Segunda Oportunidad ❀ Kookmin

❥ Vigésimo séptimo capítulo

JiMin

— ¡Hey, mocoso, ayúdame! — YoonGi me llamó, prácticamente gritó. Pensaba ignorarlo y seguir cubriendo mis ojeras con un poco de corrector, pero irrumpió en el baño, como si nada, como si cuidar de mi hijo y prepararme para esta estúpida reunión no fuera suficiente. Entre cerré los ojos y conté hasta diez, tratando de controlar mis ganas de golpearlo contra la pared.

— Creo que para pedir las cosas se tiene que decir por favor. — en todo momento mantuve la mirada en el espejo, esperando aquella simple palabra que nunca llegó.

— Mejor le digo a JiHo que me ayude. — dijo con total desdén. Rodé los ojos sin poder creer que siendo hombre no sabía cómo hacer una corbata, realmente era una persona inservible.

Al pasar bálsamo por mis labios, di por terminada mi labor y a paso firme, salí del baño, al igual que de la habitación, tan solo para encontrarme con JiHo arreglando la corbata de YoonGi y este último cargando a mi hijo. Sonreí al ver que ellos sí parecían una verdadera familia feliz con un bebé en brazos. Mantuve mi atención y mi mirada en ellos, hasta que YoonGi estuvo listo.

JungHyun se mantenía en los brazos de JiHo cuando le di un suave beso en la frente como despedida. — Nos veremos más tarde mi pequeño.

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Segunda oportunidad
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El trayecto en auto era silencioso, como siempre solía serlo, en especial si viajaba junto a YoonGi. Odiaba los momentos incómodos como estos y ya comenzaba a molestarme el hecho de tener que aguantar el humor de mi falso esposo. No podría soportar por mucho.

Al llegar al lugar, que por cierto era un edificio muy alto y lujoso, ambos bajamos del auto. Caminamos alejados uno del otro, hasta llegar al ascensor, en donde sin razón alguna, YoonGi tomo mi mano y la apretó con fuerza. Me quejé de inmediato.

— Todos en ese lugar suponen que somos una más de las tantas parejas de recién casados que están enamorados y dicen ser felices, así que más te vale comportarte bien al estar conmigo.

— ¿Y si no quiero hacerlo? — respondí más que molesto de su actitud, de nuestra gran mentira y del teatro que tendríamos que montar durante toda la reunión.

— A mí no me importa si quieres o no comportarte bien, al fin al cabo te las tendrías que arreglar con tu padre. — Maldije mentalmente y entrelazando mis dedos con los de YoonGi, asentí. Lo último que quería era ver o siquiera dirigirle la palabra a aquellas personas que decían ser mis padres.

Al abrirse las puertas del ascensor, me di con la mirada de muchos hombres y mujeres. YoonGi sonrió falsamente y halando de mi mano, me obligó a entrar a la gran sala. Muchos se nos quedaban mirando, mientras otros saludaban con total naturalidad a mi esposo. Solo me mantuve callado en todo momento, observando como conversaban de negocios, que muy en el fondo no entendía y me aburrían.

YoonGi nos presentaba ante muchos ancianos y jóvenes, los cuales se quedaban sorprendidos al escuchar que nos habíamos casado o al ver nuestras manos juntas.

Estuvimos por casi media hora presentándonos ante todos y platicando con alguno que otro empresario, hasta que logré visualizar el buffet. Sonreí y sin pensarlo por mucho me solté de la mano de YoonGi y corrí, prácticamente, hacia aquella mesa llena de postres. Él solo me miró desde lejos, pero aun así continuó conversando con aquellos hombres de alto rango.

La gran mesa contenía muchos dulces y alguno que otro aperitivo que lograba hacerme agua la boca. Observé cada postre y al encontrar bombones de chocolate, no dude en tomarlos. Estaba disfrutando de cada dulce, hasta que...