❥ Cuadragésimo séptimo capítulo

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JiMin

Sus brazos recorrían mi espalda y se situaron en mi trasero, no me quejé en ningún momento hasta que caímos en la cama. Reí, pero aún así no deje de mirar a JungKook y presionar con más fuerza el cuello de su camisa para que no nos separáramos. Nuestras narices chocaban entre sí y de vez en cuando ejercía alguno que otro movimiento para acariciarnos mutuamente.

Nos besamos y sonreímos en medio del ósculo, volvimos a separarnos al tanto de unos minutos para recuperar aire y volver a nuestra muestra de afecto.

Una de mis piernas​ rodeó su cintura mientras que con la otra me dedicaba a retirar su pantalón, no había soltado en ningún momento su camisa por lo que seguíamos besándonos y escuchando el chasquido de nuestros labios en toda la habitación.

¿Cómo habíamos llegado a esto? Muy simple, después de hablar sobre el tema de los bebés y de haber aceptado su propuesta, decidimos regresar al departamento, no sin antes decirle a YoonGi que cuide por una noche entera a JungHyun y continuar con lo que tanto deseabamos ambos.

Un gemido salió de mis labios al sentir la fricción que JungKook ocasionaba al removerse sobre mí.

— Te haré el amor. — susurró antes de dirigir sus besos a mi cuello y descender por mi camisa hasta llegar a mis pantalones. Sin embargo, no se detuvo ahí, al contrario, siguió bajando mientras entregaba besos por encima de la tela. Yo ya me había convertido en un mar de gemidos y jadeos, sin embargo no hizo caso a mis súplicas y continuó entregando besos hasta que llegó a mi rodilla, lugar donde se detuvo.

A los pocos minutos sentí frío en mis pies y no había que levantar la cabeza para saber que JungKook me había quitado tanto los zapatos como las medias. No le di la contra y lo dejé hacer lo que quisiera. Volvió a subir con otra sesión de besos y se detuvo en la hebilla de mi pantalón, se deshizo de este con simpleza y rápidez, y a los pocos segundos ya me encontraba en ropa interior y a su merced.

— ¡Ju-JungKook! — grité al sentir su cálida lengua pasearse por mis piernas y terminar en mis muslos internos. No quería retener mis gemidos, pero mis labios siendo mordidos por mis propios dientes me obligaban a cerrar la boca y no emitir sonido alguno.

JungKook volvió a repetir la misma acción con mi otra pierna, dando un respiro hondo al terminar, acción que me estremeció por completo y me obligó a abrir aun más las piernas. Claramente pude escuchar una risa de parte suya, iba a reclamar cuando en un rápido movimiento lo volvía a tener delante de mí y sin camisa alguna. Sonreí al admirar sus abdominales bien trabajados al igual que sus bíceps. Podía decir que antes yo me encontraba igual o mejor que él, pero el embarazo, tanto en mujeres como hombres, daña el cuerpo en cierta parte y no te permite regresar a tu estado original, a menos que sea con mucha fuerza de voluntad y con tiempo libre, algo que yo perdí al encontrarme solo con JungHyun.

— ¿Te gusta lo que ves? — preguntó en un tono sensual a la vez que ejercía un movimiento circular con sus caderas, dando una fricción entre nuestros sexos. No me atreví a contestar, estaba más concentrado en gemir y suspirar. Él sonrió en respuesta y volvió a atacar mis labios mientras una de sus manos se adentraba por debajo de mi camisa.

No esperé por mucho y coloqué ambas piernas alrededor de la cintura de JungKook y lo atraje a mí, sintiendo su pene duro y erecto, el mío se encontraba igual, pero el de él era mucho más grande.

Esta vez me alejé de sus labios para comenzar a gemir en su oído, cosa que le encantó y lo obligó a alejarse para quitarse los zapatos al igual que los pantalones. Se quedó en ropa interior. Poco tiempo después ya nos encontrábamos en ropa interior, con la diferencia que Jung Kook ya se apresuraba y comenzaba a jugar con el elástico de mis bóxers, bajándolo o regresándolo a su misma posición.

En cierta parte, ya me iba desesperando y gritando en mi interior para que terminara de bajar mi última prenda y empezaramos con lo más bueno.

— Haz-hazlo...— susurré en su oído antes de lamerlo. Sus manos se detuvieron y de una me bajó la ropa interior. Gemí fuerte en respuesta. Su tacto caliente tocaba cada parte de mis muslos y se detenían en mi cadera.

Me encantaba demasiado besarlo y dejar alguna otra marca en su piel, como lo estaba haciendo en ese instante. JungKook gruñía, pero soltó un gran gemido al sentir como mis piernas le bajaban la ropa interior. Ya no podía esperar por más, lo necesitaba, necesitaba de él, de su atención y de su esencia llenándome por completo.

Por un momento, lo único que se escuchó en la habitación fue el chasquido de nuestras pieles acariciándose entre sí y poco después se escuchó el chasquido de labios, para terminar con el sonido más obsceno y delicioso: los chasquidos al unirnos el uno al otro, al sentir como JungKook me invadía y yo lo recibía, al ver que él también disfrutaba mientras sostenía mis dos manos y estas a su vez se aferraban al colchón.

Las embestidas fueron dolorosas, pero placenteras al ya acostumbrarme. Él no fue violento en ningún momento, se controló y se apegó a mi espalda mientras susurraba varios “Te amo” en mi oído. No podía pedir nada más, no podía dejar de sonreír y gemir.

Al cabo de cinco minutos, las penetraciones comenzaron a aumentar su rapidez, ahora sentía que JungKook salía por completo para volver a entrar de la misma manera. Él gruñia al moverse una y otra vez en mi interior, cada uno disfrutaba a su manera y esta era la mía.

Terminamos cayendo rendidos, él encima de mí y con su esencia caliente en mi interior. No era necesario decir que las sábanas también estaban sucias y no precisamente por culpa de JungKook. No pude mantenerme despierto por mucho tiempo, el cansancio me ganaba al igual que los ojos pesados, cuales ya estaban cerrándose.

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Segunda oportunidad
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Esperaba despertar al lado de JungKook y así fue, sus brazos me rodeaban mientras que podía sentir su respiración tranquila en mi nuca, la mejor sensación y forma de despertar.

Me separé con cuidado de despertarlo y cuando pude liberarme de sus brazos, me estiré. Levanté mis brazos en alto y cogí la camisa de JungKook del suelo. Sí, preferí ponerme la de él que la mía. Me quedaba algo grande, pero no lo suficiente para cubrir mi intimidad por lo que me coloqué mis bóxers y de esa manera salí de la habitación.

Iba a dirigirme a la cocina, cuando el timbre sonó. Se me hizo raro, pues ni YoonGi o JiHo sabían de este departamento. Igualmente me encaminé hacia la puerta principal y al abrirla no esperé verla.

— Esa es la camisa de JungKook — me miró de pies a cabeza. Claramente no esperaba ver a la esposa de JungKook, no esperaba ver a HaNeul delante de mí y menos ser despreciado por ella. — ¡Son un par de enfermos! — gritó.

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 Segunda Oportunidad ❀ Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora