Bravery [Alec Lightwood].

Capítulo 28:La ubicación.

Últimos capítulos.

Durante los siguientes dos días, Alec y Alina se la pasaron juntos. Hablaron con Metatron, con los Winchester y arreglaron las diferencias que tenían con Castiel.

La investigación de Jonathan Christopher Morgenstern seguía sin parar, pero todos sabían que era el último día, ya que al no sacar alguna información de los demonios; los hermanos se vieron obligados a invocar al rey del infierno, Crowley.

—¿Funcionará? —les preguntó Alec, mirando al par de hermanos con inseguridad.

—Siempre suele funcionar. —respondió Sam, terminando de trazar el símbolo atrapa demonios.

—¿Y creen que Crowley nos de la ubicación de Jonathan? —Alina no parecía totalmente convencida. Sabía que los demonios eran muy interesados. Siempre querían algo a cambio.

—Le conviene, ya que él reinará el infierno a su manera, —repuso Dean— aunque eso será por poco tiempo.

—Espero y nuestro plan resulte. —dijo— No soportaría... —decidió guardar silencio antes de abrir la boca de más.

Castiel la volteó a ver y negó con la cabeza.

No soportaría que Jonathan lastimara a Alec por su culpa.

Eso es lo que quería decir, pero no lo pudo decir en voz alta. Menos en presencia de Alexander. Claro que era mejor que no se enterara de la fortaleza que tenían sus sentimientos hacia él. Al final solo complicarían las cosas.

—Alina, tenemos que hablar antes de que vayas al infierno. —la voz de Castiel llamó su atención— Es muy importante.

—Por supuesto. —dijo ella— Hablaremos.

—Bien, —Sam encendió un cerillo y lo alzó frente a la cazuela donde había hecho el ritual— ya es tiempo.

Dejó caer el cerillo y una llamarada viajó por los aires, se apagó rápidamente, dejando un extraño humo. Era casi igual al ritual para invocar a un ángel.

Segundos después apareció un hombre de baja estatura, con una ligera barba, cabello oscuro y vestido con un traje negro. Su mirada fue penetrante ante los ojos de Alec, pero lo que Alina, Castiel y Metatron veían era algo peor que eso. Ello podían ver el verdadero rostro de los demonios.

—¡Fantástico! —exclamó con sarcasmo.— ¿Para qué me han llamado?

—Hola, Crowley, qué gusto verte. —le respondió Dean de la misma manera que el demonio.

—En serio, Winchester, ¿qué es lo que quieren?

Crowley miró hacia el suelo y rodó los ojos. Siempre que lo invocaban terminaba atrapado en las estúpidas trampas de demonio de los hermanos. Odiaba qué le sucediese eso.

—Queremos información de Jonathan Morgenstern, el príncipe del infierno.

En los labios de Crowley se formó una enorme sonrisa y asintió con la cabeza como si supiera todos los pasos de los Winchester.

—Déjenme adivino, —el demonio elevó su dedo índice por los aires y lo desvió hacia la ángel.— Tú eres Alina.

—¿Me conoces? —se acercó un poco a él.

—Todos en el infierno saben quién eres y creéme, cariño, no les caes muy bien. —le dijo con aire prepotente.— Así que, quieres saber dónde está Jonathan.