❥ Cuadragésimo cuarto capítulo

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Capitulo dedicado a: kxmtxxbiased«

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Segunda oportunidad
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JiMin

Estaba esperando la reacción de JungKook, pues me asustaba estar apresurando las cosas y presionando al padre de mi hijo. El miedo comenzó a crecer al no recibir una respuesta inmediata y ya me veía siendo abandonado de nuevo.

— ¿Entonces...? — sus labios formaron una línea recta y finalmente me miró. Junté mis manos y comencé a jugar con mis dedos mientras pensaba en una respuesta coherente y que no sonara forzosa.

— YoonGi sacó los papeles de divorcio, dice que los firme cuando me encuentre seguro de mi decisión. — traté de sonar firme en todo momento, pero por dentro iba muriendo de a poco. JungKook pareció pensárselo por un momento y al final me extendió los papeles. Creí que ya lo había perdido, incluso había bajado la mirada cuando su tacto tocó mi mejilla y se paseó hasta llegar a mi mentón. No supe en qué momento fue, pero sus labios ya saboreaban los míos.

Le correspondí sin dudar en ningún momento y a los pocos segundos ya íbamos aumentado el ritmo del beso. Coloqué ambas manos en su cuello y lo acerqué, sabía que estábamos yendo más allá de todo límite, pero no podía detenerme. Mis ojos se mantuvieron cerrados en todo momento y la sensación de ser querido me recorría todo el cuerpo, me sentía feliz. Al separarnos, miré sus labios, se los relamió y juro que no aguanté mucho y volví a lanzarme; mordí su belfo y esta vez, recorrí con mis manos su cabello.

Ya lo iba despeinando y su lengua ya se estaba introduciendo en mi boca cuando escuchamos los pequeños quejidos de JungHyun. Nos separamos de inmediato y noté que mi bebé ya estaba despierto.

— ¿Qué hora es? — pregunté de inmediato.

— Las 9:00 a.m. — Abrí mis ojos en par y me apresuré a cargar a mi hijo para llevarlo a la cocina, no sin antes decirle a JungKook que buscara entre las maletas la fórmula de JungHyun.

Mi bebé estaba acostumbrado a tomar su leche por las mañanas, y comer una merienda a las 10:00 a.m, eso era algo normal en JungHyun, pero por lo que veía mi hijo no lloraba, ni tampoco gritaba exigiendo su biberón, no hacía nada más que mirarme directamente a los ojos. Sonreí sin pensarlo y comencé a hablar de una forma un tanto aniñada. Me encantaba tratarlo de esa manera y ver como sonreía sin miedo alguno.

Al llegar a mi destino, seguí cargando a JungHyun mientras esperaba que su padre saliera de la habitación con la fórmula. Esperé y esperé hasta que minutos después lo vi llegando con la maleta en mano.

— ¿Qué sucedió? — dije con algo de aburrimiento. Sabía que no podía confiarle un trabajo tan simple a JungKook.

— No lo encontré. — se excusó con esa típica cara de niño regañado. Rodé los ojos y caminé en dirección a él para tomar la maleta con una mano y sujetar con la otra a mi hijo. Parecía que en vez de tener un bebé, tenía dos a quienes cuidar, típica frase de “madre” primeriza. — Yo lo cargo. — JungKook se ofreció al ver que no encontraba la leche en polvo y que ya iba murmurando alguna que otra maldición. Lo mire y asentí, entregándole a JungHyun. Mi bebé volvió a removerse, pero en ningún momento comenzó a llorar, ya se me estaba haciendo algo raro.

Comencé a buscar la fórmula entre toda la ropa y al final lo encontré, estaba en lo más profundo de la maleta. Volví a coger entre mis brazos a JungHyun​ y le entregué la leche en polvo a JungKook, él se ofreció a hacerlo y a darle de comer a nuestro hijo. No me negué en ningún momento, al contrario, acepté gustoso mientras iba en busca de ropa nueva y limpia, me daría una ducha y disfrutaría de los pocos minutos que tenía lejos de mi bebé.

Los papeles se habían quedado en la orilla de la cama, parecían no tener tanta importancia para YoonGi, pues me lo había entregado con un simple “Espero que lo firmes cuando estés seguro de tu decisión.” para luego casi arrojarme del departamento. Sonreí al recordarlo y abrí una de las maletas para extraer la ropa que tenía. Mala opción. Había más ropa de bebé que la mía, solo entonces llegué a comprenderlo todo, realmente sí había llegado a cambiar. Con anterioridad disfrutaba teniendo las mejores ropas de diseñador y claro que las más costosas, pero ahora solo podía ver ropa de bebé, pañales, fórmulas, pañitos húmedos, zapatitos y demás cosas que solo un bebé estaría utilizando. Mi maleta que antes solía usar para movilizarme en un viaje, ahora era propiedad de mi hijo.

No me avergonzaba decir que el Park JiMin de hace un año era diferente al de ahora, tampoco que mi hijo había cambiado mi vida, ni que ahora me preocupaba más por darle las mejores ropas a mi bebé que a mí o que prefería pasar toda la tarde con JungHyun a que salir a una discoteca en la noche. Ya no sabía quién era, pero sí sabía qué es lo que sería de ahora en adelante y eso me lo había planteado desde el cuarto mes de embarazo. Sería la madre de Jeon JungHyun.

Con una sonrisa en el rostro, me dirigí hacia el baño. Todo estaba lleno de polvo, pero así se empezaba, tampoco podía exigir algo espectacular o fabuloso cuando JungKook y yo recién estábamos iniciando como una familia.

Me desnudé por completo y pasé una mano por el espejo para limpiarlo​, mi cuerpo ya no era el mismo que antes, ahora contaba con unos tres kilos de más y mi cabello rojo ya estaba decolorado. Había descuidado mi imagen por completo, aunque cuando eres “madre” lo primero que pierdes es la figura. Me encaminé hacia la ducha y solo bastó con sentir las gotas de agua tibia caer por mi cabello y resbalar por mi espalda para relajarme por completo. Una sonrisa de placer salió de mis labios y proseguí con mi habitual rutina de baño hasta que escuché la puerta abrirse. La sorpresa me invadió, pero nada fue comparado a lo que después siguió.

JungKook tenía apoyado su mentón en mi cuello y sus brazos alrededor de mi cintura, al igual que su cuerpo pegado al mío y su miembro rozando mi trasero. Dejé de pensar por un momento y me uní a la suave sensación de ser tocado por el padre de​ mi hijo.

— J-JungKook — murmuré. Sus manos iban descendiendo a mis muslos al igual que sus labios, cuales se iban dirigiendo a mi clavícula entre besos.

Ahora solo entendía que había abierto la boca para soltar algunos suspiros y gemidos, en vez de preguntar por el paradero de mi hijo.

— Te amo, JiMin — murmuró al alejar sus labios de mi piel. Mis ojos lograron abrirse después de mantenerse cerrados por un buen rato, en el cual estaba sumido en el placer. Seguía sin querer creer en sus palabras. — Los amo demasiado, juro que ya no los dejaré jamás. Te amo y te quiero sentir. — sus murmullos se colaron en mí y encendieron algo inexplicable.

Cerré por un momento mis ojos, pensando bien lo que haría y en las consecuencias que traería... No habría consecuencias, no las tendría ya que yo quería intentarlo con JungKook, quería amarlo de nuevo.

Me giré entre sus brazos y quedamos cara a cara, su desnudez me llamaba a pensar en cosas impuras y de pronto solté las palabras correctas para el momento correcto.

— Quiero chupartela, quiero hacerlo como antes lo hacíamos.

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 Segunda Oportunidad ❀ Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora