❥ Cuadragésimo primer capítulo

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JiMin

Mi día había empezado de lo mejor, hasta que se vio arruinado por las palabras de JungKook. Era cierto que habíamos pasado mucho tiempo juntos y ahora éramos más que conocidos, pero todo se estaba dando de manera apresurada y tal vez esa no era la mejor forma. Aún así, sonreí bobamente ante la idea de alguna vez casarme con JungKook y hacer formal nuestra relación, al igual que el apellido de JungHyun. Sonreí pensando que podría ocurrir.

Volví a la realidad cuando unas manos sujetaron las mías por encima del canguro de JungHyun. Era Jungkook, se veía desesperado y sus bonitos ojos marrones me miraban como si yo fuera la solución a todos sus problemas. Se veía realmente sexy, de esa maneratan nerviosa. Yo, en cambio, me veía tan mal con un bebé en brazos y con unos kilos demás, que gané después del embarazo.

— JiMin quiero una respuesta. — dijo. Volví a salir de mis tontos pensamientos para ver al padre de mi hijo. Iba a decirle que sí, que podríamos intentarlo, pero todo se fue a la borda con la interrupción de...

— Él no irá a ningun lado y menos contigo. — YoonGi estaba apoyado en el marco de la puerta mientras daba uno que otro mordisco a su manzana. Tan tranquilo e inoportuno.

— Esa es mi decisión, no tienes por qué entrometerte. — dije tal y como un niño cuando hace berrinche por su helado favorito, incluso ya estaba frunciendo el ceño y llenándome de coraje.

— Debe tramar algo. — volvió a hablar mi verdadero "esposo". — No todos los días la persona que te trató como mierda y que encima te abandonó al enterarse de tu embarazo regresa y te pide que convivan juntos... o ¿si?

Entre cerré mis ojos sin saber que contestar. YoonGi tenía toda la razón, pero a pesar de eso, yo quería intentarlo con JungKook, darle una familia completa a mi hijo, darle todo el cariño que yo nunca recibí.

— JiMin no le hagas caso, esto solo se trata de nosotros dos y nada más que de nuestra familia. — las manos de JungKook se colocaron en mis mejillas, mientras que su mirada rogaba por una aceptación, que pensaba darle.

— Piénsalo bien, JiMin. — la voz neutra de YoonGi me impedía decir completamente el "sí", pues sus palabras me llevaban justo a lo que no quería hacer en esos momentos: pensar. — Él te dañó y aún lo sigue hacie-

— ¡Cállate! ¡Tú no tienes nada que ver en esto! — el grito de JungKook fue tan fuerte que logró asustar a JungHyun y por ende hacerlo llorar. Al escuchar aquello, JungKook se acercó a nuestro hijo y acunó las redondas y pequeñas mejillas de este entre sus manos. JungHyun no dejaba de llorar y mover sus brazos y piernas con efusividad. — No sucede nada mi amor. — susurró él. — Papá aquí está y nunca te soltara. Siempre estaré aquí para ti. — se acercó al rostro de nuestro bebé y besó su nariz con delicadeza.

Me pareció tan tierno ver esa escena que no evite soltar un "aww". YoonGi, en cambio, rodó los ojos y terminó de comer su manzana para luego tirar los restos al pasillo.

— Has lo que quieras, pero luego no vengas a llorar, que ni yo, ni JiHo te vamos a ayudar. — Seguí cada uno de sus movimientos hasta verlo desaparecer de la puerta. YoonGi no podía decidir por mí, pero tampoco podía arriesgarme a ser nuevamente rechazado. Estaba en una encrucijada que creía, no me llevaría a nada bueno.

Sacudí de un lado a otro mi cabeza para luego sonreír al notar que JungKook aún no se separaba de JungHyun, parecía más que encantado con nuestro pequeño.

— Muy bien JungHyun, eres un niño muy bonito al igual que tu mami y obediente al igual que yo.— su frente se juntó con la de mi hijo y al término de un minuto, se separó. — ¿Entonces...? ¿Qué dices...?

Ahora parecía un poco más tranquilo, pero conocía muy bien a JungKook como para saber que en estos momentos él se encontraba nervioso. No entendía a qué iba su nerviosismo o el porqué de su desesperación, lo único que comprendía era que ya estaba cansado de vivir al lado del amor y nunca arriesgarme a vivirlo.

«Si arriesgas todo, puedes perderlo todo» Palabras que una vez escuché salir de los labios de mi padre, en una llamada telefónica, ahora me servían de mucha ayuda. Lo iba a arriesgar, pero no todo, no iba a perder, solo iba a intentar ganar con una cierta cantidad... de amor.

— M-mejor olvídalo ¿Si? Creo que fue muy apresu- — no lo dejé terminar, pues con mucho cuidado de lastimar a mi hijo, lo besé. No ejerció ningun movimiento al principio, pero para el final del beso ya nos habíamos saciado tanto uno como del otro. — ¿Eso significa un sí? — preguntó un tanto esperanzado.

— ¿Tú que crees? — dije con sorna. Él pareció comprenderlo, pues su labio inferior fue apresado por sus dientes en un rápido y sexy movimiento.

Mi sonrisa se extendió hasta donde pudo y golpeé su pecho de forma juguetona.  Sentía que ya me ponía rojito y eso no me gustaba, pues siempre que lo hacía, Jungkook me molestaba.

— Yo creo que amaré estar conviviendo todos los días contigo bajo el mismo techo y en la misma cama. —  lo último lo susurró cerca a mi oído, causando una corriente eléctrica por esta y una sensación placentera. Bajé la mirada más que apenado, mi bebé no entendía mi expresión, pero sí me miraba con sus ojitos marrones, iguales a los de su padre, y emitía una que otra risita. Era tan preciosa la familia que iba formando. — Te amo. — susurró.

Me obligué a mí mismo a levantar la mirada. Estaba sorprendido, no podía creer lo que estaba escuchando, JungKook me estaba confesando su amor o simplemente se estaba burlando de mí. Optaba por la segunda opción.

Él sonrió y asintió. — Te amo JiMin. Te amo demasiado, los amo y creo que este nuevo paso que daremos será el mejor. — Su mano se situó en mi mejilla derecha y por instinto cerré mis ojos. No había que ser adivino para saber que me besaría, mucho menos para descubrir el amor que yo le juraba a JungKook, porque a pesar de todo, yo lo amaba, creo que siempre lo hice.

Nuestros labios se juntaron y en ese momento supe que todo iba a estar bien entre nosotros, que empezaríamos una nueva etapa y que esta vez nadie lo arruinaría.

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 Segunda Oportunidad ❀ Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora