Insoportable [Sin editar]

18. Salida con James

¿Qué mosquito le picó?

¿Por qué siempre miraba a Matt así y por qué ahora lo hacía con James?

¿Qué significaba esa mirada?

Está celoso, Isabel, ¿es que acaso estás ciega?, inquirió esa maldita voz, que en este momento no sonaba tan irracional.

¿Celoso?

¿Era eso?

¿Por qué debería estarlo? Él y yo no somos nada.

Me aclaré la garganta al darme cuenta de que me había quedado como idiota pensando y estos dos estúpidos seguían en su especie de guerra-de-miradas.

Aunque no sé si se llamaría guerra, porque era obvio que James no estaba "peleando", más bien lucía relajado, pacífico.

—Zack, él es James, mi amigo. James, él es Zack, un idiota. Ahora, quítate, estás estorbando —pedí, haciendo una especie de "presentación", si es que se le podría llamar así. No me dediqué a ocultar la irritación en mi voz.

El idiota de Zack no se movió ni un centímetro.

Dios, cómo quería empujarlo por un acantilado.

Bufé con frustración, esperando espantarlo, pero no dio resultado; parecía que su tarea de tratar de asesinar a James con su mirada era más importante.

—Aún las clases no terminan, ¿cómo vas a irte, Isabel? —preguntó centrando su atención en mí. ¿Me había llamado Isabel? Vaya que estaba enojado, él siempre me llamaba por ese estúpido sobre-nombre que había inventado.

—Eso es algo que no te importa, Cleveland, así que mueve tu culo y quítate —espeté con fastidio.

¿Qué mierdas le interesaba a él si yo me iba o no?

—¿Así que piensas fugarte con tu "amigo"? —interrogó, enfatizando la última palabra.

Rodé los ojos.

—¿Acaso te importa?

—Sí, y mucho —puntualizó, dejándome sin respuesta por unos segundos.

—Pues qué lástima, yo no tengo por qué darte explicaciones a ti —solté recuperando mi compostura y recordando que se trataba, simplemente, de Zack Cleveland.

Abrió la boca por unos segundos, como para decir algo, pero luego la cerro de golpe y asintió.

—Tienes razón, no tienes por qué darme explicaciones de tus asuntos. No me incumben —murmuró con los dientes apretados y la vista perdida en algún punto del pasillo.

Hice un gesto afirmativo con la cabeza, de acuerdo, por una vez en mi vida, con sus palabras.

—Así es, y te recomiendo que te quites, a menos que quieras que yo lo haga por mis métodos.

Esta vez, se apartó.

—Un placer, Zack —se despidió James con amabilidad. Zack sólo gruñó en respuesta.

—Ese chico, está loco por ti —soltó apenas nos subimos en su auto.

Quedé como piedra.

¿Qué?

¿Qué?

¿Qué?

¿Qué?

—¿Qué? —pregunté intentando sonar casual.

—Se nota a lo lejos. Está enamoradísimo de ti, ¿no te habías dado cuenta?