Por Danila
Los ojos me picaban, aún me sentía presa a pesar de que vi como la puerta cayó de repente con un ruido sordo sobre el suelo desvencijado de madera. Mi padre y mi novio aparecieron como flamantes caballeros de brillante armadura en el umbral, parecía tan irreal, aún creía que iba a terminar en una vida obligada junto a Blas. Escondí la cara entre mis manos antes de que se dieran cuenta de las lágrimas y los moretones que tenía en el rostro a causa de mis reproches y castigos de aquel hombre que creí conocer bastante bien, pero uno nunca termina de conocer a las personas.
Me sobresalté cuando un calor poco familiar me envolvió, al principio me asusté y retrocedí enredándome con mi propios pies, pero luego vi esos ojos verdes tan familiares y no pude hacer otra cosa más que agradecerle; las palabras no salían más allá de mis labios así que solo lo abracé, él me respondió con sus brazos cálidos y pude serenarme y ver toda la escena. Noel había inmovilizado a Blas y estaba sentado sobre su espalda, Noel podía ser perfectamente mi príncipe azul aunque él mismo no lo creyera. Me desarmé del abrazo de mi padre, quien entendió lo que quería sin decirle una palabra, pero antes de que intercambiara el lugar con Noel hice algo que hacía un par de horas ansiaba hacer. Tomé la fuerza de donde no la tenía y di varias patadas al cuerpo inmovilizado de Blas, sé que no estuvo bien, pero sí que me sentí mejor después de hacerlo.
- Nena - dijo Noel entre susurros cuando finalmente me abrazó - ¿Estás bien? Mira lo que ha hecho en tu precioso rostro... voy a matarlo - dijo mientras revisaba cada centímetro de mi cuerpo buscando heridas, me dejé llevar, no estaba de ánimos de discutir y tampoco tenía las fuerzas necesarias para hablar, solo quería acurrucarme en un rincón de mi cama y que este día se acabara de una vez. - Háblame, pequeña, dime que estás bien... mueve tu cabeza al menos - asentí con la cabeza apoyada en su pecho mientras él me acariciaba el pelo. Pronto las sirenas de la policía comenzaron a sonar. Se llevaron esposado a Blas quien me miraba con la disculpa reflejada en sus ojos, me dio algo de pena porque nunca creí que yo podría llegar a herir de semejante forma a alguien y no estoy hablando de la manera que lo golpeé mientras estaba en el suelo, sino sentimentalmente; siempre fui yo la que terminaba con el corazón destrozado luego de una efímera relación, pero esta vez los papeles cambiaron y no se sintió tan bien. Cuando lo encontré en la puerta de mi departamento (bueno, de mi anterior departamento) como si tuviera rayos x pude ver la rajadura en el medio de su corazón y solo yo era la culpable. Luego estaba Noel, ese hermoso hombre que era todo mío, que cuando se lo proponía podía ser el más dulce de los caballeros. Y finalmente mi último descubrimiento, Jano, mi padre ¿Podría alguna vez llamarlo por ese nombre? Antes de que todo esto pasara pensaba que debía ganarse ese puesto, pero ¡Jesús, me había salvado la vida! Y que mejor manera de subir unos cuantos peldaños con semejante hazaña. Sin embargo sabía que no era uno de los tantos fans de Noel, que el solo hecho de que su padrastro lo haya dejado en bancarrota hacía muchos años, de cierta forma siempre lo iba a sentir como en parte culpable de su derrota. Después de varias horas de declaraciones en la comisaría, Jano nos ofreció pasar un rato en su casa, en realidad no me sentía con ánimos de socializar pero luego de haberme rescatado... Dijimos que solo pasaríamos un rato, solo un trago, de verdad necesitaba un trago.
En el ascensor viajamos en silencio hasta el quinto piso, la segunda puerta del elevador era la del departamento, un semipiso bastante moderno pero que decía a gritos "soy soltero". Mi mano estaba aferrada a la de Noel, estaba un poco aterrada por el hecho de tener que lidiar con mi padre por primera vez fuera de la oficina. Mi padre es inmundamente rico y su casa no lo reflejaba en ningún detalle, era lo más sencillo que había visto en mi vida. Desde que lo conocí creí que su casa sería una gran mansión pero me llevé una sorpresa cuando entramos y me encontré con un living comedor algo pequeño, un sofá de tres cuerpos de cuero negro, unos pocos cuadros de paisajes colgaban en la pared de color blanco, fotografías de recuerdos de la escuela, graduación, padres, abuelos, familiares, un balcón estilo francés daba una vista privilegiada a la gran ciudad con sus luces extravagantes, pero algo más peculiar llamó mi atención en la mesita ratona en el centro del salón, un portarretrato de un material que no concordaba con el resto de los objetos, era viejo, muy viejo. Me acerqué sigilosamente para ver qué fotografía tenía en su interior. Primero observé el paisaje por el gran ventanal detrás del sofá y luego giré sobre mis talones y vi a una joven muy parecida a mí, pero lo único que nos diferenciaba era el color de ojos, los de ella eran castaños y lo supe al instante, esa joven concentrada intentando explicar algo escrito en el pizarrón era mi mamá.
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Incandescente - Parte de mí {COMPLETA}
RomanceTengo el trabajo perfecto, una familia disfuncional perfecta, los amigos perfectos; pero el amor... viene siendo lo más difícil de alcanzar. Por suerte tengo a ese amigo incondicional que es Noel, que siempre estuvo ahí en los momentos difíciles y e...