.— Es muy guapo.

Simon la miró mal ante su comentario y rodó los ojos.

—Sí, es él. Escuchen él no lo sabe, piensa que su nombre es Mitchell y que es un humano que simplemente puede escuchar a los ángeles en el cielo. El no recuerda lo que es. Está desmemoriado.

—¿Desmemoriado? —intervino Simon curioso. Aunque él ya tenía tiempo de conocer el mundo de sombras todo lo de los ángeles era nuevo para él y le resultaba muy intrigante.— ¿Le borraron la mente?

—No exactamente. —contestó con inteligencia.— Algunos ángeles que son exiliados por decisión propia, mejor conocidos como ángeles caídos, llegan al mundo de la manera natural; una mujer los da a luz como un bebé humano. Por lo tanto se cría como tal. Algunos nunca llegan a descubrir que fueron ángeles, otros lo hacen pero están bien con ello y algunos otros intentan conseguir su gracia para volver a ser ángeles.  —todos la miraban con auténtica atención, escuchando cada palabra que ella decía, guardando toda esa información en su cerebro y aceptándola de inmediato.— Por otro lado están los exiliados que vienen por una misión y al mezclar sentimientos fuertes son expulsados del cielo.

—¿O sea que Metatron es un ángel caído? —Alec sonó curioso.

—Sí, y él no lo sabe. —repuso de inmediato.— En realidad es un humano. Sin su gracia eso es lo que es. No tiene poderes.

—¿Cómo lo has encontrado? —habló Clary por primera vez.

—Estaba junto a Jonathan cuando fui por la niña.

—Por cierto, ¿quién es la niña a la que has traído? —murmuró el mayor de los Lightwood.— El Instituto está repleto de runas. Runas que podrían matarla.

—Dios la dejó a mi cuidado. Es la hija de mi recipiente. —la voz de Alina sonó insegura y es que no estaba. Aún no sabía que hacer exactamente, tampoco iba a confiar en Metatron ciegamente.

—Tienes que sacarla de aquí. Por el bien de la niña. —demandó Jace.

Todos sabían que cualquier humano que entrara al Instituto podría morir al no soportar las runas. Un bebé significaba mayor riesgo al ser más débil.

—Ella estará bien. —pronunció Alina sin siquiera pensarlo.— Por ahora tenemos que ayudar a Metatron a recordar que es un ángel. Estoy segura que nos ayudara en cuanto sepa que proviene del cielo.

—Sé quién nos puede ayudar en esto. —Isabelle sacó su celular del bolsillo de su chaleco de cuero y miró la pantalla.— Ya nos ha ayudado otras veces.

—¿Quién? —cuestionó Alina.

—Magnus Bane. —habló Alec, con un poco de tensión entre sus palabras. Ese brujo siempre estuvo detrás de él. Por un momento Alec dudo de su heterosexualidad.

—Sí. —intervino Clary.— Él es muy poderoso. Podemos llevar a Metatron con él.

—¿Magnus Bane?

—El mejor brujo de Brooklyn. —repuso Simon.

—De acuerdo. —dijo Alina.— No podré teletransportarlos a todos. Sólo dos me acompañaran junto con Metatron y los otros cuidaran de la pequeña.

—Que Alec y Jace te acompañen, ellos nunca sabrían como cuidar una niña. —dijo la hermana de Alec. A lo que todos asintieron con la cabeza.— Le enviaré un texto para avisarle que irán para allá.

Rápidamente tecleó su teléfono celular, Alina no entendía lo que hacía, pero decidió no preguntar. Después de unos segundos Isabelle dejó su celular y volteó a verlos. Alec parecía un poco nervioso mientras que Jace estresado o quizás cansado.

—Magnus los recibirá. —informó segura. Alina asintió con la cabeza y se dirigió a la biblioteca.

Metatron seguía donde lo había dejado, arrullaba a la bebé con sumo cuidado y sin prisa. Alina se dirigió a él y tomó a la niña entre sus brazos. Los demás la habían seguido inmediatamente y se encontraban en la biblioteca. La muchacha observó a Isabelle para después entregarle la niña, ésta la tomó gustosa y le miró su rostro. Apenas tenía cuatro o cinco meses de nacida, tan pequeña e indefensa.

—Está preciosa. —alagó Isabelle. Simon se acercó a ella y miró a la pequeña con atención.

—Ciertamente lo es. —coincidió el vampiro.

Alina no dijo nada y se dirigió a los dos cazadores de sombras que la acompañarían. Ambos la observaron con incertidumbre hasta que habló. La verdad es que Alina no podía llegar con Magnus Bane tan fácil, ella tendría que rastrearlo y para ello necesitaría algo perteneciente al brujo.

—¿Tienen algo que pertenezca o que perteneció al brujo? —cuestionó esperanzada de una respuesta positiva.

—¿Algo cómo qué? —contestó Jace.— ¿Algo como un anillo? Tengo uno de Magnus.

Alec lo miró con el ceño muy fruncido.

¿De dónde había sacado un anillo de Magnus?

—Me sirve.

Jace se metió la mano al bolsillo y sacó un anillo dorado con una inmensa piedra verde esmeralda. Bonito y llamativo. Algo que describía perfectamente al brujo.

—Lo tenía guardado para devolvérselo. —explicó Jace.— Se le quedó aquí la última vez que piso el Instituto.

Alec se encogió de hombros sin tomarle importancia al asunto, desvió su mirada del anillo y miró a Alina, la cuál ya sostenía el pequeño objeto entre sus manos.

—Para que esto funcione tengo que conocer el lugar a dónde los mandaré, así que lo haré yo primero. —musitó Alina y seguidamente apretó el anillo con ambas manos.

Cerró sus ojos lentamente y comenzó a rastrear a Magnus Bane. Flashes comenzaron a llegar a su mente; anillos, brillantinas y colores extravagantes inundaban su cabeza. Pronto visualizó una habitación con mucho purpura y mágica flotando por la el techo del lugar. La imagen de un hombre asiático vestido con unos pantalones negros demasiados ajustados y un simple chaleco de seda color rojo se coló en cabeza.

Magnus Bane.

Entonces supo a donde ir. En menos de un segundo se teletransporto hacia el lugar donde había rastreado al brujo y se encontró ahí. Parada frente al hombre que había visto. En sus manos sostenía un gato que ronroneaba tranquilamente. Magnus la miró detenidamente, analizando las pocas probalidades de que la conociera, pero en efecto no la conocía. Nunca la había visto.

—¿Quién eres tú?

Bravery [Alec Lightwood].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora