7. Fiesta de pijamas.

186K 6.1K 1.4K
                                    

Estaba durmiendo placenteramente cuando, de repente, ¡BAM!, una almohada impacta justamente en mi rostro, golpeándome y haciendo que me levantara de golpe.

Me senté algo desorientada, pero tomé la misma almohada y la lancé en la misma dirección en la que había venido hacia mí, a sabiendas de quién me la había tirado.

Daniel se hizo a un lado, esquivándola al instante.

Maldito estúpido y, me sigo preguntando, ¿cómo mierdas logra hacer eso?

Miré el reloj a mi lado.

9:30 a.m.

-¿Qué haces aquí, Daniel? -gruñí con disgusto. Debía tener una muy buena excusa para despertarme a estas horas de la mañana, un sábado, si quería salir ileso.

Rodó los ojos.

-Despertándote, dah -contestó como si fuese lo más obvio en todo el mundo.

-No me digas -dije con sarcasmo-. A veces se me olvida que los imbéciles no entienden bien -ironicé, emitiendo un suspiro de fingida pena-. Quise decir, ¿qué demonios haces despertándome a estas horas y quién te crees para esquivar mi almohada y no dejar que me desquitara? -finalicé a un paso de gritar.

Bufó.

-Pues, no es mi culpa que tu gran amigo Matt viniese a esta hora y, como mamá no está y tú de holgazana no te despertaste, tuve que ir yo a abrir la puerta y venir a revivirte de tu caída en coma -replicó con algo de irritación.

-¿Y no podías elegir un método más, mm, no sé -fingí pensarlo-, normal? -pregunté.

Un minuto, ¿había dicho que Matt está aquí?

De repente, todo el sueño, flojera y pesadez por levantarme a esta hora se habían ido y se sustituyó con alegría.

Daniel se encogió de hombros.

-Elegí el más efectivo -se excusó.

-¿Acabas de decir que Matt está aquí? -pregunté emocionada.

-Sí, está abajo, esperándote -repitió-. Llevo intentando decírtelo desde hace años.

Rodé los ojos.

-No vengas con tus exageraciones a mitad de mi noche -Me quejé levantándome de la cama, dispuesta a salir y asomarme por la barandilla de la escalera, para comprobar si era cierto o se trataba de otra de sus estúpidas bromas.

Pero, cuando me disponía a salir, choqué con el duro cuerpo de Daniel.

Me aclaré la garganta, pero ni siquiera se movió.

-Quítate, que estorbas -ordené pero, él en vez de hacer lo que le dije, me empujó nuevamente hacia dentro de mi habitación y cerró la puerta tras de sí-. ¿Qué haces?

-Isabel, allá abajo está Matt Parker -expresó con horror.

-Ajá, ¿y? -interrogué sin entender la preocupación.

Se acercó y me tomó por los hombros.

-¿Sabes lo que fue levantarme de dormir, abrir la puerta y descubrir que era él? Casi me da un ataque de pánico -respondió con preocupación-. ¿Qué hace Matt aquí?

-Él va a pasar la tarde conmigo -contesté con sencillez y me miró aún más alarmado que antes, si es que era posible.

-¡¿QUÉ?! -gritó.

-Y se quedará a dormir aquí -completé.

Y ahí fue donde todo rastro de color abandonó su rostro y se tambaleó un poco, poniendo más fuerza al agarre en mis hombros para no caerse. Puedo jurar que en ese momento creí que se desmayaría.

Insoportable [Sin editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora