Avery estaba sentada en la última fila de su clase, en verdad a nadie le importaba, muchos ni siquiera sabían quien era aquella chica, algúnos omitian su presencia, y otros, la notaban, pero a apenas sabían su nombre. Avery miraba por la ventana. En su ciudad había un aeropuerto cerca, y veía los aviones pasar. Por cada uno que veía, se imaginaba que era ella quien iva en uno de esos cacharros que la llevarían a un lugar lejano, en el que pudiera ser feliz. El timbre de última hora la desconcertó, recojió sus libros guardandolos en su mochila, se colocó su abrigo y salió del aula, en silencio, como los demás días, mientras los demás se despedían entre ellos. Avery pensaba que era algo estupido, al llegar a casa hablarían por Facebook o Whatsapp, y al día siguiente se volverían a ver. Tampoco es que le importara mucho la vida de los demás, simplemente no lo entendía. Al salir del instituto se sentó en un banco dos calles más abajo, esperando a que Zayn viniera. Mientras lo esperaba, un par de chicos pasarón por delante de ella. Se fijó en uno especialmente, el más rubio. Sabía quien era, desde que entró en el instituto lo sabía. Era Luke, Luke Hemmings. Todas las chicas fantaseaban con él, ella simplemente nunca habá tenido el valor de mirarlo a la cara. Ni el valor, ni la ocasión. Pero ahora lo hizo, para su sorpresa él también le estaba mirando. Avery se ruborizó y agachó su cabeza. Tenía la cara roja, estaba avergonzada. ¿De verdad de le había mirado? ¿Y esa sonrisa? Pasaron de largo, pero Avery seguía sumida en su fantasía. Era imposible, nadie notaba nunca su presencia. Intentó sacarse de la cabeza aquel momento, no entendía nada. Una voz la llamó a gritos, era Zayn. Zayn era su mejor amigo, desafortunadamente no iban al mismo instituto, por lo que no podían estar juntos, pero después de las clases el siempre venía a buscarla en su moto. Un regalo de su cumpleaños, que se encargaba de presumir. Le extendió un casco de color rojo, se lo colocó y se subió a la moto. No tardaron mucho en llegar hasta la casa de Avery. Sus padres no estaban, así que invitó a Zayn a comer. Tampocó le apetecía estar sola, otra vez. Sus padres habían ido al aeropuerto a recojer a su hermano, Ashton, que llegaba desde la universidad de Nueva York. A los padres de Avery nunca le gustaba llamarle universidad, les gustaba más llamarlo Conservatorio, decían que se les llenaba la boca con esa palabra. En fin, para Avery era lo mismo. Entraron en el piso, y fueron directamente a la cocina, la comida ya estaba preparada así que se sentaron a comer juntos en el comedor.
-¿Como está tu hermano?
-No lo sé, hace meses que no hablo con él.
-Pero, viene hoy, ¿no?
-Así es...
-Parece que no estes muy entusiasmada-Dijo Zayn un poco preocupado.
-No es eso, es que siempre que Ashton viene a casa mis padres me ignoran más de lo que lo hacen normalmente. Toda la atención de todo el mundo se centra en él.
-Pero él te aprecía mucho, Avery-Dijo Zayn, intentando animarla.
-Lo sé, pero...
Sin esperarlo Zayn se sentó a su lado, aún más cerca. Sentía su respiración tan cerca que le hacía estremecerse. Nunca lo había tenido tan cerca. Sus ojos no paraban de mirarle los labios. ¿Que le pasaba a Zayn?
-Zayn, esto...
Antes de que pudiera pronunciar una palabra Zayn se acercó a ella juntando sus labios con los de la chica.