No es un pez. Pero no puedo darme cuenta de qué es. Hace ruiditos curiosos y débiles cuando no está satisfecho y dice “gu-gu”, cuando lo está. No es uno de nosotros, porque no camina; no es un pájaro, porque no vuela; no es una rana, porque no salta; no es una serpiente, porque no se arrastra; estoy seguro de que no es un pez; aunque no tengo la posibilidad de averiguar si puede nadar o no. Simplemente anda acostado por ahí, mayormente sobre su espalda, con los pies para arriba. Nunca vi hacer eso a ningún otro animal. Dije que creía que era un enigma, pero ella se limitó a impresionarse por la palabra sin entenderla. A mi juicio, es o bien un enigma o bien una especie de bicho. Si muere lo llevaré aparte para estudiar cómo está hecho. Nunca encontré nada que me dejara tan perplejo.