❥ Decimosexto capítulo

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JungKook




Al salir corriendo de los servicios, pensé en lo cobarde que llegué a ser. No podía correr al mínimo problema y mucho menos dejar a JiMin solo en una situación como esta, tanto él como yo habíamos participado en la concepción de ese bebé y él no merecía vivir esa etapa solo. No lo merecía.

Me detuve en seco y volteé a ver el pasillo por el cual había corrido anteriormente.

— No los dejaré solos. — Susurré antes de suspirar y empezar a correr de regreso.

«La cobardía nos convierte en personas ignorantes y sin sueños a seguir, en cambio, el enfrentar tus miedos y problemas te convierte en alguien superior a los demás» Palabras que una vez escuché decir a mi padre y las cuales se me quedaron grabadas por siempre, pero al parecer lo había olvidado por completo al escuchar la confirmación de mi paternidad.

Había sido un maldito cobarde.

Mi respiración se volvió irregular, pero no importó, seguí corriendo hasta que me encontré al frente de los baños. Suspiré y me adentré esperando encontrar a JiMin ahí, pero no. Él ya no estaba.

Pasé mis dos manos por mi rostro en signo de desesperación y patee la puerta con mucha fuerza. Solo me quedó salir de aquel pequeño lugar y dirigirme hacia mi respectiva clase.

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Segunda oportunidad
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Miré mi plato de comida y seguí moviendo los palillos de un lado a otro.

— Hijo, ¿Te encuentras bien? — preguntó mi madre. La miré y traté de sonreír. Ella me miró con cierta preocupación y luego observó a mi padre. Este último solo se hizo el indiferente.— ¿JungKook tienes problemas en la universidad? — insistió.

— Más le vale que no — habló mi padre en un tono, claramente, amenazante.

Los miré a ambos y me encogí de hombros, sin saber qué decir o por dónde empezar. Aún me faltaba tres años más para terminar mi carrera de Ingeniería y según mi padre, aún era demasiado joven para andar detrás de chicas y peor aún, teniendo hijos con alguna de ellas, así que decirles que embarace a un hombre no sería una gran noticia por la que ellos estén orgullosos.

— ¿JungKook no tienes hambre? — Mamá continuó insistiendo. La miré y negué. Ella me sonrió, demostrando en aquella insignificante acción mucho más cariño de lo que esperaba, y posteriormente pasó a darme el permiso de dejar mi plato y retirarme. Me levanté con una gran sonrisa en el rostro.

«No seas un cobarde» Gritó mi subconsciente, haciendo que me detuviera a unos pasos de la mesa.

— Tengo... Tengo que decir. No. Necesito decir algo muy importante.

Mi padre dejó su plato de lado y me miró, mi madre hizo lo mismo.

— ¿Qué es lo que tienes que decir, cariño? — Preguntó mi madre.

— Más te vale no venir con esa mierda de que tienes novia y que aho...

— ¡Embaracé a alguien! — interrumpí a mi padre. Tanto él como mi madre me miraron sorprendidos, pero la única que parecía realmente feliz era mi progenitora.

— ¡Eres un idiota! — gritó mi padre. Me mantuve firme y con la cabeza en alto. — ¡Nunca debí darte educación! ¡Sabía que me decepcionarías! ¡Eres un... un... — Mi madre solo se mantuvo callada, pero con una sonrisa en el rostro. — ¿¡Con qué mierda piensas mantener a ese bastardo!? ¿Acaso piensas que con veintidós años alguien te va a dar trabajo? ¿Acaso pensaste al momento de embarazar a esa puta?

— ¡No hables así de la madre de nuestro nieto! — gritó mi madre.

— ¡No lo defiendas! ¡Tu estúpido hijo se metió entre las piernas de una...

— ¡Es un chico! — grité, volviendo a interrumpir. El rostro de mi padre se desfiguró por completo y sin esperar, sentí un golpe.

— Sabes que odio a los homosexuales...— gritó. — y ahora me vienes con un puto que logró amarrarte con un bastardo.

— ¡No hables así de mi hijo! — agarré mi mejilla, ya roja, y aguanté las lágrimas. — Yo me voy a casar con él.

Mi padre rió sin humor y me miró con odio.

— ¡Tú no te casarás con un hombre! ¡No lo harás! — Mi madre yacía llorando y observando todo. — Mañana mismo le darás dinero a ese asqueroso puto y dirás que aborte.

Abrí los ojos en par al escuchar aquellas palabras.

— ¡Yo no haré eso! ¡Yo quiero tener al bebé!

— Eso sí que no. No permitiré que mi único hijo se convierta en un homosexual.

— ¡Ya basta! — grité. — Tú me enseñaste a no ser un cobarde, me dijiste que enfrentara mis problemas y así lo haré. Enfrentaré mi problema y sacaré adelante a mi familia. ¡No seré un cobarde! — Él se quedó callado por un momento. — Yo me haré cargo del bebé. — mi voz sonó firme y por un momento juré que mi padre me apoyaría... pero él no haría aquello.

— No serás un cobarde. — susurró. — Te casarás. — Una sonrisa se asomó por mis labios al escucharlo. — Te casarás dentro de unas semanas. — Sonreí por completo al pensar que sí le daría una verdadera familia a mi hijo, sin importar qué eso incluyera estar al lado de JiMin él resto de mis días. Sin embargo, esa sonrisa se esfumó al momento de no escuchar el nombre del que esperaba a mi hijo.  — Te casarás con HaNeul. Su padre dice que ella sigue enamorada de ti.

— Ella no está embarazada. JiMin sí lo está.

— Podrás tener todos los hijos que quieras con Haneul, pero no te casarás con ese homosexual.

Traté de gritar y decir que me oponía a esa maldita boda, pero antes de hacerlo, mi padre me empujó y desapareció del comedor. No me atreví a mediar palabra delante de mi madre, por lo que salí corriendo hacia mi habitación. Solo al estar dentro me puse a llorar pensando que JiMin me tomaría como un cobarde y que jamás conocería a mi hijo. Jamás vería nacer a mi bebé, a ese pequeño que de seguro tenía algo mío y algo de JiMin.

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 Segunda Oportunidad ❀ Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora