Dos - Una cita de juego

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Blas me esperaba en la puerta de la confitería, bajando la vista de a ratos para mirar su reloj, estaba segura de que no sabía que conducía mi coche porque no se dio por aludido cuando pasé por su lado. Él llevaba su pelo rubio suelto y vestía un sweater gris de cachemira y un par de pantalones caqui, lo noté nervioso y eso provocó que mi corazón diera un vuelco. Estacioné una cuadra más adelante y podía escuchar los silbidos mientras caminaba, no podía evitar sonreír, mi autoestima crecía con cada paso que daba.

Me dio un beso en la mejilla una vez que terminó de analizarme de punta a punta, levantando sus cejas y sonriendo. "La luz del día te favorece", dijo y un cosquilleo recorrió mi columna vertebral. Me sostuvo la puerta para que pasara y elegimos una mesa alejada de la ventana. Siempre aprovechaba las citas para pedir comida abundante - hace muchísimo tiempo que no tenía una así que aproveché el doble - ordené un licuado, una porción de tarta de manzana, una porción de torta de chocolate (mi favorita), sentía como que ya no cabía dentro de mis pantalones, Blas me observaba atónito y no pude evitar reírme y pedir disculpas.

- ¿Te puedo contar un secreto? - dijo después de un tiempo cuando hubo un pequeño silencio, apoyó su mano sobre la mía que estaba tendida sobre la mesa.

- Soy toda oídos - respondí mirando con un poco de asombro cuando su mano hizo contacto con la mía.

- En realidad soy muy bueno jugando póker, te dejé ganar - solté una carcajada y me atraganté con un sorbo del licuado que pasó por el lado equivocado.

- ¿Me dejaste ganar? - No podía parar de reírme - No quiero parecer presumida pero realmente soy excelente en ese juego, ¿Noel no te lo dijo?

- La verdad, no. Pero es la verdad, yo también soy muy bueno y perdí a propósito - sus ojos grises centelleaban - Iba dispuesto a ganar, Danila, pero te vi y... supe que tenía que tener una muy buena excusa para verte de nuevo - sus dedos se enredaron con los míos y clavó sus ojos en mí.

- Creo que hay una sola forma de averiguarlo. En la próxima partida será la revancha, sin mentiras ni trucos... - él estrechó su mano con la mía cerrando el trato, yo no pude evitar sonreír.

- Es una cita - dijo torciendo su sonrisa - Bien... ¿Y cuál es tu historia con Noel? - sabía que en algún momento lo iba a mencionar.

- Tenemos una larga historia. Nos conocemos de toda la vida, pero solo somos amigos. No deberías preocuparte por él.

- No me preocupo, pero de algo estoy más que seguro de que en el poco tiempo que llevo conociéndolo... nadie puede interponerse entre él y el objeto de su afecto.

- Yo no soy el objeto de nadie y menos de Noel... Ya te dije solo somos amigos - dije y fruncí el ceño, Jesús, estaba cayendo de nuevo en los zapatos de la niña caprichosa, no iba a ser así de nuevo - Lo lamento, no quise decir eso, es que tengo un serio problema con el tema de la pertenencia - me corregí palmeando su mano.

- No tienes por qué disculparte, no debí entrometerme en ese asunto - dijo y cambió rotundamente de tema - Y bien, ¿Y qué haces para vivir? Supongo que tu vida no se remontará solo en los juegos de azar.

- Tengo un trabajo, sí y estoy terminando una carrera - dije pensando cada una de las palabras sin que se me escapara nada que no quisiera decir.

- Y supongo que no me vas a decir de qué se tratan.

- Supones muy bien, no suelo detallar nada de mi vida personal, lo siento.

- ¿Entonces lo que escuché acerca de ti es verdad?

- ¿Qué escuchaste de mi? - dije con el ceño fruncido, aunque estaba casi cien por ciento segura de cual iba a ser la respuesta.

- De que eres mujer... de una noche - dijo pidiendo disculpas con la mirada - Si eres así, ¿por qué accediste a una cita conmigo? Sabías perfectamente que esto era una cita, de lo contrario me hubieras dicho de ir a otro lado anoche.

Incandescente - Parte de mí {COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora