MARATÓN 2/3
-¿Qué la has dejado salir? – dijo Justin tirando la cartera en el sofá – Ryan, te dije que la cuidaras ¿Y dejas que se vaya? No ha ido al instituto hoy precisamente porque no quería que pisara la calle…
-Oh dios Justin, si ese pequeño bombón se paseaba un poco más por delante mío iba a estallar. Además ¿Qué hace una chica de diecisiete años cerrada todo el día en casa? Aburrirse.
-Pero es que iba con poca ropa, nada… unos bóxers míos y un jersey de manga corta… - suspiró Justin - ¿Y si su padre la encuentra?
-Por lo de la ropa no te preocupes, que vino una amiga suya… - Ryan lo dijo con un tono pícaro – Y vaya con la amiga, que rubiaza… y le trajo una maleta con varias cosas. – Ryan señaló una maleta con ruedas que había al lado de la escalera. – Por lo de su padre, yo no sé nada.
-Oh madre mía… - Justin cogió las llaves y volvió a dirigirse a la puerta - ¿Sabes dónde ha ido?
-La he oído decir que se iba a lavar la moto en el Wash Car de la plaza.
Justin no dijo nada más. Abrió la puerta y se fue. Ryan no tardó mucho en oír derrapar las ruedas del coche de su hermano. Nunca lo había visto tan preocupado. ¿Por qué ahora?
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-Venga Luis, suéltame. – dijo ella zafándose de los brazos del chico.
-¿Qué? ¿Ya no me quieres, zorra? – le dijo mordiéndole el cuello con brusquedad – claro, ¿te crees que una puta como tu se deshará de mi tan fácilmente? Ni lo sueñes.
-¡Cállate! – le gritó ella, y le escupió en la cara. Luis rió. - Déjame o llamo a la policía, estoy harta de ti. Ya tuve bastante con la moto.
-¿Y tienes pruebas de que fui yo?
¡Que te jo.dan, Luis! – dijo ella dándole una patada en los bajos. El chico se dobló y retorció de dolor.
-Hija de… - se escuchó un coche llegar. Ambos se giraron. – Oh mier.da, ¿Qué hace aquí el sustituto de las narices? – dijo viendo a Justin.
-¿Qué pasa? ¿Un profesor no puede venir a lavar su coche? – masculló Justin, observando el panorama. _tn_ sonrió a pesar de todo.
-Tía, entérate… por esta te salvas, pero ya te pillare, ya… y me vas a devolver el haberme dejado así. – Se puso recto de nuevo y se giró – además, seguro que una guarrilla como tú ya tiene a otro a quien mamársela de nuevo… - se rió, hasta su coche. _tn_ negó con la cabeza, ante el absurdo comentario.
-¿Estás bien? – le dijo Justin, cuando Luis se hubo alejado.
-Si, no te preocupes… - Justin observó la escúter – Ya me la han arreglado, vine a lavarla un poco.
-Ya veo… pero, ¿Cómo que no me preocupe? Claro que me preocupo, te puede pasar cualquier cosa, después de todo. – suspiró Justin. – venga, te escolto hasta mi casa.
-Espera, quiero lavar la moto primero.
-_tn_ eres una de las chicas más cabezotas que he conocido.
-¿Y qué? Soy así, y no cambiaré por nadie. Ni siquiera por ti. – le guiñó el ojo – además, soy especial ¿a que si?
-Por supuesto… y no desearía por nada que cambiaras. – Justin le echó unas monedas a la máquina de la manguera y esta se disparó, empapándolo. _tn_ se rió – Ya veras, por reírte… - cogió la manguera y la mojó de arriba abajo.
-¡Oye! ¿No crees que ya tuve bastante con una ducha, hoy?
-Bueno… podemos repetir… - dijo ahora riendo y apuntando hacia la moto. – coge una
esponja anda, cuanto antes terminemos, antes nos iremos.
-Que listo, mi niño… - dijo irónicamente.
Justin alzó una ceja.
-¿Tu…?
-Olvídalo, no dije nada – dijo _tn_ agachándose para empezar a lavar la parte de debajo de la escúter.
Justin sonrió. Sabía como lo había llamado, aun que _tn_ lo había retirado, porque ella sabía que aun no estaban hechos para que se llamaran ese tipo de cosas, y que él se enfadaba cuando lo hacía. Solo que, ahora, le empezaba a gustar.
