La nueva criatura come demasiada fruta. Probablemente se nos va a acabar. “Nos” otra vez -esa es su palabra; mía también ahora, de tanto escucharla-. Mucha niebla esta mañana. Yo no salgo cuando hay niebla. La nueva criatura, sí. Sale con cualquier clima y después entra pisoteando con sus pies embarrados. Y habla. Solía ser tan tranquilo y placentero este lugar.