Capítulo 42

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Maratón 7/10

_tn_ se balanceó hasta su amiga.

-lucia… ¿Dónde está el baño? ¡Me meo! – dijo cruzando las piernas.

-Ven anda, te acompaño. – la cogió del brazo y la llevó hasta el baño. Se metieron las dos en la grande habitación y Lucia cerró con pestillo. – Venga, _tn_. Ese par de copas ya están allí, en la cloaca. – dijo observando cómo _tn_ se bajaba los pantalones, las bragas y el ruido de los líquidos empezaba a bajar por el retrete. – Vas ya ‘contenta’, así que basta de alcohol. Luego te coge una resaca que ni con ibuprofenos.

-Vale, vale… - dijo _tn_ aun consciente de lo que hacía y decía, pero mareada. – ningún cubata más, ni baileys, ni vodka.

-Ni lo de más allá, ¿sí? Que nos conocemos, te mueres por otro mojito.

-No, no, te lo aseguro… - cruzó los dedos.

-Confío en ti… como luego te vea trompa por el suelo, te enteras de quien es tu mejor amiga… - se lo repensó – vamos que si te enteras.

-Que si. – dijo tirando el papel de váter, la cadena y subiéndose las bragas y los pitillos otra vez. – Vamos…

Salieron de nuevo del cuarto de baño.

-¡Christian! – nada más salir, Lucia vio a su novio junto a un grupo de chicos porretas. –

Como se te ocurra fumarte eso, olvídate de que te bese. – se acercó a su novio, alejándose de _tn_.

Mareada, se apoyó a la pared. Pronto notó como alguien la manoseaba. Sintió manos por todos lados. Abrió los ojos de nuevo.

-¡Hey! ¿Qué creéis que hacéis? – dijo apartándose de dos chicos que disfrutaban de su estado.

-Venga, guapa, no te hagas la dura. – dijo uno de ellos.

-Si, sabemos que has cortado con Luis, ahora es hora de que te diviertas y pruebes otras cosas. – dijo el otro.

-Dejadme… que tengo novio, ¡joder! – se quejó _tn_, balanceándose – Lucia, vámonos, esto ya no me gusta.

Uno de ellos la volvió a coger del brazo.

-Nada de nada, tú no te vas a ningún lado. – le pasó la lengua por la mejilla – Que zorrón estás hecho ¿eh? Dejando al capitán de uno de los equipos de futbol y ya estás liada con otro. – la aplastó con su cuerpo. – Vamos a ver qué es lo que tienes ahí.

_tn_ caminaba por la calle, con los tacones en la mano. Las lágrimas le caían por las mejillas, ardiendo por la vergüenza. No había esperado ni a Lucia, en cuanto había podido, se había marchado de esa maldita casa. Había mucha gente, mucha. Recordaba a una chica rubia, menor, como ella, arrodillada, esnifando ese polvo blanco y una cola detrás de ella, para la misma acción de tomar cocaína. Uno de los del equipo de Christian, montándoselo en el sofá, con una pelirroja ardiente y borracha, que seguramente no sabía ni lo que quería. Mucha gente alborotando y rompiendo cosas, o bailando al ritmo de la música ‘bum bum’. Algunos otros liándose con sus parejas o ligues. Y ella, siendo arrastrada a aquella oscura habitación. Nadie hacía nada. Y para colmo, habían cerrado la puerta con pestillo. Antes de empezar a abusar de ella. Meterle mano, bajarse los pantalones. Y… A _tn_ le entraron arcadas. Lo poco hecho, pero ha dolido. No, no me han follado, pero ha dolido. Mi dignidad por el suelo, y aquellos dos hijos de pu.ta, disfrutando. Asco, repugnancia. Imágenes que se gravan en mi puñetera mente… en mi puñetera vida. _tn_ abrió la puerta del piso de su hermana. Los pies tenían cortes por haber caminado más de doscientos metros descalza. Y ampollas por los tacones altos. Y no podía ir a casa de Justin. No ahora que había sido abusada por dos gilipoll.as calientes. No, no me han violado. Pero lo que han hecho, ha sido suficiente para que me avergüence de mi misma, y no pueda volver a mirar a Justin a la cara.

Al despertar no sintió mareo ni nauseas. La resaca ya no era problema. Ahora pero, lo que aún permanecía en su mente, eran las imágenes de la horrible noche. Alguien llamó a la puerta. Miró el despertador. Era domingo, la una y media del medio día.

-Voy… - dijo levantándose de la cama, con los ánimos por el suelo.

Y la persona que esperaba al otro lado de la puerta, aun hizo que se fueran más abajo. Bajo tierra.

-Justin… - murmuró.

Él yacía quieto, sonriente y con un ramo de flores en la mano. Ella solo pudo cerrar la puerta. Cerrar la puerta en las narices de Justin. ¿Por qué? Porque me arrepiento. ¿Por qué? Por que debería haberle hecho caso. Y de un buen principio, no ir a la puta fiesta. Abi apareció por el pasillo.

-¿Quién era?

-El cartero.

-¿Y las cartas? – su hermana levantó las cejas, incrédula.

_tn_ no dijo nada. Metedura de pata, no era una experta en excusas, pero esa era la que se llevaba la palma. Ridícula. Abigail abrió la puerta.

-Oh, Justin… - miró a _tn_, con una cara de miles de interrogantes. – Pasa…

Le dijo, retirándose de la puerta. Justin entró, con una cara de preocupación.

-Princesa… - dijo pasando al cuarto de _tn_, donde de nuevo se encontraba, sentada en la cama. Justin se puso en cuclillas, a su altura. Le dejó el ramo de flores al lado.

-No, Justin, no soy tu princesa. – dijo dejando que las lágrimas rebosaran sus ojos.

- ¿Pero que te pasa? – dijo preocupándose - ¿A caso he hecho algo?

-No… para nada, amor… - lo miró – no soy digna de ti. – musitó – soy yo la que he cometido un error.

Justin acarició el muslo desnudo de _tn_, intentando tranquilizarla.

-No te preocupes, todos cometemos errores. Yo lo cometí con Jasmine. Y seguro que el tuyo no es mucho más grave.

_tn_ lo miró a los ojos. Una mirada limpia, que hacía que su corazón se encogiera.

-Si, si lo es. – dijo entre sollozos – Justin, ayer por la noche abusaron de mi.

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Voy a ser tu maestro |HOT| {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora