Cuarenta años después

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Es mi plegaria, es mi anhelo que podamos irnos de esta vida juntos, un anhelo que no perecerá jamás sobre la tierra, sino que vivirá en el corazón de cada esposa amante, hasta el final del tiempo y cada una será llamada por mi nombre.
Pero si uno de los dos debe irse primero, es mi plegaria que sea yo; porque él es fuerte, yo soy débil, no soy tan necesaria para él como él lo es para mí, la vida sin él no sería vida; ¿cómo podría soportarla? Esta plegaria también es inmortal y no dejará de ser elevada mientras mi raza continúe. Soy la primera esposa y en la última esposa me repetiré.

El diario de Adan y Eva (Twain)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora