Bacteria

Capítulo 16: Los "Fénix"

Donia inhaló profundamente para iniciar su explicación.

-Los "Fénix" son un grupo de sobrevivientes, bastante radicales y perturbados, capturan hombres que no les parecen "aptos para el resurgir de la raza humana" para esclavizarlos o utilizarlos de cebo para evitar que los maten las criaturas, y a las mujeres las utilizan para satisfacer sus deseos sexuales, no sé qué sea peor, hombres o mujeres. Tienen su base en un pequeño pueblo no muy lejos.

La idea de pensar en que había humanos que aprovechaban la situación para cometer atrocidades me causaba repudio.

- ¿Fue alguna de estas razones para escapar? -pregunté.

-Si, me obligaban a utilizar telekinesis para cualquier cosa, y en exceso te cansa o incluso puede matarte, varias veces me desmayé debido a esto, sin contar que intentaron violarme varias veces. -sentí aún más asco por esa gente al oír esto. De verdad estaban enfermos y mucho.

-Acerca de tu habilidad...

-Puedo usar telekinesis e influir en la mente de los demás gracias a que mi cerebro fue modificado genéticamente cuando era una bebé para que yo fuera una superdotada. La operación fue un éxito, y me fui desarrollando aún más rápido que los demás niños. Fue un día cuando me di cuenta sin querer de lo que podía hacer, un niño me molestaba en ese entonces, hasta que un día me harté de aguantarlo y al verlo venir con intención de continuar incomodándome, cuando estuvo a mi lado traté de empujarlo, pero antes de siquiera tocarlo, salió por los aires unos cuantos centímetros atrás, cayendo de espaldas. Afortunadamente no se hizo daño, pero después de ese día muchos no se acercaban a mí por miedo, solo mi mejor amiga Erin Turner.

- ¿¡Erin Turner!? Ella está en mi grupo de sobrevivientes.

Los ojos de Donia se iluminaron al escuchar esto.

-Llévame con ella, por favor. De verdad deseo verla de nuevo. Además, nada me gustaría más que parar a los psicópatas que están detrás de todo esto.

-Bueno supongo que no hay ningún problema además de que nunca están de más los aliados.

-Gracias, saldremos mañana temprano, según mis cálculos ya oscureció y no creo que sea seguro, al menos no para mí. -después de esto tiro unos cuantos pedazos más de una silla a la chimenea. -Crear esa ilusión de la niña fantasma me dejo exhausta, ¿te molesta si me voy a dormir ahora?

-Oh no, para nada, iré a bloquear la puerta en la planta baja y haré lo mismo. Descansa.

-Tú también. -se acomodó en un sillón cerca del fuego y cerró sus ojos.

Baje las escaleras y coloqué varías estanterías en el marco de la puerta, una vez terminado esto volví a la segunda planta y me acomode en una silla y deje que mi mente divagara, mirando el fuego. Inconscientemente comencé a quedarme dormido. Una serie de recuerdos se proyectaron en mis sueños. Recordé como fue antes el mundo antes de que descontaminaran la atmósfera. Un día antes, la lluvia caía de nubes casi verdes, eran la 7:27 am. Yo me encontraba en mi habitación, preparándome para ir al colegio. Mi madre abrió la puerta.

-Zack, no olvides tu traje impermeable y tu máscara de oxígeno. Se cuanto la odias, pero puede que hoy sea el último día que la utilices.

De haber sabido lo que pasaría al día siguiente no me hubiera alegrado.

El nombre de Alexander Ivánovich sonaba en cualquier noticiero como el hombre que salvaría al mundo con su invento "New Dawn", una máquina capaz de absorber los gases tóxicos que tanto nos dañaban con una especie de portales que los llevarían a otro rincón del universo.

Así pasó un día bastante normal, volví a mi casa, comí y me bañé lo más rápido que pude. A mis ocho años me fascinaba la ciencia y no me quería perder el momento donde el cielo se iluminaría con el rayo que disparara la maquina y volvería a llenar el cielo de estrellas. A las 8 de la noche, del rascacielos más alto de la ciudad se generó un destello azul claro y poco a poco, la densa capa de smog se fue disipando hasta que no quedo ni rastro de ella. Impresionado, miré el cielo y vi un montón de puntitos brillantes.