O las cosas iban a ir muy bien o las cosas iban a ir muy mal. Cazadores sobrenaturales compartiendo el mismo techo que los cazadores de sombras no era una de las mejores idea que se le ocurría a Alina.
Alec también estaba un poco dudoso con respecto a dejar a Castiel quedarse ahí. El ángel había intentado asesinarlo por el simple hecho de que Alina sentía cosas por él, que no era la razón suficiente como para matarlo. Sin embargo, Alexander haría cualquier cosa que la muchacha ángel le pidiese. Incluso permitir que aquél ángel estuviese compartiendo el mismo techo que él y los demás cazadores.
—¿Qué permitiste; qué?
La voz de Jace sonó por toda la habitación, pero el pelinegro fue el único que lo escuchó. A penas le había contado lo que hizo con Castiel y los dos hermanos, y Jace ya se estaba poniendo como un loco total.
—Es para ayudar a Alina, ¿eso no cambia las cosas? —el alto frunció las cejas.
—¿Qué? No —el rubio se cruzó de brazos— Has traído a dos mundanos y a un ángel que intentó matarte hace unas horas.
—A ver... Alina dijo...
—Sé que estás enamorado de Alina, pero piensa, Alec. Usa tu cerebro.
—¿Enamorado? —Alec frunció sus cejas con molestia.— Yo no estoy enamorado de ella.
—Somos parabatai. Lo que me ocultes yo puedo sentirlo. —le repitió como otras veces.— Tú estás enamorado de ella.
Deseó poder negar aquello que decía Jace, pero le resultó imposible, porque muy en el fondo, Alec estaba enamorado de Alina.
—Eso no tiene nada que ver con lo de los mundanos, —cambió de tema— lo hice para que ayudarán a conseguir la ubicación de Jonathan, ya que todos aquí queremos que él pague sus crímenes.
Jace frunció los labios levemente.
—Fingiré que te creo. Ahora, ¿cómo es que esos dos mundanos van ayudar aquí?
—Pueden contactar al rey del infierno o conseguir información por medio de cualquier demonio que de un brazo a torcer.
El rubio suspiró. No le convencían las palabras de su parabatai. No confiaba en mundanos, de ningún tipo, ni aunque aquellos hermano también fueran cazadores no estaba de acuerdo con hospedarlos en el Instituto y mucho menos confiar en ellos.
—Espero y no te arrepientas, Alec. —dijo él y el mayor puso mala cara.
—Tú trajiste a Simon hace tiempo. —le reprochó molesto.
—No pienso discutir contigo, así que aceptaré lo que estás haciendo y seguiré adelante, ¿bien?
Esta vez, Jace suspiró.
Alec se tranquilizó.
—¿Y... Cómo estás? Ya sabes, con respecto al arcángel Gabriel.
—Estoy bien, Alec. Como dijo Alina me ha arreglado, también es por eso que quiero hablar con ella.
—Es bueno que pienses en darle las gracias.
—Me refería a averiguar que es lo que vio porque yo no me acuerdo. —agregó Jace.— La forma en la que actuó me resultó extraña y debo admitir que me asustó.
—También tengo curiosidad sobre eso, pero prefiero no meterme. —dijo Alec con toda seguridad.
—Pues yo sí, así que iré ahora mismo a su habitación a hablarle. Mientras tanto vigila a los mundanos.
El pelinegro no se dio tiempo de decir sí o de asentir con la cabeza, Jace salió rápidamente de su habitación y lo dejó completamente solo. Lo único que pudo hacer fue pensar. Y más con lo que Jace le había dicho. Si su parabatai podía sentirlo, entonces era un sentimiento con mucha fuerza y tenía que asimilarlo.
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Bravery [Alec Lightwood].
FanfictionAlina es un ángel enviado al mundo para completar una misión de la cual depende la existencia de la humanidad. Buscando al arcángel Gabriel se encuentra con una raza de humanos mitad ángeles; Nefilims. Los cuales la ayudarán con su importante misión...