Un nuevo día, una nueva semana, una mejor yo...
Y ese es el montón de mierdas que inventan los publicistas, para describir los lunes.
Como si de verdad alguien fuese a creerse eso.
Bufé ante el pensamiento.
A los publicistas les encanta inventar mierdas para atraer a las personas y algunos estúpidos caían ante el engaño, a sabiendas de que es algo fantasioso.
Y justo en ese pensamiento, choqué con alguien mientras caminaba por los pasillos del instituto, en mi modo masacrada-por-un-zombie.
Anoche me había dormido algo tarde, gracias a que el grandísimo idiota que tengo por hermano llegó en plena madrugada, haciendo un espectáculo digno de un Oscar.
Tuve que ir a ayudarlo y llevarlo hasta su cuarto, además de esperar a que se durmiera para estar segura de que el muy estúpido no se hiciera ningún tipo daño.
Afortunadamente, mi mamá había llegado un poco después de Daniel y no había presentado su actuación.
Gruñí mientras abría mi casillero y sacaba los libros.
Cuando lo cerré, Matt estaba parado justo frente a mí, haciéndome pegar un respingo y provocándome un susto de muerte.
Por un minuto, todo el sueño que tenía desapareció.
Pero sólo fue por un jodido minuto.
—Joder, Matt, ¿quieres matarme de un susto? —pregunté, comenzando a andar junto a él.
—No creo que un susto sea la forma más placentera de matar —bromeó.
Sonreí.
Era tan difícil enojarme con este chico.
—¿Y bien? —preguntó, una vez hubimos llegado a la cafetería.
Lo miré sin entender.
—¿Me vas a contar qué hiciste cuando viste el anuncio del periódico? —explicó—. Y no me digas que nada, porque te conozco muy bien como para saber que hiciste algo.
De repente, recordé la promesa que le había hecho a Zack anoche.
Me debatí entre si debía contarle o no lo que paso.
¿Pero por qué le daba tantas vueltas al asunto?
Era el idiota de Cleveland del que estaba hablando, no es como si me importara romper una promesa con ese imbécil.
Además, Matt es mi mejor amigo, y por ley, tiene que saberlo.
—Bien —accedí, dándome cuenta de que, de todos modos, Matt terminaría sabiéndolo en algún momento.
***
—Vaya... —Fue lo único que dijo cuando hube terminado.
—Soy muy impulsiva —dije en mi defensa.
—Tu primera noche conviviendo con el alcohol y me la perdí, no puedo creerlo.
Rodé los ojos.
—Sal de tu asombro, yo jamás pensé que mi primera noche de alcohol fuese a compartirla con un estúpido como Cleveland.
Rió.
—Isabel ama a Zack, Isabel ama a Zack —comenzó a canturrear.
Le di un ligero golpe en el brazo.
—No digas idioteces —lo reprendí—. Yo no podría amar a un imbécil como Cleveland.
Bufó.
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Insoportable [Sin editar]
Teen Fiction¿Cómo podría describir a Zack Cleveland? Fácil: Idiota. Popular. Fastidioso. Egocéntrico. Orgulloso. El mayor imbécil que he conocido, en toda mi vida. Y mi peor pesadilla desde que llegué al instituto. ¿Qué pasará cuando Isabel -una chica indepen...