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-Buenos días pareja. – la persiana se alzó. _tn_ cerró los ojos fuertemente. – venga dormilones, aun que hoy viernes ni tú. – señaló a Justin – ni tú. – señaló a _tn_ - tengáis que ir al instituto, hay tareas que hacer. – Ryan se movió por la habitación. – Vaya juerga tuvisteis ayer eh. – dijo sentándose en el pie de cama – Creo que los vecinos también han estado presentes.
_tn_ se frotó los ojos. Estaba desnuda, se percató de ello y se tapó con las sabanas. Ryan se acercó a ella y le acarició el pelo.
-No te preocupes cariño, ya vi tu cuerpo en una ocasión… y tuve suficiente para toda la semana. – le guiñó el ojo – no sabes lo duro que me puse ayer imaginándome que el que te hacia todo eso no era Justin, si no, yo.
_tn_ se sonrojó más que nunca, ante las declaraciones de Ryan.
-Ryan Bultler, como vuelvas a decir una cosa así, eres hombre muerto – le dijo Justin riendo y tirándole el cojín – has asustado a _tn_, bruto, no se puede ser así de directo.
Además, ya puedes seguir machacándotela por las noches, que el único que va a disfrutar de esta nenita soy yo. – Y le enseñó la lengua, como si fuera niño pequeño.
-Oye, oye. – dijo _tn_ alzando la voz. - ¡estoy aquí eh! – rió – y vosotros hablando de mi como si no estuviera… - miró a Justin – Y no soy una nenita. – Hizo una pausa y lo volvió a mirar mal – Y creo que si no entendí mal, el señorito Justin no quiere nada serio… así que en pocas palabras, esto es una re-la-ción a-bier-ta. – Y alzó la cara, mirando a Ryan ahora. Le sonrió mordiéndose el labio, coqueta como ella sola.
-¿Oíste hermano? – se rió Ryan. – ¡Una relación abierta!
Justin puso morros.
-¿De veras te acostarías con Ryan? – Los dos hermanos prestaron atención a la chica.
-Yo… - ella miró a Ryan – no lo sé…
-No, no, yo quiero una respuesta, cariño. – le dijo Ryan alzándole la cara por el mentón.
_tn_ se puso nerviosa. - ¿Esto te convence? – se inclinó y besó los labios de _tn_.
Justin parpadeó un par de veces.
-Oye ¿de qué vas? – le dijo a su hermano, y le pegó un empujoncito, ahora más seriamente.
-Justin, no te pongas celoso – dijo _tn_ sonriendo.
-¿Te confieso algo, _tn_? – Ryan la miró, ella igual – Justin y yo hemos compartido mujeres en el pasado… - Justin se echó las manos a la cara, _tn_ se volvió a sonrojar, como una niña.
-Las habréis partido por la mitad…
-Para nada. – dijo Ryan sonriendo. – Ese no es el punto, el caso es que Justin nunca se había puesto celoso. Nunca. Y eso que a ti, no te hemos llegado a…
-Ya basta Ryan… no des más explicaciones.
-No, no… ¿a qué?
-Da igual nena, dejémoslo en que Justin nunca me permitiría que nos montásemos un trió. – se levantó de la cama, sin perder la sonrisa y desapareció por la puerta.
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Un viernes cualquiera del mes de febrero. Tres del medio día. Los Ángeles, California.
-Justin, debo ir a avisar a mi madre de que estoy bien…
-Ya se habrá encargado Lucia de eso… - dijo Justin bostezando.
-Pero ¿y qué? Quiero ir yo misma.
-Entonces te acompaño.
-¿Tienes que seguirme como niña pequeña?
-Es que eres una niña pequeña
-No soy una niña pequeña.
-_tn_, con diecisiete años, te crees que te vas a comer el mundo… pero aun eres una cría.
-Oye, no me digas eso, que tampoco me sacas tanto.
-Ocho años. ¿Eso no te parece bastante? Se algo más que tu, guapa.
-Mira, has hecho hasta cuentas. – dijo _tn_ frunciendo el ceño. – sí que te importa
¿no?
-La edad no me importa, lo que me importa es que me he acostado con alguien que aún es menor de edad.
-Y vuelta a lo mismo. - _tn_ se rió, sin saber ya que hacer. – Tienes miedo de mi.
-No.
-Si.
-No.
-Sí, porque ¿De qué ibas a tenerlo si no? Soy la única que podría denunciarte, meterte a la cárcel… o en cambio, defenderte, decir la verdad, Justin: lo que he hecho contigo ha sido porque he querido. Y punto final, no hay vuelta de hoja, cielo. – Justin arqueó la boca sin dejar de mirarla, y dio un trago de cerveza.
-Lo que tu digas, no se puede discutir contigo.
-A ver cuando aceptas que me quieres. – dijo _tn_ levantándose hacia la puerta - ¿Me acompañas o no?
-Si, te acompaño. Y no te puedo decir que te quiero por que no es lo que siento.
_tn_ lo miró y se cruzó de brazos
-_tn_, entiende, solo nos conocemos de apenas una semana. No puedo querer a una chica que ni siquiera conozco.
-¿Te crees que me conoces poco? – dijo _tn_ abriendo la puerta – Pues al contrario Justin, casi sabes todo sobre mi vida. – suspiró y entristeció la expresión de la cara – Bien mirado, mi vida es una mier.da – ahora sonrió, poniendo de lado la cabeza. Justin cerró la puerta y la miró extrañado – Lo único interesante que hay en ella, eres tú.
_tn_ metió la llave en el cerrojo. Abrió la puerta. Su madre vino corriendo. Lo primero que se llevó fue otra bofetada.
-¡Joder! ¿Cuándo co.ño podré entrar en esta maldita casa sin llevarme un bofetón? – dijo acariciándose la mejilla y con los ojos acuosos por el dolor que le causó la mano de Ana.
-Niña, no hables así. – le dijo Ana con lágrimas en los ojos – somos nosotros quien deberíamos quejarnos. Nos tenias muy preocupados. Tu padre llegó hace días y no sabíamos dónde te habías metido.
-Mamá… - para _tn_ eso ya era el colmo - ¿es que a caso has dejado que Oscar volviera?
-No lo llames Oscar, que es tu padre.
-No me desvíes el tema… - _tn_ se metió en la casa y vio a Oscar durmiendo en el sofá del comedor. – perfecto…
Se volvió a girar hacia su madre.
-Este idio.ta me pega, me mete en su asquerosa furgoneta y me encierra en una habitación donde la única ventilación que hay es la de un agujero en la pared, y que encima está dentro de una cabaña perdida en medio de un bosque. ¿Y tú qué haces? Confías en él, me supongo que no llamaste a la policía, por que el único que vino a buscarme fue… - pensó rápido – un amigo y Lucia – mintió, aun que su amiga había ayudado, y mucho. – y dejas que se meta en nuestra casa de nuevo, con pura tranquilidad. Encima ahora eres tú la que me abofetea y me mete la bronca. – la miró desafiante y con desprecio – Lo que hace el amor ¿eh? Si es que a esto se le puede llamar amor. Porque, mamá, abre ya los ojos. Oscar, aparte de ponerte unos cuernos así de grandes… - le hizo un gesto con las manos – te chilla y me maltrata a mí, a tu hija, mal. Por no hablar de tu hija mayor, que, por que ya se fue… si no, seguiríamos en las mismas, pero al cuadrado.
Se dirigió hacia la puerta, su madre, con lágrimas en los ojos, sin saber que decir, la siguió. Tan solo escuchando la cruda realidad que salía en forma de palabras por la boca de su hija menor.
-Tú decides. – le dio un beso en la mejilla – O él. – señaló el salón, donde se encontraba Oscar – O yo. – abrió la puerta de nuevo – pero yo no vuelvo mientras Oscar esté aquí. – sonrió y salió, hasta el portal. – y no te preocupes, estaré bien. – cerró la puerta, y se fue, hasta el coche de Justin – Arranca. – le ordenó, deseando irse de aquel ambiente, en el que se encontraba el mismo hombre que días antes, la había tenido metida en esa choza.
Ella mira al cielo. A través de la ventanilla del avión. Las nubes corren rápido, hay viento.
-¿En qué piensas cariño? – le dice él.
-En nada… - ella sonríe y lo mira. Su hermano tiene los mismísimos ojos que ella. Verdes, verdes como el prado. Verdes como las hojas de la flor de jazmín. La misma flor que Oscar le regaló para su aniversario. Un gran ramo, de cincuenta flores del mismo tipo. Nunca lo olvidaría.-----------------
Sigan, falta uno.
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Voy a ser tu maestro |HOT| {Terminada}
FanficA la señorita Carmen se le había enfermado el marido. Por lo que _tn_ sabía, era bastante grave. Cáncer de hígado... la gente decía que se podía morir de eso. Lo peor no era que el marido de Carmen, la aburrida profesora de música, se estuviera a pu...