Por Jano
Aún no era la hora que había programado con Danila e Isabel para la cena. Estaba verdaderamente entusiasmado, sé que debería asombrarme que de un día para el otro tenga una hija de veinticinco años, pero realmente no me sorprendió porque a pesar de que era muy chico cuando conocí a Isabel, siempre quise formar una familia con ella.
Sí, lo sé, era un niño, apenas tenía diecisiete años cuando la vi por primera vez, pero era perfecta y hermosa y fuera del colegio nos llevábamos tan bien, de no ser por la diferencia de edad estaríamos hechos el uno para el otro.
Cuando era adolescente tenía toda la facha (modestia aparte y aún repleto de canas, la sigo teniendo) y a todas mis compañeras muertas por mí, pero cuando mis ojos se posaron en ella aquel primer día de clases solo la quise a ella. Nuestro amor clandestino era lo que me levantaba cada mañana para ir a la escuela, hasta ese día que me abandonó, ni un solo rastro dejó, solo mi corazón roto.
Durante todos esos años llené el vacío que dejó con cientos de mujeres, nunca nadie la igualó, nadie se aproximaba a su belleza. Era solo un niño, pero la amé.
Aquel día que entrevisté a Nila lo supe, vi reflejada en sus ojos la mirada de Isabel y dos días después descubrí que mis presentimientos eran ciertos. Danila es mi hija y el amor de mi vida había vuelto y esta vez no la dejaría escapar así de fácil. Ellas dos eran mi familia y creo que nunca me casé ni tuve hijos porque las estaba esperando a ellas.
Sí, puedo ser un idiota sentimental cuando me dejo llevar.
Faltaban un par de horas para la cita, lo único que aborrecía era el hecho de tener que compartir la mesa con el hijo de ese idiota que me desvalijó y que justamente ese niño que vio la felicidad de su padre reflejada en sus ojos cuando destruía los sueños de su oponente, sea el novio de Nila.
Mi celular vibró en el bolsillo de mi pantalón, el nombre de mi hija apareció en la pantalla. Respondí pero no hablaba, solo se oían una serie de murmullos que no podía entender, me quedé escuchando y luego la escuché gritar. Estaba en problemas y no tenía idea de donde se encontraba. Todos mis conflictos personales se desvanecieron y agradecí al cielo que ahora me sobrara el dinero y por ser tan protector con lo que quiero, había colocado un GPS en su cartera sin que lo notara.
Continué escuchando mientras abría la computadora para activar el dispositivo.
— ¡Me sacas a la fuerza de la puerta de mi departamento, conduces media hora sin parar en ningún semáforo ¿y aún así pretendes que sea feliz contigo?! – Hubo un silencio – Deja de intentar besarme, Blas.
— No seas arisca. Sé lo que te gusta Dan. Ya te dije, si cooperas será todo más fácil, te darás cuenta de que Noel fue un error y que yo soy la persona con quien deberías estar.
Alguien llamó a la puerta y no dijeron nada más. Un punto rojo se marcó en el mapa, estaba a las afueras de la ciudad, cerca del hotel "Placeres". ¿Cómo había llegado hasta allí? Alguien debería enseñarle algo con respecto a no subirse a autos con extraños a esta niña, un momento, yo debería haberle enseñado eso, después de todo soy su padre.
No podía ir solo, necesitaba a alguien que me apoye en la locura de ir a rescatar a Nila de ese tipo sea quien sea. Solo dos personas sabían de mi parentesco con ella, a Isabel no podía pedírselo, si llegara a contárselo la mataría y de pronto el nombre de esa otra persona se cruzó por mi mente; no era una de mis favoritas, pero sé que daría el mundo por ella. Marqué los siete números en mi teléfono odiándome cada segundo un poco más por tener que hablar con él, a las tres llamadas contestó y me presenté, no lo noté con una gran alegría por saber quién era.
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Incandescente - Parte de mí {COMPLETA}
RomanceTengo el trabajo perfecto, una familia disfuncional perfecta, los amigos perfectos; pero el amor... viene siendo lo más difícil de alcanzar. Por suerte tengo a ese amigo incondicional que es Noel, que siempre estuvo ahí en los momentos difíciles y e...