Maratón 3/5
*Chicas, Ana es su mama y Oscar su padre eh*
Lucia golpeaba la puerta, ansiosa por que alguien le abriera. Al fin la abrió alguien.
-Lucia… - dijo Ana con los ojos rojos y una sombra azul que los rodeaba. Por su presencia, no había dormido en toda la noche. - _tn_ no está…
-Ana, todo esto es muy extraño. ¿Qué está pasando? – dijo Lucia preocupada. Ana la dejó entrar en la casa.
-Ayer discutí con Oscar. Se ha llevado a _tn_. – las lagrimas volvieron a asomarse por sus ojos. – esta vez ha sido mucho más fuerte que ninguna otra… cuando escuchó a _tn_ llegar, se enfadó mucho. Estábamos preocupados, porque hacia horas que tenía que haber llegado. Además él… volvía… - se le entrecortó la voz. – Volvió a beber, por los nervios… - suspiró y se sonó los mocos con un húmedo pañuelo que tenia entre las manos – Tan solo atravesar esa puerta, _tn_ se llevó una bofetada. Yo discutí con él, no tendría por qué haberla pegado… - el lloro se hizo más agudo. Lucia abrazó a la madre de su amiga – y se la llevó… no pude detenerlo…
-¿Pero a donde? Madre mía, Ana, ¿Cómo puedes soportar todo esto? – Lucia se levantó, retirándose algunos mechones rubios de la cara - ¿No ves que ahora ya no solo eres tú? Ahora tu hija también está saliendo perjudicada.
-Lo sé Lucia… pero yo sigo amando a Oscar… - se tapó la cara con las manos – No sé donde puede haberse llevado a _tn_...
Lucia bufó con lágrimas en los ojos.
-Quítate la venda de los ojos, Ana. – le dijo segura de lo que decía. – A saber lo que le podría hacer ese loco a _tn_.
-No hable…
-Hablo así de él, porque se lo que me digo, porque no hay día que _tn_ no me saque el tema de las discusiones en casa, y su hermana se fue por esto: Oscar. ¿Sabes qué? _tn_ va por el camino. Dentro de unos meses, cuando tenga los dieciocho… ya no la vas a ver más. Se habrá ido. ¿Eso es lo que quieres? Pregúntatelo, Ana. ¿Es mejor estar con un marido que solo causa problemas y que puede ir a peor o perder a tus dos hijas para siempre? – recogió su chaqueta – si sabes algo de _tn_, llámame, tengo tanto derecho como tú a saber dónde está.
_tn_ se despertó. La almohada estaba húmeda aun por las lágrimas de antes. Se levantó, pausadamente. La cabeza le dolía igual que el resto del cuerpo. Se levantó de esa cama y se dirigió a la puerta. Intentó forzar el paño, pero la puerta seguía asegurada por fuera.
-¡Déjame salir! Maldito sea… - nadie contestó - ¡Oscar, déjame salir! – gritó con más fuerza. - ¡Te juro que te voy a denunciar!
La ventanilla de la puerta se abrió. _tn_ se encontró con los ojos de Oscar.
-No me llames Oscar, soy tu padre, mocosa impertinente. – la amenazó - ¿Y a quien vas a denunciar, perdona? No vuelvas a hablarme así. Y de aquí no vas a salir, hasta que no seas una puta que vuelve a casa cuando le da la gana.
-No tienes derecho de hablarle así a tu hija. Yo no soy una puta.
-Yo le hablo así a quien me da la gana ¿entiendes? Ahora cállate, si no quieres que te rompa esa boquita.
_tn_ volvió a sentarse en la cama. Había muy poca luz y no conseguía ver lo que la rodeaba.Era un espacio grande.
Joder, que alguien venga a por mí…
Los ojos se le llenaron de lágrimas. No quería pasarse meses, como algunas otras chicas que había visto por la tele, en esa casa. No sabía ni donde se encontraba. Pero si sabía que estaba lejos de la casa de su madre y de los barrios que conocía.
De pronto sintió una corriente. Se levantó y intentó averiguar de dónde venía, antes de que el viento dejara de soplar. Iba con las manos por delante, por si había alguna cosa. Se encontró con una pared final. Mier.da, no hay salida. Palpó toda la pared. Estaba hecha de una ladrillo blando.Rascó un poco con las uñas, y algo de tierra cayó al suelo. Siguió palpando la pared. Aquí. Encontró un agujero de poco más de dos palmos de diámetro. Por ahí no cabía ni Yuna, la perrita de su hermana.
-Vamos a ver. – se agachó para mirar a través del agujero. Un bosque.
Estuvo pensando como poder escaparse de ahí. Intentó medir a ojo la anchura del ladrillo. Era algo fino.
-Bueno, adiós manicura… - empezó a rascar la pared alrededor del agujero – Si con tal de romperme las uñas me puedo ir de esta mier.da de casa.
_______________________________
-¿Y bien? – le preguntó Justin, Cuando Lucia entró en su coche. Al fin lo había ido a recoger del taller.
-No está en su casa. Ha tenido problemas con su padre… ¿ella te ha contado algo?
-Si… me contó lo que pasaba entre su familia…
-Pues ayer llegó muy tarde a casa…
-Se fue andando de la mía… y no es que esté cerca de la suya, precisamente.
-Joder, Justin. Ahora su padre la tiene… secuestrada, digámoslo de alguna manera. Y Ana, su madre, no sabe dónde está.
-Tengo que saber dónde está, Lucia… - la miró a los ojos. - ¿No sabes nada? ¿No se te ocurre ningún lugar?
-Ahora mismo…
-Piensa, por favor… - Justin arrancó, dando una vuelta por la ciudad, mientras Lucia se exprimía hasta la última gota de sus memorias para intentar saber donde podría Oscar, haber llevado a su hija.
Justin aparcó en frente la casa de Lucia.
-Bueno… no te forzaré más… - le dijo, con una mirada llena de tristeza.
-Espera… solo se me ocurre un sitio. – Lucia lo miró con preocupación – Pero prométeme que vas a vigilar… es terreno peligroso. No sabes cómo las calza su padre, no lo sabes Justin, y no me gustaría que te pasara nada.
-No te preocupes… ahora dime… ¿Dónde?
____________________________
' Un bosque. Es inmenso, hay vegetación de todo tipo, y al lado, un lago enorme... con un agua cristalina. Los padres de _tn_ nos llevaban cuando a penas teníamos siete años, allí de vacaciones. La casa quedó abandonada... debe encontrarse en muy mal estado. Apariencia de una barraca inhabitada. Sobre todo vigila. Su padre tenía escopetas de caza allí.'
_tn_ escuchó la puerta. Se levantó rápido y fue corriendo a sentarse a la cama. Antes pero, se limpió las manos, llenas de arena mezclada con la sangre que le salían de las heridas, por estar cavando con las manos durante dos horas, en la falda tejana.
-¿Cómo está mi nena? – entró Oscar, irónicamente.
-Bien. – se rebotó _tn_, sacando su mejor sonrisa falsa. Pronto te vas a arrepentir de todo esto, hijo de la gran puta.
-He decidido que te voy a dejar comer algo. No quiero que mi hija favorita se muera de hambre. – la cogió por el brazo y tiró de ella. – Vamos, ¿o tengo que guiarte hasta la mesa como a los niños pequeños? – Oscar se rió.
-¿Tu hija favorita? - _tn_ alzó una ceja. Lo que me faltaba.
Oscar no hizo caso del comentario. La empujó contra la silla y le trajo una hamburguesa poco hecha con algo de ensalada.
-¿No podías dejar la hamburguesa más cruda, verdad?
-O te comes lo que hay, o vuelves a tu cuarto sin comer nada. – Oscar se sentó frente suyo, cruzando los brazos encima de su pecho.
-Eres…
-Cuidado, _tn_.
Ella cogió el tenedor y pinchó algunas hojas de lechuga. Luego se comió la parte más hecha de la hamburguesa. Asqueroso.
-¿Des de cuando no te gusta la hamburguesa? – Oscar alzó una ceja – Lo has dejado casi todo ¿Qué pasa, no tienes hambre?
-No… estoy llena.
-Entonces, venga… - la cogió del brazo, tirando de ella de nuevo. Pero antes,_tn_ aprovechó que él estaba de espaldas para coger los cubiertos. No le clavaria el cuchillo, porque sabía que no podía hacer nada con aquello de punta redonda. Pero le servirían para la pared.
Oscar volvió a cerrar la puerta, dejando a _tn_ en aquella oscura habitación.
Se hubo asegurado de que su padre volvía a estar mirando la tele. Volvió a la pared que daba al exterior, la más uniforme que parecía haber en esa casa. Se sacó el tenedor y el cuchillo de los bolsillos tejanos y siguió con esa faena. De vez en cuando, caía algo de arena y trozos de los viejos ladrillos. _tn_ los iba apartando hacia adentro. El agujero se había ido haciendo más y más grande. Faltaba poco para que pudiera salir a cuatro patas. De pronto, vio un coche aparecer de la nada. Aparcó allí a lo lejos. Temió que fuese su padre y se volvió a meter a dentro.----------------------------------
Sigan leyendo, faltan 2 más.
ESTÁS LEYENDO
Voy a ser tu maestro |HOT| {Terminada}
FanficA la señorita Carmen se le había enfermado el marido. Por lo que _tn_ sabía, era bastante grave. Cáncer de hígado... la gente decía que se podía morir de eso. Lo peor no era que el marido de Carmen, la aburrida profesora de música, se estuviera a pu...